Desde hace muchos años las Farc han intentado atacar a las ciudades. Desde la VII Conferencia en mayo de 1982, sus cabecillas mostraron la intención de trasladar la guerra al ámbito urbano mediante atentados, secuestros y extorsiones. En los últimos años Jorge Briceño, alias el 'Mono Jojoy', jefe militar de esa guerrilla, también ha anunciado públicamente ese plan. Y dentro de esa estrategia, uno de los principales objetivos siempre ha sido Bogotá. Las Farc tienen claro que cualquier golpe en la capital tiene la capacidad de producir un impacto incomparable tanto a escala nacional como internacional. En el pasado eso quedó demostrado cuando las Farc ganaron notoriedad tras los atentados cometidos en Bogotá, desde el perpetrado en la posesión del presidente Álvaro Uribe hasta los ataques, en 2003, contra el club El Nogal y la Zona Rosa, y el atentado contra el entonces presidente de Fedegan, Jorge Visbal. Sin embargo, si algo ha quedado en claro, especialmente este año, es que la capital se ha convertido en un terreno hostil para las Farc. "Cada ataque ha tenido un coste elevado para los insurgentes, en la medida en que las fuerzas de seguridad han respondido a los incidentes terroristas con operaciones que han desarticulado fragmentos sustanciales de la infraestructura insurgente en la capital", afirma el analista Román Ortiz, profesor e investigador de la Universidad de los Andes y uno de los mayores expertos en las Farc y en temas de seguridad y terrorismo. Este año la Policía Metropolitana de Bogotá, MeBog, ha capturado a 65 miembros de diferentes estructuras de las Farc. Se trata de arrestos de gran trascendencia ya que no son simples milicianos o colaboradores urbanos sino personas de importancia estratégica en la guerrilla. Entre los capturados por el Grupo Antiterrorista de la MeBog está Francisco Javier Rivera, alias 'Julio', responsable, entre otros actos terroristas, de la explosión en enero de 2002 de una bicicleta bomba que mató a cuatro policías, una niña y dejó heridas a 28 personas en el sur de la ciudad. Otras de las capturas significativas fue la de Adolfo Toledo Medina, 'Dólar', y Arturo Montaño, autores materiales del atentado con granadas en la Zona Rosa de Bogotá, el 15 de noviembre del año pasado, en el que murió una mujer y 73 personas resultaron heridas. En la lista de los 65 capturados no sólo están casi todos los responsables de los ataques terroristas que han ocurrido en la ciudad en los últimos tres años. Incluso más importantes han sido las capturas de guerrilleros justo antes de que ejecutaran sus acciones (ver recuadros). El más reciente fue el caso de Norbey Triviño Ramírez, alias 'Tribilín', miembro del Frente 53 de las Farc capturado a comienzos de noviembre, cuando iba a atacar diferentes blancos con granadas de 40 milímetros."Las capturas han representado un fuerte golpe porque para las Farc es difícil crear esas células urbanas, que exigen un mayor entrenamiento y personal más calificado, dijo a SEMANA el comandante de la MeBog, general Héctor García Guzmán. La capturas y los ataques que se han evitado son el resultado no sólo de un trabajo permanente de inteligencia y de policía judicial, sino que han sido posibles gracias, sobre todo, a la cooperación de la ciudadanía", afirma el alto oficial.El elevado número de capturas y el material de guerra como explosivos, granadas y fusiles, que semanalmente se incauta a las Farc en Bogotá, muestran que, al contrario de la percepción de la ciudadanía, ese grupo guerrillero no ha renunciado a intentar atacar la ciudad. Pero también dejan en claro que la Policía y los organismos de seguridad en la capital han realizado una importante labor para 'blindar' la ciudad. Y eso es algo que se ve reflejado en las estadísticas.Según cifras de la Presidencia de la República, mientras en 2002 el promedio mensual de actos terroristas en Bogotá fue de 11 y en 2003 de cuatro, este año el promedio ha descendido a menos de uno. Según el programa presidencial de derechos humanos, Bogotá registró este año una disminución del 73 por ciento de actos terroristas al pasar de 48 acciones el año pasado a sólo siete en lo que va corrido de 2004.Pero si bien los golpes que han recibido las Farc en Bogotá han sido importantes, no se puede cantar victoria. "La sofisticación en el manejo de explosivos, el desarrollo de nuevas formas organizativas y el reclutamiento de militantes urbanos son señales que apuntan a que las Farc están lejos de desistir de su estrategia terrorista, afirma Ortiz en su análisis. Si tradicionalmente los insurgentes habían centrado su interés en captar jóvenes de extracción rural, la detención de dos estudiantes de medicina acusadas de cometer un atentado contra un bus de TransMilenio en marzo reveló un énfasis de la guerrilla en adherir a sus filas a universitarios con experiencia urbana", concluye OrtizSi bien la guerra está lejos de finalizar en Bogotá, los resultados contra el terrorismo de este año evidencian que las autoridades han conseguido mantener a raya a las Farc en la capital. Y eso es bastante meritorio.