De manera sorpresiva, la Fiscalía General presentó un preacuerdo firmado con Gustavo Adolfo Agámez Lara, el hombre acusado de asesinar a sangre fría a Juan Esteban Álzate, un joven de 15 años de edad, dentro de un bus de TransMilenio en la noche del pasado 8 de octubre. En la negociación se fijaba modificar el delito de homicidio agravado de autor a cómplice, lo que establecía una notable rebaja en la pena.
En la presentación del preacuerdo el fiscal del caso anunció que la pena de cárcel se fijaría en 240 meses de prisión, es decir, 20 años. Esto representaba una rebaja del 50 % en la sentencia por aceptar cargos. Tras conocer esto, la Procuraduría y los representantes de la familia del joven asesinado manifestaron su oposición, asegurando que no existían motivos para modificar los agravantes del delito, advirtiendo que la ley es muy clara cuando señala que no se puede hacer un preacuerdo con una persona implicada en un crimen contra un menor de edad.
Para el momento de los trágicos hechos, Juan Estaban iba a cumplir 16 años por lo que Agámez Lara no podía recibir ningún tipo de beneficio judicial. Estos argumentos fueron avalados por el juez de conocimiento de Bogotá que no avaló el preacuerdo y le ordenó a la Fiscalía General presentar nuevamente el escrito de acusación sin ninguna rebaja en la condena.
En la imputación de cargos, la Fiscalía General indicó que existían pruebas documentales y testimoniales suficientes para identificar a Agámez Lara como la persona que atacó con un cuchillo –y sin ninguna justificación– al joven Juan Esteban que se encontraba en medio de una discusión con otro pasajero. Tras atacarlo salió como si nada del bus mientras el joven se desangraba dentro del bus articulado.
En los videos de una de las cámaras de seguridad dentro del bus quedó registrado que en la estación de Zona Industrial, Agámez se subió en compañía de una mujer y una menor de edad. En el bus articulado ya se estaba presentando una agitación entre varios pasajeros, entre ellos Alzate. “Sin ser parte del problema”, el hombre sacó un cuchillo que portaba en su pantalón y atacó directamente a los jóvenes que se encontraban en medio de la discusión.
“En el momento en el que la víctima se encontraba totalmente desprevenida, en un estado de indefensión, y sin mediar palabra alguna, esgrime esa arma blanca a la altura del pecho, lo que le causa una herida en la región del tórax izquierdo”, reveló el fiscal del caso en la audiencia de imputación de cargos celebrada el 14 de octubre.
Uno de los acompañantes del menor, al ver la situación, se abalanzó sobre Agámez Lara. “No bastando con lo que presuntamente usted había hecho, lo agrede a la altura de la cabeza, en la parte derecha”. Por los gritos de los otros pasajeros, el conductor para el vehículo articulado en la estación CDS carrera 32, situación que fue aprovechada por el agresor para salir con su pareja sentimental y la menor “sin ser capturado”.
Los videos y los testigos dejaron ver que el hombre caminaba empuñando el arma blanca. “La víctima queda en la estación gravemente herida, es auxiliada por agentes de la Policía Nacional que lo trasladan al Hospital Santa Clara”. Debido a la gravedad de la herida, el menor de edad falleció en el centro médico.
El fiscal advirtió que Agámez actuó con dolo, puesto que sabía del daño que podía causar con su ataque a las dos personas que se encontraban en el bus. “Usted tendría la calidad de autor material”. En este caso existe un agravante, puesto que la víctima era menor de edad; los hechos se presentaron sin ser parte de la discusión que estaba viendo, es decir, nunca actuó en defensa propia o se sintió amenazado”.
Después de esta acción, el hombre salió del bus como si nada hubiera ocurrido. Cuando tuvo conocimiento de la muerte del joven emprendió la huida y se escondió en la casa de sus padres ubicada en zona rural de Montería (Córdoba). Cuando vio la noticia en los medios de comunicación les confesó a sus padres que él había sido el asesino: “Yo lo hice, yo maté a ese muchacho. Perdón, papá”.
Las pruebas documentales indican que el hombre le reveló a su compañera sentimental que iba a cambiar su aspecto físico para que no lo reconocieran en la calle, ya que su fotografía estaba circulando a nivel nacional, gracias a los videos que lograron captar las cámaras de seguridad tras el cruel acto.
En la actualidad el hombre se encuentra privado de su libertad en una cárcel de Bogotá.