SEMANA: Con el actual nivel de los embalses ¿qué probabilidad ve de que haya un racionamiento eléctrico?MARÍA NOHEMÍ ARBOLEDA: No estamos viendo un racionamiento hoy. Pero sí tengo que decir que en esta época del año nosotros esperábamos tener unas reservas de agua en los embalses por encima del 40 por ciento. Sin embargo, por el tema de Guatapé se nos redujeron mucho y se seguirán agotando. Es más, las venimos gastando casi desde enero. Nos preocupa cómo van a evolucionar las variables en las próximas semanas y si vamos a lograr que las reservas se mantengan, porque de lo contrario vamos a tener problemas.SEMANA: ¿Este es el momento más crítico desde el famoso apagón del gobierno de César Gaviria?M.N.A.: En ese racionamiento los embalses llegaron prácticamente a cero. Desde ese momento, a pesar de las épocas de verano y de los fuertes fenómenos de El Niño de 1997-1998, nunca habíamos bajado del 30 por ciento las reservas. Y en este momento ya estamos ahí. Lo de Guatapé es un golpe muy duro. Nos bajamos del 45 por ciento al 30.SEMANA: ¿Y hasta qué nivel podrían bajar los embalses para generar energía sin problemas?M.N.A.: Todo depende de los operadores. Ellos pueden señalar el nivel más bajo con el que pueden generar. Pero yo tengo que decir que prefiero que las reservas estén en un buen nivel. Como operador no nos sentimos cómodos con un sistema tan estresado como el actual.SEMANA: ¿Ve muy lejana la recuperación?M.N.A.: Pues no sabemos cuándo mejorarán las cosas, si en mayo o en junio. En la medida en que se vaya corriendo el momento en que vuelva el caudal a los ríos, la situación se torna más delicada, porque las pocas reservas de hoy nos tienen que durar más tiempo. Por eso, la incertidumbre es tan grande ahora. Nunca habíamos estado con los ríos tan secos. Además, cuando llegue el invierno no sabremos qué tan rápido van a reaccionar las cuencas y se van a recuperar los embalses.SEMANA: ¿Qué más se puede hacer para minimizar el riesgo de un racionamiento?M.N.A.: Solo nos queda disminuir el consumo. El gobierno ha hecho mucha cosa. Ha cambiado regulaciones, concretó la conexión con Ecuador y ha apoyado las plantas térmicas. Lo que falta realmente es que los usuarios reaccionen. Yo tengo que decirlo con mucha firmeza: tenemos que ahorrar energía sí o sí. Las campañas han sido muy tímidas y nada efectivas y no hemos visto el ahorro. El Ministerio de Minas ahora habla de incentivar a la gente para que disminuya el consumo voluntariamente. Yo digo que solo queda ahorrar o esperar a que haya cortes.SEMANA: ¿Sí es significativo lo que la gente puede ayudar apagando bombillos en sus casas?M.N.A: Es una buena pregunta. El tiempo corre y las reservas se agotan. Por eso ojalá que la gente entienda lo que está pasando y haga conciencia que apagando luces en su casa presta una gran ayuda al país.SEMANA: ¿Qué tanto se puede esperar que baje el consumo voluntariamente?M.N.A.: Tenemos experiencias en muchos países en donde ha reaccionado con un 20 por ciento de ahorro; esos niveles realmente le aportan al sistema. No importa que después no pase nada y comience a llover pronto. Pero ahora lo tenemos que hacer. En Brasil, por ejemplo, con un esquema de incentivo lograron bajar un 20 por ciento.SEMANA: ¿En qué momento del día está el pico de mayor consumo?M.N.A: En la noche, cuando la gente llega de sus trabajos y comienza a cocinar y encender los televisores. El pico está entre seis y nueve de la noche. Un 5 o 10 por ciento que ahorremos en este momento es como guardar agua en el embalse. Así de sencillo. Si ahorramos, podemos, por ejemplo, recuperar lo que Termoflores nos hizo perder.SEMANA: ¿Será que la gente no cree que el país está ante un riesgo tan inminente de apagón?M.N.A: Yo por lo menos tengo un sentimiento de frustración porque no hemos podido llegar con el mensaje a la gente que tiene que ahorrar. Que esto es de verdad. La situación es muy extrema. Repito que nunca, salvo el fenómeno de El Niño de 