El miércoles en la noche la Cámara de Representantes aprobó en último debate la eliminación de la figura de la reelección presidencial. Con amplísimas mayorías y un consenso casi absoluto, con esta decisión se puso fin a una era de la política colombiana, la de una figura de la que se beneficiaron Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, quienes quedaron en la historia como los únicos mandatarios en ser reelegidos de forma inmediata para un segundo período presidencial. Esa decisión, para el Gobierno, es una "magnífica noticia". No sólo es la columna vertebral de la reforma al equilibrio de poderes, principal apuesta legislativa del presidente Santos, sino que en criterio del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, "va a significar que el país entienda que no puede quedarse esta democracia en unas muy pocas manos; permitirá la apertura de espacios democráticos, que va haber alternación política y relevo generacional; y evitará la tentación de quienes estén en el poder abusen de él indefinidamente para prolongarse en el poder". Para el Gobierno, la reelección presidencial fue la responsable del actual desequilibrio institucional, y tras 10 años de haber sido aprobada, ya era el momento de eliminarla. Lo particular de la decisión del Congreso es que muchos de los que hoy fueron protagonistas de la eliminación de la reelección, también fueron determinantes para que hace 10 años se aprobara, y para que tan solo cuatro años atrás no se eliminara. Es decir, en 10 años la clase política no paró de hacer piruetas con la reelección, y quizás este debate sea una muestra de la incoherencia política de los dirigentes colombianos. En el 2004, con apenas dos años de Gobierno, el entonces presidente, Álvaro Uribe, se valió de su aplanadora en el Congreso para poder asegurarse un período presidencial adicional. Senadores de entonces como Óscar Iván Zuluaga, Mario Uribe, Germán Vargas Lleras, Luis Alfredo Ramos, Dilian Francisca Toro, Roberto Gerlein, por mencionar algunos pocos, respaldaron la reelección. La coalición uribista aplastó los argumentos del Polo Democrático, que con congresistas como Carlos Gaviria, Antonio Navarro, Jorge Robledo, Gustavo Petro y Alexánder López, se empecinó en advertir los riesgos que para la democracia traería la figura. El Partido Liberal se sumó a los polistas y también se opuso. En ese año, Juan Fernando Cristo fue el senador que defendió la postura del partido. Era una posición histórica. Los liberales, por principio, siempre se opusieron a la reelección, por ejemplo, así lo hicieron en la Asamblea Constituyente del 91. Pero un senador liberal en ese entonces, Rafael Pardo, actual candidato a la Alcaldía de Bogotá, se apartó de la posición del partido y se sumó a la reelección de Álvaro Uribe. Y por ejemplo, Rodrigo Rivera como senador se opuso a la reelección en el 2004, pero en el 2009 fue de los primeros en salir a recoger firmas para habilitar una segunda reelección de Uribe. Hoy el liberal Juan Fernando Cristo quedará en la historia como el ministro que sacó adelante la eliminación de la reelección presidencial. Pero quizá pocos recuerdan que como senador pudo haberlo hecho en el año 2011 cuando el Polo Democrático impulsó un proyecto para eliminarla. Y votó en contra. Su argumento en ese momento fue que el presidente Santos resultó elegido con unas reglas de juego que le permitían aspirar a la reelección, reglas de juego que, en su criterio, no tenían que ser cambiadas por el Congreso. Cuando de piruetas se trata, Roy Barreras, el actual presidente del Partido de la U, suele aparecer en los primeros lugares del escalafón. Como representante a la Cámara defendió el referendo para la segunda reelección de Uribe, a tal punto que le significó la expulsión de Cambio Radical. Cuando el Polo propuso acabar la figura, la calificó como un avance de la democracia y el mejor mecanismo para evaluar a los gobiernos. Ahora votó para acabarla. Los únicos sectores políticos que en estos 10 años fueron coherentes frente a la reelección, paradójicamente están en oposición al actual gobierno, el uribismo y el Polo. Los primeros siempre la defendieron, se beneficiaron en el 2006 y perdieron en el 2014. La izquierda siempre se opuso, sin importar quién estuviera en la Presidencia. Probablemente quienes hayan ido de una orilla hacia otra se justifiquen en una frase que ha hecho célebre el presidente Juan Manuel Santos: "Sólo los imbéciles no cambian de opinión cuando cambian las circunstancias".