En Ecuador hay una tormenta política y judicial. La razón tiene que ver con las más recientes decisiones judiciales sobre el caso de un hombre llamado Fernando Balda. Ese exasambleísta en las últimas semanas ha acaparado los titulares porque las autoridades han adoptado determinaciones contra integrantes de la inteligencia ecuatoriana señalados de intentar secuestrarlo en Bogotá en 2012. En ese momento Balda permanecía en la capital colombiana, refugiado por ser un duro crítico del entonces presidente Rafael Correa. Seis años después, las autoridades del país vecino acusan al hoy exmandatario ecuatoriano de ser el responsable de ordenar ese secuestro y podría terminar en la cárcel.El jueves 14 de mayo en las calles de Quito se enfrentaron seguidores y detractores de Correa. Una jueza le había solicitado a la Asamblea Nacional de ese país adelantar un juicio contra el expresidente por el caso. Al caer la noche y tras una larga y convulsionada votación, ese órgano legislativo concluyó que no es competente para enjuiciar al exmandatario. Optaron por enviar el caso a la justicia ordinaria que juzgará a Correa como un ciudadano del común, por lo que tiene un alto riesgo de terminar con una orden de arresto en su contra. Estas decisiones se enmarcan en las tensiones políticas que vive Ecuador por el abierto enfrentamiento entre el presidente Lenín Moreno y su antecesor y antiguo mentor político.Este lunes, después de que SEMANA revelara los detalles que rodean este lío judicial contra el expresidente, Correa fue vinculado a la investigación del secuestro del exdiputado, delito que le daría por lo menos 5 años de cárcel en el vecino país. La jueza Daniella Camacho dispuso que el exmandatario se presente cada 15 días ante la suprema Corte Nacional de Justicia (CNJ) para que responda en la investigación como autor presunto autor mediato del secuestro. La defensa calificó la medida como insólita, ya que Correa vive en Bélgica con su familia. Puede leer: Secuestro de un opositor ecuatoriano en Cedritos: la verdadera historiaSecuestro en CedritosFernando Balda había acompañado a Rafael Correa en su partido Alianza País, pero en 2009 se pasó a la oposición. Hizo parte de la Asamblea Nacional del Ecuador y asesoró al expresidente Lucio Gutiérrez, el mayor crítico de Correa. Integró el equipo que asumió la defensa de Juan Manuel Santos en el proceso judicial que se adelantaba en el vecino país por el bombardeo en el que murió Raúl Reyes. En entrevistas, blogs y páginas web, Balda se dedicó a realizar toda suerte de denuncias y críticas contra Correa. Entre otros, señaló al gobierno ecuatoriano de disponer presuntamente de una central secreta desde la que estarían espiando a políticos y periodistas contrarios al régimen. Lo demandaron por injuria y buscó refugio en Colombia, primero en 2009 y luego desde mediados de 2010.Una vez en Bogotá se radicó con su compañera, Vanessa Castelo, y sus cuatro hijos en el barrio Cedritos, al norte de la capital colombiana. En ese entonces sus posiciones radicales contra Correa permitieron que tuviera acogida en el círculo más cercano del expresidente Álvaro Uribe, entre ellos por José Obdulio Gaviria. Desde Colombia continuó publicando toda suerte de denuncias contra Correa, al tiempo que miembros del círculo uribista lo invitaban a conversatorios y conferencias y participaba con frecuencia en las actividades y debates de la Fundación Internacionalismo Democrático.Con esta fundación, Balda estuvo en una conferencia el 10 de mayo de 2012 en el hotel Las Lomas, cerca al aeropuerto de Rionegro, que sirve a Medellín. Allí presentó a tres compatriotas suyos llamados Luis Chicaiza, Wilson Jarrín y Daniela Gaibor. El primero se acreditó como miembro de una ONG y los otros dos, como parte de un movimiento político de oposición a Correa. Ese evento produjo una fuerte protesta de la embajada de Ecuador en Bogotá e incluso del propio Correa, pues en Quito consideraron que se trató de una intromisión indebida en sus asuntos internos.Le recomendamos: Político opositor expulsado de Colombia va a una cárcel en GuayaquilA las pocas semanas, el 5 de julio de 