Tras ocho años a cargo del instituto de Medicina Legal, Carlos Valdés renunció. Esto, tras conocerse un informe del mismo ente que indica que la mancha que analizaron en el caso de Jorge Pizano, no correspondía a la sangre del controller de la Ruta del Sol 2, como se indicó inicialmente. Luego de reunirse de urgencia con el fiscal general Néstor Humberto Martínez, el doctor Carlos Valdés anunció que acaba de presentar su renuncia, irrevocable, por el error cometido en el caso Carlos Enrique Pizano. “Soy el único responsable de haber informado a la opinión pública que la mancha de sangre de que trata ese informe era una mancha de sangre humana. Soy el único responsable”. Valdés explicó que lo que él presentó ante el país como una mancha de sangre que permitía constatar al fiscal del caso que no había rastro de cianuro en el deceso del controller Jorge Enrique Pizano, en realidad no era sangre sino una traza de saliva. Sin embargo, fue enfático en que la conclusión de no haber detectado cianuro no se afectaba con el error admitido. De cualquier, forma el garrafal error en el caso más sensible que sigue el país significó su caída del cargo. En contexto: El protocolo de Medicina Legal que no cuadra con los análisis de cianuro en los restos de Pizano"Mi equivocación obedeció a que por las características iniciales de la mancha, (indicaban) que se trataba de una mancha humana", explicó Valdés en rueda de prensa. “El resultado conserva su validez”, aseguró enfáticamente el director saliente insistiendo que el error fue de su parte. A pesar del paso a un lado el yerro admitido es un nuevo golpe a la credibilidad de la Fiscalía General. Precisamente hoy trascendió que un juez de segunda instancia confirmó el veredicto sobre otro error relacionado con las evidencias recaudadas en la casa de Pizano donde se dio la muerte no solo del controller sino también de su hijo, este último sí oficialmente fallecido por la ingesta de cianuro. La fiscal a cargo de legalizar los elementos recaudados en casa de Pizano pretendió hacerlo mucho después que habían caducado las 36 horas legales que hay para ello. ¿Qué pasará con los computadores, memorias USB, declaraciones, medicinas y hasta con un tarro de cianuro hallado en la casa? Esa es la pregunta clave tras la negativa del juez de segunda instancia. La fiscalía dijo que insistirá con una tutela. Y tras este anuncio vino la renuncia de Valdés. El fallecimiento de Jorge Enrique Pizano y tres días despúes de su hijo en la misma casa genera todo tipo de controversias por cuenta de que tras el deceso del controller tuvo luz verde el testamento audiovisual que este dejó en los medios de comunicación el cual da cuenta que desde 2015 le dio aviso a Néstor Humberto Martínez –entonces no fiscal general sino abogado asesor del Grupo Aval, socio de Odebrecht a través de la firma Episol– sobre actos irregulares de la multinacional brasilera con contratos ficticios. El punto es clave porque el Grupo Aval asegura que solo cuando la firma brasilera confesó ante la justicia gringa que su modus operandi eran los sobornos se enteró de la corruptela con que actuaba. Martínez ha dicho en su defensa que Pizano no dio cuenta de sobornos sino apenas de indicios no concluyentes, pero contra el hoy fiscal está el audio grabado por el controller en el que este mismo dice en un momento “Eso son coimas, marica”.Por todo ello resultaba altamente sensible que las circunstancias de la muerte de Pizano estuvieran libres de toda sospecha, algo a lo que no contribuye el yerro admitido por Medicina Legal en el sentido de que lo que analizó no fue sangre sino saliva. Una falla significativa que le cuesta la cabeza al director de la entidad, y que sobreviene luego de que los medios de comunicación plantearan varias dudas sobre el dictamen en cuestión.Días atrás Valdés había informado, sin lugar a dudas, que esa mancha de sangre correspondía a Pizano, y que, además, no contenía cianuro. A partir de esas afirmaciones, la Fiscalía reforzó su teoría de que el testigo del caso Odebrecht no murió envenenado, sino a causa de un paro cardiaco, como lo informó la autopsia del hospital de Facatativá. La controversia alrededor del caso Pizano comenzó hace dos semanas, cuando el sindicato de Medicina Legal indicó que las muestras analizadas por el instituto no servían para dictaminar si en ellas había presencia de cianuro. SEMANA conoció un protocolo interno que apuntaba que, muestras como las recolectadas, no eran aprobadas por Medicina Legal para establecer la presencia del veneno. Pero el caso fue mucho más lejos cuando La W indicó, a partir de otro estudio forense, que la muestra de sangre recogida en una toalla no era humana. La controversia giraba alrededor de varios aspectos. En un primer momento, Medicina Legal informó que no encontró cianuro en la muestras de tejidos de Pizano. Estas habían sido preservadas en formol, un químico que, en teoría, elimina la presencia del veneno. Por eso se había cuestionado que esas muestras fueran aptas para establecer si hubo envenenamiento o no. Le recomendamos: Esa muestra no debía llegar al instituto, pero como llegó, investigamos: Medicina Legal sobre restos de PizanoAdemás, un protocolo interno del instituto aseguraba que las muestras de sangre que llevaban mucho tiempo expuestas al también no era óptimas para analizar la presencia del cianuro. El instituto, sin embargo, presentó resultados aún cuando esa supuesta sangre fue hallada por la Fiscalía en una toalla al menos 10 días después de la muerte del testigo. Las últimas revelaciones apuntan a que esa sangre no era ni siquiera humana y, por tanto, descalifican los anuncios hechos por Medicina Legal, públicamente, sobre los resultados. "Cometí el error de nunca preguntar su origen a los laboratorios y solamente me concentré en los resultados forenses de si correspondía al señor Pizano o había allí o no cianuro. El laboratorio solo respondió lo que yo le preguntaba. El laboratorio nunca responde más allá de lo que yo le pregunté", dijo Valdés. En video: “El error lo cometí yo, y he renunciado”: Valdes, director de Medicina Legal