Una vez más se sacude el tema diplomático de Colombia en el exterior. Esta vez el protagonista es Rafael Amador, quien envió su renuncia como embajador de Colombia en Rusia por las denuncias de abuso sexual a menores que existen en su contra. La noticia se conoció este miércoles, cuando el político colombiano aseguró que se retira de su cargo pese a que niega las acusaciones. “Voy a Bogotá a responder por mi conducta y rechazo todo lo que se está diciendo en mi contra”, aseguró Amador en entrevista con BluRadio. Al ser preguntado por quiénes instauraron las denuncias, el embajador detalló que no conoce la procedencia. “Son enemigos ocultos y anónimos que no sé quiénes son, pero voy a ir a dar la cara a esas supuestas denuncias que ni siquiera sé de qué se tratan en sentido exacto. Hasta el momento, es una especulación de prensa”, indicó Amador. El diplomático explicó que a pesar de que se sostiene en su inocencia, deja el cargo por la presión política que ello implica. Esta es una cuestión complicada para la Cancillería colombiana, pues es la segunda vez en este año que sus diplomáticos están en el ojo del huracán. El otro caso fue protagonizado por Angélica María Rico Sánchez, quien era la segunda secretaria de relaciones exteriores adscrita al Consulado de Colombia en Estados Unidos. El revuelo surgió en febrero, cuando la funcionaria, en estado de embriaguez, golpeó a un taxista y tuvo un problema con los policías de Washington. ¿Quién es el embajador?Rafael Francisco Amador Campos es bogotano de nacimiento y liberal por convicción. Como cofundador del Nuevo Liberalismo, es tal vez uno de los políticos colombianos que más vivieron de cerca el terrorismo que azotó el país por cuenta del narcotráfico.  Nacido en Bogotá en 1948, se inició en la política de la mano de Luis Carlos Galán Sarmiento a finales de la década de los 70. Abogado de la Universidad Javeriana, especializado en economía en Los Andes, estuvo vinculado a la academia hasta cuando conoció al caudillo en la revista Nueva Frontera, donde empezaron a construir un proyecto “contra la corrupción, la mediocridad y la miseria”.  Para Amador fue una experiencia irrepetible, “Galán me llamó como tesorero y yo le dije que estaba loco, no tenía experiencia política, fui un coronel inventado en la batalla”, asegura este hombre para quien la ardua lucha política durante la década de los 80 equivalió a hacer un “máster y un doctorado en Colombia”.  Después del duro golpe que significó el magnicidio, Amador apoyó a César Gaviria y ocupó una curul en la Cámara; cuatro años después fue elegido senador. A pesar de su recorrido, se lanzó para ser concejal de Bogotá, donde a pesar de no haber votado por Antanas Mockus, apoyó sus políticas ciudadanas: “Fue una experiencia interesante por el contacto directo con la gente y los problemas de la ciudad”, asegura.  En 1998 Amador volvió al Congreso, a la Cámara, donde estuvo hasta el 2006. Después, en octubre del 2011 fue designado embajador de Colombia ante el Kremlin. La investigación en contra de AmadorAdemás de las acusaciones por abuso sexual, a Rafael Amador se le abrió una investigación por presunta ineficiencia de su gestión en la oficina de Moscú. En agosto de este año, la Oficina de Control Interno de la Cancillería comenzó a inspeccionar si Amador no hacía lo necesario para ayudar a los estudiantes colombianos que estaban becados en Rusia. Todo surgió por las denuncias publicadas en blogs por diferentes estudiantes. Ellos afirman que Amador no tiene interés en ayudarlos, es déspota y descortés. Como si fuera poco, otros argumentos lo señalan como un funcionario que pide favores sexuales a cambio de becas en Rusia.