¿Será que cuando Gustavo Petro va al aeropuerto y ve que durante su gestión no se ha podido hacer los 1,6 kilómetros de vía que faltan para comunicar la última estación de TransMilenio de la calle 26 con la terminal aérea de El Dorado piensa en renunciar? Klaus Wowereit, uno de los políticos más populares y amados de Alemania, renunció este martes a su cargo de alcalde de Berlín y se mostró apenado al no haber podido cumplir a tiempo su promesa de ampliar el aeropuerto de la ciudad. “Estoy muy avergonzado, reconozco mi incapacidad para gerenciar este proyecto y por eso le digo a mi pueblo que renuncio”. Petro y Klaus Wowereit compartieron hace una semana una exclusiva lista: una clasificación de The Huffington Post, uno de los más influyentes portales del mundo, en el que -de manera inicial- se informó que el alcalde de Berlín ocupaba el segundo puesto y Petro el sexto entre los mejores burgomaestres del mundo. Aunque Wowereit quedó en una mejor posición, guardó silencio por ese logro mediático. Mientras tanto, Petro se mostró orgulloso: “El Huffington Post, uno de los portales más importantes del mundo, me ha considerado el 6to. mejor alcalde del planeta”, escribió en su cuenta de Twitter. Wowereit compareció este martes ante los medios y sorprendió al renunciar irrevocablemente al cargo dos años antes de las próximas elecciones: “Me voy voluntariamente”, dijo el político socialdemócrata. Tras pedir perdón anunció que estará en el puesto hasta el 11 de diciembre para facilitar la transición y no crear un traumatismo a los ciudadanos. “Para un político es difícil decidir el momento en que debe dejar su cargo. Para mí ha llegado ese momento”, argumentó. Según relató de El País de Madrid, con su decisión de renunciar voluntariamente al cargo, que también ocupó en el pasado el canciller Willy Brandt, Wowereit pone fin a una exitosa carrera que lo convirtió en uno de los políticos más admirados de Alemania. Su fama nacional se amplificó en 2001 durante una convención de su partido que debía aclamarlo como candidato al cargo: “Soy gay, y eso está muy bien”, dijo Wowereit, convirtiéndose así en el primer político de relevancia que salía voluntariamente del armario. La frase provocó el delirio y lo convirtió en una estrella: aclamado, admirado y festejado tanto en su ciudad como en el resto del país, su nombre comenzó a sonar como candidato socialista para desafiar a Angela Merkel. Durante su gestión, repitió infinidad de veces que no hacia política gay, sino que era un homosexual que se dedicaba a la política. En este tiempo, la ciudad experimentó una transformación social y cultural increíble. Logró unir aún más a los sectores oriental y occidental que estuvieron separados por el famoso muro berlinés y convirtió a la capital en una de las urbes con mejor calidad de vida del planeta. Su metro es uno de los más funcionales y prácticos de Europa, sus parques, avenidas y calles, provocan envidia y sobre sus centros tecnológicos están puestos los deseos de un futuro mejor. Su última frase de campaña fue: “Entendiendo Berlín”, un eslogan que sintetizaba su capacidad para unir a todos los ciudadanos sin importar su condición social e independientemente de donde vivieran. Así, con esas dos únicas palabras quedaba expresada la complicidad de los berlineses con su alcalde, con esa forma de entender una ciudad en la que coexisten barrios como el alternativo Kreuzberg, el rico intelectual Prenzlauerbert, la nueva capital europea de Mitte, la emigración postmoderna de NeuKöln o el ambiente industrial de Marzahn. Su popularidad empezó a declinar poco después de obtener un tercer mandato en 2009. Su reputación cayó cuando tuvo que postergar, hace dos años, la inauguración del nuevo aeropuerto internacional de Berlín, que sigue cerrado sin que se terminen las obras. Ahora se declaró incapaz y se marchó. Al hacerlo provocó un impacto enorme en toda la sociedad alemana, pues al margen de las diferencias ideológicas, era una de las personas más queridas por su extraordinaria capacidad para gobernar y conectarse con las necesidades de sus ciudadanos. ¿Qué pensará Petro de la renuncia de otro alcalde con quien compartió el sonado listado?