En la historia de Colombia jamás había existido un partido político que, desde su fundación, haya tenido tanta unidad y disciplina como el Centro Democrático. Sin embargo, estos dos elementos, sustentados en el liderazgo único de la figura de Álvaro Uribe, se resquebrajaron.
En los últimos días varios líderes de la colectividad han presentado su renuncia. Hace poco lo hicieron nada menos que Tomás y Jerónimo Uribe, hijos del expresidente Álvaro Uribe, por desavenencias con la directora del partido, Nubia Stella Martínez.
Fuentes enteradas aseguraron que los hermanos Uribe no están de acuerdo con algunos manejos de Martínez en el partido.
Esta semana se conoció también la salida de Susana Correa, quien se posesionó el pasado martes como nueva ministra de Vivienda. La alta funcionaria del gobierno de Iván Duque presentó su renuncia al Centro Democrático, partido que representó como senadora de la república entre 2014 y 2018. En una carta revelada por Noticias RCN, Correa manifiesta que no comparte decisiones tomadas por la colectividad.
“Los ideales con los cuales fue fundado y edificado el Centro Democrático no se han mantenido, privilegiando intereses personales de sus directivos, desdibujando a todas luces los intereses de la colectividad”, se lee en la carta dada a conocer en la sección Termómetro Político de RCN.
No se descarta que en los próximos días se sumen más nombres a la lista de salidas, como sería el caso del representante Gabriel Santos. Es sabido que el representante, luego de los resultados electorales y lo que ha sucedido en su partido, está pensando en salir de ese sector, y en medio de las opciones que se podrían presentar podría terminar en la centroizquierda.
Por ahora es muy prematuro y no hay una decisión clara. Santos estaría pensando cuál es la mejor opción para su camino político y está enfocado en sus temas personales.
Lo cierto es que el candidato presidencial Sergio Fajardo sí le ha hecho coqueteos. De hecho, a través de líderes de ese sector, pidió hablar con el representante para buscarlo y sumarlo a su candidatura, pero hasta ahora Santos no ha tomado una decisión.
Desgaste
Son varios los elementos que han llevado a la crisis en el Centro Democrático, el más evidente fue la disminución de curules en las elecciones del 13 de marzo, pasaron de tener 19 escaños en el Senado en 2018 a tener 13 a partir del 20 de julio de este año. En la Cámara perdieron la mitad de sus curules.
En las elecciones de 2014 y 2018, el expresidente Álvaro Uribe se presentó como candidato para impulsar la lista al Senado de su partido. Solo hace cuatro años puso 870.000 votos. Pero este año, golpeado por la investigación judicial en su contra, no se presentó como candidato y su partido perdió representatividad en el Congreso.
El otro factor que ha impactado en la militancia es el desgaste en el que viene el gobierno del presidente Iván Duque. Cuatro años siendo gobierno les pasaron factura.
De hecho, hace algunas semanas, el expresidente Álvaro Uribe Vélez aseguró, en entrevista con Vicky Dávila en SEMANA, que los resultados del gobierno Duque “inhiben” la campaña del Centro Democrático.
“Alguien que salga del seno del Centro Democrático no puede pretender salir ajeno al gobierno. Para bien o para mal”, aseguró el expresidente Uribe y agregó que “yo estoy preocupado por el futuro de Colombia y de la democracia. Este problema de criminalidad ha llegado a un punto que empieza a reversar la capacidad del Estado. La dictadura del terrorismo destruyendo la democracia”.
El Centro Democrático nació con el claro objetivo de ser la principal fuerza opositora al gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos, y lo logró. Así las cosas, resultaba razonablemente sostenible concebir una bancada cohesionada para hacerle contrapeso a todo lo que viniera del Ejecutivo, especialmente en lo relacionado con los acuerdos de paz. Hoy ese enemigo ya no está.
Como elemento adicional, en la primera elección del Centro Democrático la mayoría de los 20 senadores uribistas que salieron elegidos en la lista cerrada eran relativamente desconocidos, y llegaron a su curul única y exclusivamente por el arrastre de la votación de Álvaro Uribe. Eso, evidentemente, dejó a los parlamentarios de esa colectividad con una incalculable deuda de gratitud que los mantenía alineados con las tesis del expresidente.
Pero en la siguiente elección la lista era abierta y muchos de los elegidos consideran propios sus votos.
De esta manera, el partido que parecía hace pocos meses prácticamente infalible parece estar pasando uno de sus momentos más difíciles.