El excomandante paramilitar Jorge 40, responsable de múltiples crímenes, muchos de ellos de lesa humanidad, pidió al nuevo presidente, Gustavo Petro, que se logre un gran acuerdo nacional del que pueda formar parte, dando a entender que quiere su libertad.

“Para alcanzar el supremo bien de la paz de Colombia, reitero mi invitación al señor presidente electo doctor Gustavo Petro Urrego a no bajar la guardia en cuanto a la necesidad de unión nacional y colocar como primerísimo objetivo de gobierno el de afrontar simultáneamente todos, absolutamente todos los obstáculos que nos han impedido históricamente alcanzar la paz completa, integral, definitiva y sin exclusión”, comentó Rodrigo Tovas Pupo, alias Jorge 40.

Dice que se debe poner el foco “urgentemente” en el fin de la guerra y reconoce que es el origen de una “desgracia nacional” y de otros problemas como la corrupción y la pobreza.

Tovar habló de algunos puntos que ya le había manifestado al presidente Iván Duque y que ahora pide que Petro continúe. Uno de ellos es que haya “participación sin exclusión de todas las partes involucradas en la problemática de la paz y de la guerra desde lo regional” y un “gran diálogo nacional de duración limitada”, dice.

El segundo es una “convocatoria nacional sin exclusiones”. Dice que el propósito de esa idea sería salvarse como nación, como pueblo y como sociedad. Habla de “refundar a Colombia” y hacer un “gran acuerdo sobre lo fundamental”.

“Sin el liderazgo del jefe de Estado nacional y su pragmatismo político en acción, no habrá presente para encaminar con rumbo cierto el final real del conflicto armado, lo que seguirá impidiendo que el Estado social de Derecho cumpla con sus fines fundamentales de protegernos, asegurarnos un orden público y garantizarnos estabilidad económica y desarrollo como Nación”, comentó Jorge 40.

Pidió que “sin exclusión” se establezcan las bases para la construcción de una nueva nación en la que “quepamos todos”.

“Pensar en grande, -y desde la perspectiva hermenéutica que provee la doctrina del margen nacional-, en una Colombia en paz, grande unida y próspera”, señaló Tovar.

Dijo que las desmovilizadas Autodefensas, las cuales lideró en el norte del país, están “anhelantes” y “esperanzadas” de una gran convocatoria nacional a partir del 7 de agosto, cuando se posesione el nuevo presidente, Gustavo Petro.

El pasado 13 de mayo, previo a la primera vuelta presidencial, Tovar escribió un primer manifiesto en el que les había pedido a los entonces candidatos, y al presidente Duque, dejar de lado los odios y venganzas. Dice que seguirá haciendo estos “manifiestos”.

Pide que haya un consenso para “construir desde un punto cero” un proceso en el que pueda ser posible avanzar en una Colombia en la que se respeten las diferencias de cada individuo.

Tovar dice que se considera “preso político de un ‘estado de cosas’”, y da a entender que no es justa su condición de preso actualmente, por haberse suscrito a un acuerdo de paz, en este caso Justicia y Paz, aunque no recuerda que fue excluido en 2015 por incumplir sus compromisos judiciales.

“Tras haber sido extraditado por acciones que no se correspondían con mis reales responsabilidades -y haber permanecido en esa condición durante trece años- y regresar a mi patria amada y seguir encarcelado desde entonces”, comentó Tovar Pupo.

Dice que esos hechos no se presentaron por haber sido un actor del conflicto armado, sino por sus convicciones “políticas firmes y espíritu de autodefensa”. Reclama que con otros actores del conflicto el Estado ha “mostrado otra cara”.

Desde hace varios meses, cuando en el país se habló de una “amnistía”, Tovar apoyó la idea diciendo que generaba una “nueva ilusión y esperanza”.

Tovar Pupo fue deportado de Estados Unidos en septiembre de 2020, tras haber cumplido una condena por delitos relacionados con su papel como excomandante del Bloque Norte de las AUC. En febrero de este año, Jorge 40 fue condenado a 40 años de cárcel por delitos relacionados a homicidio agravado y concurso para delinquir agravado. Se encuentra recluido en la cárcel Picaleña en Ibagué.