Aunque Rafael Nieto es el más novato de los cuatro (hasta el momento) precandidatos presidenciales del Centro Democrático, se llevó la mayor cantidad de aplausos en la reciente convención del uribismo. Con un discurso contundente contra el gobierno de Juan Manuel Santos acaparó todas las miradas.Aunque trabajó en el gobierno Uribe, e hizo parte de los negociadores del No con el gobierno, después del plesbiscito, no tiene experiencia en materia electoral. Pese a ello no le incomoda que le digan primíparo, por el contrario asume su condición. “Yo soy un primíparo. Tengo conocimiento del Estado porque estuve en el Viceministerio del Interior y de Justicia y fui asesor del Ministerio de Defensa por muchos años, pero nunca en mi vida he hecho política electoral así que sin duda soy un primíparo”, dijo Nieto en entrevista con Semana.com.Semana.com: ¿Qué lo llevó a ser hoy un precandidato presidencial?R.N.: Un conjunto de personas, desde finales del año pasado y con más énfasis a principio de este, me empezaron a buscar con la idea de que defendiera públicamente las ideas que estaban expresadas en mis columnas de opinión y en mis intervenciones como analista político. Creían que el espacio estaba dado para que una figura nueva, joven, renovadora y sin pasado político, tuviera claridad en la defensa de las convicciones y carácter. Me convencieron.Semana.com: ¿Siente que tiene posibilidades de ganar la candidatura cuando sus competidores, dos de ellos congresistas, pueden tener más exposición ante la opinión pública?R.N.: Como expresé en la convención necesitamos es unión, equipo y, además, una gran alianza con todos aquellos de los que están convencidos, y así no estén con el uribismo ni en el Centro Democrático, de defender la democracia. Este esfuerzo puede ganarse y yo estaré en la mejor disposición de trabajar, acompañar y apoyar a aquel que finalmente sea el candidato.Semana.com: Dijo en su presentación que el triunfo no puede ser de un precandidato, sino que se necesita una gran alianza republicana. ¿A qué se refiere?R.N.: Hay que convertir la formación del No en una alianza propositiva y que le ofrezca al país una visión de futuro, de esperanza y de construcción para una Colombia en paz y segura. En esa alianza hay que contar con el 66 por ciento que no votó en el plebiscito, con el 85 por ciento de colombianos que no están contentos con la gestión del presidente Santos, con muchos que votaron por el Sí, convencidos con la propaganda del gobierno, pero que se han dado cuenta de los peligros que habíamos advertido. La gran alianza no es solo con el uribismo, es con todos aquellos que encuentran necesario una fórmula distinta de pensar y gobernar este país.Le puede interesar: "La coalición que quiero es con todos los colombianos ”: Carlos Holmes TrujilloSemana.com: ¿Y cómo convencer a ese 66 por cioento de la población que no votó en el plebiscito?R.N: Este no es un proceso político entre Santos y Uribe, este no es un proceso político entre el Sí y el No. Es un proceso distinto para 2018 en el que nos estamos jugando una alternativa diferente, entre la continuidad del gobierno de Santos y una gran alianza republicana que rescate la democracia, y una solución de capitalismo popular que permita que ese 35,5 por ciento de colombianos que viven debajo del nivel de pobreza puedan superarla, y crear un país de propietarios. No hay un discurso de polarización, tampoco de división. Hay un discurso para todos los colombianos, una nueva alternativa para ofrecer”.Semana.com: Pero en la pasada convención el discurso más radical contra el presidente Santos y el proceso de paz fue el que usted pronunció…R.N.: “Y lo seguiré teniendo porque el presidente Santos tuvo la oportunidad de hacer una gran coalición entre los que no hemos secuestrado, ni asesinado ni nos hemos dedicado al terrorismo y al narcotráfico para mover nuestras ideas.Semana.com: ¿Y eso no es alimentar la polarización?R.N.: En lo absoluto. El presidente Santos decidió aliarse con las FARC, desconoció el resultado de la voluntad popular en el plebiscito y arrasó por encima a todos los que votaron en su momento por una forma distinta. Eso quedó en el pasado. Yo seguiré siendo crítico del proceso de paz y hay que hacer correcciones. Lo que las personas están esperando en 2018 son soluciones concretas de la pobreza, corrupción, educación, desempleo, presencia del Estado en las regiones. Yo no me dejo encasillar en el plebiscito ni en el proceso de paz.Semana.com: ¿Usted comparte del todo la posición de Fernando Londoño de hacer “trizas el acuerdo de paz”?R.N.: Hay que rescatar unas cosas, pero hay que corregir otras. Esa fue la posición que tuvimos los negociadores del No después del plebiscito, pero el presidente nos burló. Hay que hacer las correcciones de fondo que se han demandado por la voluntad mayoritaria en ese 2 de octubre.Semana.com: ¿Qué hay que cambiarle a ese acuerdo?R.N.: Hay que recuperar para el Estado la capacidad de combatir con todas las armas el narcotráfico y los narcocultivos. No podemos seguir en el océano de las 200.000 hectáreas de coca. Segundo, hay que sacar de toda duda que los esfuerzos que se hagan en materia de tierras y de reforma rural no pongan en peligro la propiedad de campesinos. Necesitamos recortarle las facultades extraordinarias al presidente de la república. Hay que devolverle