2012, Balda se vio envuelto en una especie de operativo cuando salía de su apartamento. Tras abordar un taxi, varios hombres lo interceptaron y lo llevaron a las autoridades de migración con el fin de deportarlo a Ecuador. Sin embargo, quedó libre a las pocas horas, pues no había en ese momento orden de captura de Interpol ni requerimiento alguno en su contra. Balda denunció haber sido víctima de un intento de secuestro por un comando y fue tildado de paranoico.Un mes más tarde, el 13 de agosto de 2012, a las 7:40 de la noche, Balda se acababa de despedir de su compatriota Luis Chicaiza y caminaba por una calle del barrio cuando una camioneta frenó a su lado y varios hombres lo subieron al vehículo a la fuerza.Pero corrió con suerte. Un taxista vio la escena y llamó a sus colegas y a la Policía. Varias patrullas y vehículos de servicio público se lanzaron en una persecución a alta velocidad por las calles del concurrido sector, y luego por la autopista Norte. La Policía instaló barricadas y los plagiarios no tuvieron otra opción que tomar una trocha a la altura de la calle 200 en donde dejaron abandonado el vehículo con el secuestrado y escaparon por los potreros. La Fiscalía comenzó a investigar el intento de secuestro, y lo que encontró dejó sorprendidos a los agentes del CTI.Le sugerimos: Operación BaldaEn el vehículo abandonado las autoridades hallaron varias huellas digitales entre las que aparecían las de un hombre de Puerto Tejada, Cauca. Al día siguiente del intento de plagio un grupo de investigadores viajó hasta ese municipio y localizaron al hombre, quien acababa de llegar de Bogotá. Desconcertado por la rápida llegada de las autoridades a su vivienda, solo atinó a hablar.Aceptó haber participado en el intento de secuestro de Balda. Contó que el 10 de agosto recibió una llamada de un amigo de infancia que en ese momento se desempeñaba como cabo del Ejército de Colombia, en una unidad en el Meta. Este amigo le dijo que viajara a Bogotá para “una vuelta” y que un tercer participante le daría los detalles en Puerto Tejada. Este último le explicó que “la vuelta” consistía en secuestrar a una persona y llevarla hasta Ipiales, por lo que recibirían 30 millones de pesos.Hasta ese momento solo había colombianos involucrados en el intento de secuestro. Pero la investigación terminó por destapar que detrás de la operación había agentes de la inteligencia ecuatoriana que actuaron ilegalmente en Colombia. Las autoridades establecieron que entre el 9 y el 31 de mayo de 2012 estuvieron hospedados en varios hoteles en la capital mientras hacían labores de inteligencia para llevar a cabo el plagio. Incluso, la Fiscalía colombiana tiene en su poder un video en el que aparece un grupo de hombres mientras planean ese primer secuestro cerca del apartamento de Balda en Bogotá.Después de salvarse del intento, Balda permaneció en Colombia hasta octubre de 2012 cuando las autoridades migratorias colombianas le informaron que tenían la orden de deportarlo. Le dijeron que Ecuador lo había requerido por existir una sentencia de un juez en su contra por “injuria calumniosa grave”. Lo llevaron hasta el aeropuerto militar de Catam en donde un avión de la FAC lo transportó hasta Quito.La Fiscalía General y el Gaula de la Policía investigaron ampliamente en Colombia el caso Balda, como se conoce a este episodio. Como resultado de esas pesquisas las autoridades nacionales capturaron a los cinco colombianos que ayudaron a los agentes ecuatorianos con el secuestro, entre ellos dos exmilitares, que terminaron condenados y actualmente están en prisión.Balda duró dos años detenido en Ecuador y al recobrar la libertad inició una batalla que lleva varios años. En su país las autoridades capturaron a varios agentes de inteligencia que participaron en la operación, estos contaron detalles del caso y delataron a los demás involucrados, entre ellos altos funcionarios de ese país. Todos afirmaron que la orden provino de Correa y la propia Presidencia destinó los recursos económicos necesarios para ejecutar el plan. Esas declaraciones hoy tienen a Correa en el ojo del huracán y al país dividido.