1991-1992, habíamos operado los embalses por debajo del 30 por ciento. Y todavía nos esperan unas semanas duras.SEMANA: ¿Qué es lo que más le preocupa al operar con tan bajo nivel?M.N.A.: Que en la medida en que agotemos las reservas el margen que nos queda para maniobrar es nulo. Mire lo que ha sucedido con Termoflores y Guatapé. Cualquier eventualidad que surja en el sistema, o que la demanda en lugar de bajar aumente, nos pone en muchas dificultades. Qué tal que se presente un problema en otra planta, o que Ecuador no nos pueda enviar toda la energía. Ante una eventualidad yo prefiero estar preparada. Ojalá no pasara nada, pero eso no lo podemos garantizar. Ahora, cualquier cosa que pase nos afecta. Cuando decimos las reservas están al límite, es porque ya no tenemos margen de maniobra.SEMANA: El gobierno descarta racionamiento y dice que así podemos pasar el temporal. Usted parece más pesimista…M.N.A: Pues si me preguntan a mí, yo sí soy más pesimista, porque tengo la responsabilidad de atender toda la demanda del país y dar las señales correctas. Otros son más optimistas, porque puede que llueva y llegue el caudal a los ríos cuando termine El Niño. Ojalá que así sea. Pero nosotros tenemos que estar preparados para escenarios críticos y esperar que pase lo mejor.SEMANA: El gerente de EPM no descarta que se puedan presentar algunos cortes momentáneos en abril…M.N.A.: Eso está basado en un análisis de detalle que hace cada operador. Se evalúa qué podría pasar en periodos críticos y si en las horas pico pueda suceder un corte. Esos riesgos se deben advertir. La verdad es que podemos parecer muy extremos pero es que eso puede pasar.SEMANA: Algunos han propuesto correr la hora, como en los años noventa. ¿Eso funcionaría?M.N.A.: No tiene efecto. Son más los traumatismos que lo que se ahorra de energía. XM ha hecho estudios al respecto, analizando lo que pasó en 1992, y la verdad es que no vale la pena, porque el consumo se desplaza.

Premios en lugar de castigosMientras el gobierno tranquiliza, la Contraloría afirma que se pueden presentar cortes del servicio entre seis y nueve de la noche.Las campañas para que la gente ahorre energía, basadas en el castigo por la vía de mayores tarifas, no han surtido el efecto esperado. Por eso, el gobierno optó por un esquema de zanahoria en lugar de garrote.Para lograr el ahorro, premiará a los usuarios con una reducción en las tarifas de energía, al estilo de lo que hizo Brasil. Los que consuman menos kilovatios que el promedio recibirían una rebaja adicional en el costo del servicio. La intención es que después de determinado tope, el kilovatio les salga más barato. Esta es una de las alternativas para evitar un posible racionamiento de energía debido al bajo nivel de los embalses por el fenómeno de El Niño y la salida de varias hidroeléctricas y térmicas del sistema.Lo cierto es que los riesgos de un posible racionamiento han causado un gran debate en el país. Según un estudio de la Contraloría, Colombia afronta un riesgo de déficit de potencia eléctrica que llevará a que en los próximos dos meses haya días muy críticos, lo que coincide con el receso de Semana Santa. Ante cualquier falla adicional que se presente, se tendrían que aplicar cortes de luz entre una y tres horas en momentos de mayor demanda (entre seis y nueve de la noche), especialmente en Antioquia y la costa Atlántica. El ente de control afirma que este riesgo obedece a que el país se encuentra a tan solo 130 megavatios de un déficit de potencia.Sin embargo, María Luisa Chiappe, presidenta de Asoenergía, afirma que, con base en las simulaciones que ha hecho el gremio de los grandes consumidores de energía, no será necesario poner en marcha medidas de racionamiento. Sin embargo, Ángela Montoya, presidenta de Acolgen, insiste en la necesidad de usar la energía eficientemente. “Si los colombianos no entendemos que de seis a nueve de la noche hay que ahorrar se van a presentar problemas de potencia”.