las competencias y la capacidad de debate y proposición a los parlamentarios, que castraron con el ‘fast track’. Hay que recuperar la dignidad de la rama judicial a la que le quebraron el espinazo con el tribunal de justicia. La cereza es que sí hay que entregarle a las FARC la posibilidad de hacer política, es inaceptable que se le hayan entregado unas ventajas que a ningún partido político en Colombia.Semana.com: Eso es básicamente tumbar el acuerdo que se firmó...R.N.: Hay que cambiarle esos puntos, en mi opinión. Y no es todo el acuerdo. Hay unos temas que cambiarlos y que si la gente vota mayoritariamente en mayo y junio del próximo año por esa fórmula, hay que respetar esa voluntad mayoritaria que quedaría doblemente expresada, primero en el plebiscito, que negó el acuerdo que el presidente implementó, y después en las elecciones presidenciales donde la gente apoya una fórmula que dice que hay que cambiar unos temas del acuerdo. Eso es una democracia”.Le recomendamos leer: Luis Alfredo Ramos aspira a ser candidato de la oposición Semana.com: En el tema de las alianzas, usted mencionó a la senadora liberal Sofía Gaviria y al periodista Herbin Hoyos. ¿Los vinculará a su proyecto?R.N.: “Es que el gobierno ha venido sosteniendo que las víctimas de las FARC están en el centro de los acuerdos y usted se sienta hablar con las víctimas y resulta que es mentira. Un acuerdo de paz tiene que tener como centro a las víctimas y eso no ocurrió en este acuerdo, a pesar del discurso de las FARC y del gobierno. Así que a Herbin, al general Luis Mendieta y a Sofía Gaviria hay que darle los espacios y reconocimientos de carácter político.Semana.com: ¿Cómo vio la presencia del exprocurador Ordóñez y de Angelino Garzón en la convención?R.N.: Hay sectores en el Centro Democrático que creen que el partido no debería abrirse a otras vertientes. Yo tengo una teoría completamente distinta: más allá de si la gente votó, más allá de cuál es el partido político, lo que necesitamos en el país es una alianza de todos aquellos que puedan compartir. Es una alianza doctrinal, de ideas que defiendan la institucionalidad republicana.Semana.com: Algunos dicen que poner en la misma mesa a Ordóñez, con personas que están en el centro del partido, como usted, y con otros que no son del Centro Democrático como Angelino Garzón termina agrietando una candidatura. ¿Qué piensa?R.N.: Creo que el Centro Democrático tiene que encontrar una persona que refleje claramente las ideas del partido. Es claro que el Centro Democrático no puede equivocarse de nuevo y elegir un personaje como Santos que usó la plataforma, la doctrina y a los votantes del partido para terminar gobernando con una plataforma, unas ideas y unos aliados políticos completamente distintos. Pero también estoy convencido de que a partir de esa candidatura, hay que abrirse a una gran alianza.Semana.com: ¿Ese candidato podría ser Luis Alfredo Ramos?R.N.: Sin la menor duda. Luis Alfredo Ramos es un hombre con una gran trayectoria política, con éxitos electorales comprobados y con muchísimas calidades. Me parece que él sería un formidable precandidato y ojalá resuelva a favor su situación judicial. Le doy mi bienvenida de antemano a esa posibilidad.Semana.com: ¿Le da la bienvenida y le cede el puesto?R.N.: No, yo competiré hasta el final, hasta que se defina cuál será el candidato, pero lo haré con lealtad y con compañerismo sabiendo que los otros candidatos no son ni contradictores ni adversarios, sino compañeros en la lucha al término de la cual se escogerá a uno de ellos que represente de manera adecuada la doctrina del Centro Democrático. Ya sea Iván Duque, Luis Alfredo Ramos, Carlos Holmes Trujillo o María del Rosario Guerra, tendrá todo mi apoyo, mi esfuerzo y mi trabajo para que culmine exitosamente la tarea fundamental que es la de recuperar el poder en 2018 y ofrecerle al país una solución.Puede leer: El eufórico discurso de Paloma ValenciaSemana.com: ¿Y si Luis Alfredo Ramos fuera el candidato del Partido Conservador harían alianzas con ellos?R.N.: Lo que entiendo es que Luis Alfredo aspiraría al Centro Democrático. Para que el partido apoye un candidato del Partido Conservador se requiere que tenga el total apoyo, porque hoy por hoy ese partido está en el gobierno, votó a favor del plebiscito y no tiene la fuerza, ni el tamaño, ni el apoyo ciudadano del Centro Democrático. En principio me parecería ilógico que el partido terminara apoyando un candidato de los conservadores. Tendría que darse un enorme revolcón al interior de ese partido, y un gran fracaso del candidato del Centro Democrático, para terminar con un candidato presidencial conservador y un vicepresidente del partido”.Semana.com: ¿Qué le propone al país para ganarse la candidatura del Centro Democrático?R.N.: Esta es una democracia insuficiente y hay que profundizarla. Para eso hay que incluir en las necesidades básicas a ese 35.5 por ciento de colombianos que viven por debajo del nivel de pobreza. Hay que disminuir los impuestos para devolverle el dinero que hoy le está arrebatando el Estado al bolsillo de los colombianos, para que lo gasten en lo que ellos creen que debe ser gastado. Eso incentiva la inversión y el consumo. Eso hay que hacerlo con una lógica de región, pero desafortunadamente hay gobiernos como este, bogotanos y centralistas, que no conocen el país.