Territorios como Arauca, Chocó, Putumayo, Caquetá y Nariño salieron favorecidos con la asistencia técnica y financiera que dieron los cinco aliados estratégicos de este proyecto. Desde 2017, Reconciliación Colombia pidió la colaboración de Ecopetrol, la embajada de Suecia, Acdi-Voca y la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos para hacer una convocatoria que permitiera fortalecer ideas de emprendimiento a nivel nacional. Trescientos cuarenta postulaciones quisieron hacer parte del programa, pero solo 17 de ellas quedaron como seleccionadas. Durante dos años, Reconciliación Colombia lideró un proceso de enseñanza y acompañamiento a cada proyecto que tenía gran potencial productivo, pero que carecía de las herramientas para desarrollarse como un negocio sostenible. Puede leer: Premio a las organizaciones que trabajan por los sobrevivientes de minas en Colombia Bajo el lema la “Unión que empodera” el programa quiso que los líderes de estas iniciativas aprendieran cómo mejorar su emprendimientos desde un discurso reconciliador y de paz. Lo que conlleva a que a la fecha existan 1.422 beneficiarios directos de estos proyectos que se centran en la producción de lácteos, miel, hierbas aromáticas, textiles, entre otros elementos.

Foto: Cortesía Karen Pérez. “Descubrimos que podemos ser grandes empresarias”; explicó Karen Pérez, miembro de Ecobúfalo, una organización compuesta por 120 juntas de acción comunal y 21 familias, del Magdalena Medio, que se dedican a la cría de búfalos y a la fabricación de productos cárnicos en Barrancabermeja. La finca de Karen está ubicada cerca a una zona veredal donde los excombatientes de la guerrilla de las Farc hacen su paso a la vida civil, como resultado del proceso de paz firmado en 2016. Por esta razón, Ecobúfalo decidió vincular a estas personas en la cadena productiva de su proyecto y aportar, desde su labor, a la construcción de paz. “Decidimos invitarlos a trabajar. Tenemos una finca grande donde pueden aprender y participar de los diferentes procesos. Porque si ellos ya dieron el paso y dejaron las armas nosotros podemos brindarles una oportunidad”, comentó Karen. Las ganas de insertarse a la sociedad de los excombatientes ha sido tal que de los ochenta exguerrilleros que trabajan con ella, diez ya son socios del negocio.

Foto: Cortesía Karen Pérez. Como ella, 450 mujeres creyeron en la posibilidad de crear capital social desde la acción colectiva. “Pasamos de ver a otros campesinos como competidores a verlos como nuestros aliados”, menciona Adriana Murillo, integrante de Africolmenas, un grupo de apicultores que lucha por competir en el mercado de la miel y sus derivados. Le sugerimos: La comentada y viral respuesta de Cine Tonalá al episodio de Isabella Wills Los participantes se dieron cuenta que uniendo fuerzas con el sector público y privado era posible obtener grandes frutos y por eso Ecopetrol, una empresa que tiene presencia en casi todos los departamentos, ha cumplido un papel esencial para robustecer la gestión. Francisco Noguera, gerente de prosperidad social, destacó que la empresa quiere “cerrar brechas e impulsar la productividad en zonas de alta vulnerabilidad, a través del emprendimiento”. Para Ecopetrol la diversidad de cada región se traduce en alta potencialidad para emprender y por eso no descarta que su compañía empiece un relacionamiento comercial con los productores de cacao o asaí para vender estos alimentos en los casinos de la empresa. Aunque todas las organizaciones beneficiadas afirman que el apoyo recibido ha sido más que satisfactorio, todavía quedan problemas por resolver para que sus negocios se desarrollen a cabalidad y puedan competir en igualdad de condiciones. Goran Paulsson, jefe de cooperación de la embajada de Suecia, reconoció que “existen necesidades que impiden la construcción de la paz”. Asimismo, resaltó que de todas formas es positivo, para su país poder apalancar proyectos donde hubo conflicto.

Foto: Cortesía Comité de productores de cacao en Putumayo María Cuastumal, creadora del Comité de productores de cacao en Putumayo (COPROCAGUAMUEZ) explicó que la visibilidad que ha logrado gracias a Reconciliación Colombia era impensable, en 2011, cuando se lanzó a cultivar cacao en un territorio rodeado de coca. “Recuperamos la confianza”, dijo María. Con esto se refiere a que encontró otros vecinos en el departamento que deseaban sustituir los cultivos de droga y dejar una actividad ilegal. No obstante, la máxima dificultad que ha tenido esta mujer “verraca y aguerrida”, como la definen sus colegas, es la comercialización a gran escala. “No tengo los certificados que me piden para vender mi producto. Así, que solo tengo cacao con buen sabor”, replicó María. Aunque en sus hectáreas tenga cientos de toneladas de cacao para vender, no puede cumplir con los estándares de calidad exigidos por los entes regulatorios y en ese sentido, está limitada a comercializar “para sobrevivir”. Le sugerimos: Acuerdo para recuperar la biodiversidad del Putumayo da sus primeros frutos Para solucionar esta problemática -que aqueja a casi todos los proyectos de la iniciativa- Cristina Plazas, directora ejecutiva de Reconciliación Colombia, plantea que la corporación “tiene el compromiso de apoyar la comercialización”, aunque se termine el programa y resalta que las herramientas enseñadas a los líderes serán de utilidad para seguir creciendo a futuro. La Asociación de productores de San José, en Bojayá, se llevó los aplausos, dentro de las iniciativas, por la unión de dos pueblos que logró su producto estrella: la cúrcuma. La planta herbácea de color amarillo se convirtió en el motivo de reconciliación de los indígenas con la población afrodescendiente en el Chocó. Edwin Guardia contó que la cúrcuma era usada por los indígenas para pintar artesanía y los afros lo utilizaban como condimento de alimentos sin explotar por completo el potencial de la planta. “Investigamos que era un desinflamatorio excelente y que incluso era usado para curar la hepatitis”, dijo. De ahí la relevancia de su organización, ya que nunca antes los indígenas de esa zona habían liderado un proyecto productivo. “45 integrantes son indígenas y el restante, afro. Por eso nos enorgullece nuestra idea”, finalizó diciendo. Los diecisiete líderes, que asistieron a la presentación de resultados de la convocatoria, esperan mantener la red de contactos entre ellos para trabajar conjuntamente en la proyección futura de sus emprendimientos y  piden que más empresarios aporten económicamente o en conocimiento para lograr la estabilidad.

Foto: Sophia Gómez / SEMANA