El área que durante 10 años fue el ‘fortín’ territorial del bloque Centauros, en cabeza de Miguel Arroyave y Daniel Rendón Herrera (“Don Mario”), estaba conformada por un total de 23.274 hectáreas en el Meta, que eran resultado de la unión de varios predios de los municipios de El Dorado, San Martín y Puerto Concordia. Su tamaño supera en área la superficie de ciudades como Bucaramanga, Barranquilla o Armenia. Desde este jueves, las tierras en donde se concertó la salida de cocaína desde los Llanos Orientales, se planearon masacres y los integrantes de la agrupación recibieron entrenamiento quedaron a disposición del Estado.Puede leer: El lío de tierras, una discusión zanjadaDe las más de 23 mil hectáreas, 18.000 tienen características de bienes baldíos de propiedad y uso exclusivo del Estado, y habrían sido tituladas entre amigos, testaferros y familiares de los cabecillas paramilitares. Las otras 5.274 hectáreas fueron compradas entre 1999 y 2006, traspasadas y englobadas entre sí para dar la apariencia de un solo bien.Sobre alrededor de 2 mil hectáreas la Fiscalía solicitó medidas cautelares de embargo, 3.422 más quedaron a cargo de la Unidad de Restitución de Tierras y sobre ellas hubo 10 presuntos reclamantes falsos. Las demás hectáreas están a disposición de la Agencia Nacional de Tierras.Le puede interesar: Contraloría encontró irregularidades en el uso de recursos para víctimas del conflictoLas personas que aparecen en los papelesDentro de la investigación, la Fiscalía contactó a 70 personas que aparecían como propietarios o vendedores de estas hectáreas. En las entrevistas realizadas, un grupo de personas aceptó que actuó consciente y entregó sus predios a enviados de Miguel Arroyave y de “Don Mario”, y que estos les pagaron por encima de los valores comerciales.Los compradores, por su parte indicaron que fueron citados en cafeterías y parques y allí firmaron papeles de compra venta y las escrituras de miles de hectáreas, a cambio de 10 millones de pesos. Todos los bienes aparecen registrados, las escrituras ingresaron a las oficinas de instrumentos públicos sin contratiempos y quienes figuran como titulares nunca conocieron las tierras que supuestamente les pertenecían ni supieron la cantidad exacta que les fue escriturada.El Santuario, los baldíos que ofreció Don Mario para las víctimas El Santuario o Guamerú en San Martín, Meta es uno de los predios que ocupa la mayor parte de las 18.000 hectáreas con características de baldíos. Según la información obtenida por la investigación, habría sido adquirido por 200 millones de pesos que, como lo manifestó el comprador, supuestamente tenía guardados “bajo el colchón”. Frente a estas tierras la Superintendencia de Notariado y Registro certificó que se trataría de un bien del Estado del que empezaron a tomar posesión de manera irregular desde 1993, con 15 anotaciones de compra y venta hasta 2007.Según el artículo 675 del Código Civil colombiano, los bienes baldíos son aquellos que carecen de dueño y, por ello, pertenecen al Estado.En las verificaciones se constató que eran tierras sin cuidadores, con apenas cuatro construcciones rústicas, un helipuerto, sistemas de riego, filtros de agua, tanques de almacenamiento, caminos que las conectan y pistas con apariencia de campos de entrenamiento armado. Alias “Don Mario” ofreció estas 18.000 hectáreas recuperadas para reparar a sus víctimas, lo que es inviable en la medida en que las tierras, al ser bienes baldíos, no podían ser apropiadas ni transferidas.Le sugerimos: Baldíos podrán ser adjudicados a empresas y otras reglas que cambiaron con la reforma ruralLa Casa Roja, el centro de mando Mario de alias “Don Mario”Dentro de las tierras recuperadas en la vereda La Meseta, en El Dorado, Meta, se encontraba la llamaba “Casa Roja”. Una vivienda de techo rojo, con 9 cuartos, 9 baños con tinas y algunos lujos, reconocida por ser el centro de operaciones del cabecilla paramilitar.

La Casa Roja - Foto: Fiscalía General de la NaciónLa construcción recibía narcotraficantes que llegaban a cumplir con el denominado impuesto al gramaje que exigía el Bloque  para garantizar la salida de cocaína y custodiar los laboratorios de producción de la droga. Allí también se realizaban celebraciones íntimas que “Don Mario” organizaba con cierta frecuencia.

Foto: Fiscalía General de la NaciónEn el recorrido de las casi 5.000 hectáreas que rodeaban la Casa, la Fiscalía y las Fuerzas Militares encontraron carreteras clandestinas pavimentadas, que sirvieron de ruta de escape para el cabecilla; zonas de entrenamiento armado; alojamientos para hombres y una colina desde la que era posible divisar cualquier aproximación de las autoridades.