La muerte del patrullero Boris Alexánder Benites Leclerc durante un operativo de desalojo de los manifestantes que bloquean la vía Panamericana en el Cauca, se convirtió en la primera consecuencia fatal que sucede en medio del paro que adelantan los indígenas desde el pasado 12 de marzo. Como era de esperarse, el hecho trágico endureció la postura del Gobierno en su negativa de sentarse a dialogar en medio de las vías de hecho. Mientras que por el lado de las autoridades señalan que la protesta está infiltrada por disidentes de las Farc, desde el Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) aumentan las denuncias de violaciones a los derechos humanos y presuntas infiltraciones de miembros de la fuerza pública en la minga. “La situación se presentó aproximadamente a las tres de la tarde cuando la comunidad minguera identificó la presencia de tres hombres sospechosos en uno de los sitios de concentración del sector La Agustina. Cuando la guardia indígena realizó la requisa encontró prendas de las fuerzas militares. Los tres personajes no pudieron justificar que eran civiles, se comprobó que estas personas eran pertenecientes a las fuerzas militares de Colombia”, denunciaron desde el Cric a través de un comunicado. Puede leer: ¿Quién era el policía asesinado en medio del paro en el Cauca? Y en medio de ese cruce de señalamientos, en redes sociales fue creciendo una versión que hasta el momento no ha sido ni desmentida ni confirmada por las autoridades: que el patrullero Benites murió cuando manipulaba una “recalzada”. Las “recalzadas”, como las llaman los policías, son hechas con cartuchos usados de gases lacrimógenos, rellenos de pólvora y canicas. Se disparan desde las mismas pistolas Trufly. En la versión que pusieron a circular por redes distintas organizaciones sociales afines a la protesta en el Cauca, aseguran que el patrullero Benites Leclerc murió “cuando manipulaba un artefacto explosivo conocido como RECALZADA el cual es disparado por la Policía contra los manifestantes. Durante la explosión varias esquirlas se incrustaron en su tórax y cuello por lo cual fue trasladado en helicóptero hasta la Fundación Valle de Lili en Cali donde falleció”. Y agregan que “durante la explosión también resultaron heridos el patrullero Wilmer Andrés Álvarez que ayudaba en la manipulación del artefacto explosivo y fue trasladado hasta el hospital de Santander de Quilichao en donde permanece estable, aunque con graves quemaduras en sus manos y laceraciones en sus piernas, así como el policía Maicol Enrique Flores Rozo, con una esquirla del cartucho de gas incrustado en su pierna derecha”. En medio de todos esos antecedentes y versiones hay un hecho incontrovertible que ya fue confirmado por fuentes de Medicina Legal a este medio: la herida mortal que tenía el patrullero Benites, fue causada por una bala. Esa versión coincide en parte con el comunicado expedido por la Policía en donde explican lo ocurrido ese martes 19 de marzo. En ese documento la institución detalló que “durante los hechos, miembros de la Policía Nacional identificaron dentro del entorno de la manifestación pública varios encapuchados, quienes lanzaban artefactos explosivos improvisados atentando contra la comunidad y el Escuadrón Móvil Antidisturbios que custodiaba la vía Panamericana”. En ese mismo reporte, la institución confirma que además hubo disparos y asegura que eran hombres “(…) con uniformes camuflados, brazaletes y armas de fuego de largo alcance”. Todo ello, sumado a los videos que circularon del momento, reforzó la tesis inicial en el sentido que el patrullero Benites tenía una herida de bala en el cuello. Aunque es preciso aclarar que en el comunicado de la Policía nunca se afirma que las heridas del patrullero eran de bala, lo que sí asegura es que los otros cuatro uniformados tenían heridas causadas por esquirlas. La estocada final a esa tesis de infiltración la dio el general Luis Fernando Navarro, comandante de las Fuerzas Militares, durante una entrevista a la emisora La W. En esa emisora el oficial además ratificó que tanto para él como para el presidente Iván Duque, en esa protesta “hemos visto una violación de derechos y una comisión de delitos”. A renglón seguido reveló que para las autoridades está claro que la infiltración de la protesta es liderada por alias Majin Boo, un disidente que militó durante 14 años en el Sexto frente de las Farc y que lidera un grupo que se autodenomina columna móvil Dagoberto Ramos. “Información de inteligencia nos puede decir que ahí delinque el grupo armado residual, estructura sexta, cuyo cabecilla es alias Majin Boo. Este bandido pertenece a las etnias indígenas de la región y es el cabecilla de algo que ellos autodenominan la columna móvil Dagoberto Ramos”, aseguró el oficial. Le puede interesar: ¿Qué piensa el presidente Duque del paro indígena en el Cauca? Sin embargo, desde la policía del Cauca identifican como líder de esa disidencia a un exguerrillero que llaman con el alias de Barbas. Lo cierto es que para ambas instituciones en esa zona del Cuaca delinque la columna móvil Dagoberto Ramos. Lo que pocos saben es que desde noviembre del año pasado esa organización criminal declaró como objetivo militar a los indígenas del Cauca, Valle, Huila y Tolima. Lo hicieron a través de un panfleto intimidante y el hecho fue denunciado en su momento por la Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic). “El viernes 9 de noviembre de 2018, en el caserío del corregimiento de Ríonegro, municipio de Íquira, Huila, aparecieron en sus calles panfletos firmados por un grupo autodenominado “columna móvil Dagoberto Ramos Farc-EP” en las que se amenaza a los cabildos indígenas del Valle del Cauca, Cauca, Tolima y Huila, especialmente su guardia indígena”, denunció la Onic Básicamente el panfleto amenaza a los indígenas porque cumplen su función de autoridad territorial en contra de los grupos armados ilegales. En contexto: ¿Cuánto vale el paro indígena del Cauca? “Hacemos un llamado a los comuneros del Valle, Cauca, Huila y Tolima a la reflexión porque algunos líderes indígenas están haciendo el trabajo de policías, sijin, ejército y otros organismos del gobierno colombiano. Como ejemplo pueden ver la acción que hizo la guardia en Inzá, Cauca, de igual manera están actuando con nuestras unidades farianas capturando nuestra gente y ellos mismos acusándolos de cosas que les competen a las fuerzas del gobierno”, dice uno de los puntos del panfleto amenazante. Los indígenas se tomaron en serio esa advertencia porque en la región es claro que varias de las muertes de líderes indígenas y sociales ocurridos desde el año pasado, se le han atribuído a ese grupo disidente que entró en una guerra a muerte con los Pelusos, por el control territorial del norte y centro del Cauca. En medio de todos esos antecedentes y versiones hay un hecho incontrovertible que ya fue confirmado por fuentes de Medicina Legal a este medio: la herida mortal que tenía el patrullero Benites, fue causada por una bala. Así las cosas, ahora el debate girará en torno a quién la disparó.