Las respuestas que han dado las Fuerzas Militares y el Ejército al escándalo revelado por SEMANA en su última edición en vez de despejar los cuestionamientos, han dejado más dudas y molestias. Según la investigación de esta revista, miembros del Gaula Militar aparecen vinculados a la ejecución de un secuestro. Además, queda en evidencia cómo desde el Gaula Militar Cundinamarca se están inflando los resultados operacionales, inventando delitos, con el fin de cumplir las metas exigidas y cobrar dineros destinados a labores de inteligencia. Este lunes, la Brigada 13 del Ejército, de la que depende el Gaula Militar Cundinamarca, emitió un comunicado haciendo referencia a la investigación de SEMANA. Esta comunicación no respondió a ninguno de los cuestionamientos de fondo hechos en la publicación de SEMANA. Simplemente se limitó a explicar las formalidades de los procedimientos internos de la institución. Esta revista publicó los reportes operacionales internos del Gaula Militar Cundinamarca y los contrastó con las órdenes de captura y las imputaciones hechas por la Fiscalía sobre los mismos hechos. Lo que queda claro es que esa unidad estaba inventándoles delitos a los capturados, a la hora de reportarlos a las Fuerzas Militares. En concreto, el comunicado no hizo referencia a dicha denuncia. En contexto: El secuestro que involucra a uniformados y los delitos inventados en los Gaulas Militares La respuesta fue tan incompleta y dejó tantas dudas que desencadenó las protestas de varios de los periodistas que cubren el Ejército. Y muchos de ellos dejaron constancia de la molestia en el chat de WhatsApp que reúne al equipo de prensa de la institución y a los comunicadores que trabajan con esa fuente. Algunos también recordaron que la institución ha dejado las mismas dudas en sus respuestas sobre varios de los hechos que se han venido revelando en los últimos meses y que salpican al Ejército. Entre estos, el escándalo de corrupción en la Cuarta Brigada, por el que ya fue capturado el general Jorge Romero. Los reclamos de información que hicieron los periodistas se quedaron nuevamente sin respuesta, y esto generó que once de ellos, incluyendo a reporteros de los medios de comunicación más importantes del país, abandonaran el chat de prensa. Este es el comunicado que emitió la Brigada 13: El Gaula Cundinamarca combate delitos como el secuestro, la extorsión y conexos; las operaciones realizadas por esta unidad especial se encuentran avaladas por la Fiscalía General de la Nación y tienen carácter reservado. Las capturas realizadas en el marco de las operaciones efectuadas por el Gaula Cundinamarca han sido avaladas por jueces de control de garantías. Los pagos hechos por informaciones de inteligencia son verificables. Nuestro objetivo es proteger la libertad y los bienes de los ciudadanos. Ante un informe presentado al comando del Ejército Nacional a finales de mayo, se ordenó una revista de inspección al Gaula Militar Cundinamarca. Con los hallazgos, se ordenó una investigación disciplinaria para determinar si existe falta y actuar en consecuencia. Esta unidad militar se encuentra presta a brindar información que sea de carácter público. Una situación similar se produjo este domingo, cuando el Comando General de las Fuerzas Militares se refirió a otro de los apartes de la investigación de SEMANA. En la última edición también revelaron los detalles de cómo personal del Gaula Militar había planeado y ejecutado un secuestro de un joven comerciante el pasado 20 de julio en Bogotá, quien fue rescatado por el Gaula de la Policía cinco días más tarde en el municipio de Soacha. En la mañana de este domingo el Comando General de las Fuerzas Militares -CGFM- expidió un comunicado de 11 puntos refiriéndose al tema, varios de los cuales generan confusión. En los puntos 4,5 y 6 del comunicado se afirma que los uniformados involucrados en el secuestro fueron retirados, lo cual puede ser verdad. Sin embargo la redacción del comunicado trata de hacer ver que los militares secuestradores estaban retirados al momento del hecho, lo cual no es cierto. Al momento de ejecutar la retención ilegal del comerciante estaban en servicio activo. Sobre estos puntos del comunicado también llama la atención que afirma que los retiros ocurrieron el 2, 5 y 6 de agosto. Es decir casi dos semanas después del secuestro y más de 10 días después del rescate de la víctima. Puede interesarle: Mueren dos militares en maniobra aérea en el Olaya Herrera En el punto 8 del comunicado se afirma que el vehículo usado en el secuestro no era del comandante de las Gaulas Militares. Esto genera un interrogante pues fue el propio oficial quien reconoció ante los investigadores de fiscalía y Gaula Policía que ese vehículo si era utilizado por él, incluso lo usaba para movilizar a sus hijos. También solicitó evitar que el tema se conociera. Más allá de esta discrepancia, el comunicado omite reconocer que el carro en que secuestraron al comerciante si es de la Dirección Nacional de Gaulas Militares. El comunicado también omite el nombre del comandante de esa unidad, el teniente coronel César Augusto Martínez, sobrino del general Nicacio Martínez, comandante del Ejército Nacional. En el punto nueve, el comunicado hace referencia a la captura el día de ayer de uno de los sargentos involucrados en el secuestro, pero engañosamente afirma que estaba retirado. Al momento del secuestro, el 20 de julio estaba en servicio activo en la Dirección Nacional de Gaulas Militares y solo fue retirado dos semanas después, el 6 de agosto, como lo dice el propio comunicado. Es decir sí estaba activo cuando cometió el delito. La respuesta del CGFM tampoco hace referencia a la otra parte de esta investigación de SEMANA, en las que se revela cómo se están inflando resultados dentro del Gaula Militar Cundinamarca, que responde a la Dirección Nacional de Gaulas Militares. Esto con el fin de cumplir las metas y, al parecer, para cobrar irregularmente dineros destinados a labores de inteligencia. Este es el comunicado del CGFM: Bogotá, 11 de agosto de 2019. En concordancia con las directrices y políticas del Gobierno Nacional de cero tolerancia ante hechos de corrupción y con quienes deshonren el uniforme y el honor militar, el Comando General de las Fuerzas Militares se permite manifestar lo siguiente: El día 25 de julio, la Dirección Antisecuestro y Antiextorsión de la Policía Nacional informó al Director Nacional de Gaula Militares del rescate del comerciante Estiven Beltrán, en una operación adelantada en el municipio de Soacha, Cundinamarca. En la noche del mismo día, en una reunión realizada en la Dirección Antisecuestro y Antiextorsión de la Policía Nacional, se informó oficialmente al Director Nacional de Gaula Militares sobre la presunta participación de un personal militar en el secuestro del mencionado comerciante. De manera inmediata se suministró el material probatorio requerido por la Policía Nacional, incluida la identificación de vehículos y personal presuntamente implicado en el hecho. Así mismo, se tomó contacto con el Fiscal Delegado para prestar toda la colaboración y apoyo para la investigación. Con la noticia criminal, el Director Nacional de Gaula Militares procedió a solicitar el trámite de retiro de la institución del personal presuntamente involucrado en el secuestro del comerciante. En consecuencia, el señor Comandante del Ejército Nacional, haciendo uso de su facultad discrecional, retiró del servicio activo al Soldado Profesional Milton Andrés Toro Hernández, mediante Orden Administrativa del 2 de agosto, y al Sargento Segundo Jorge Eliécer Serna Gómez, con Resolución del 5 de agosto. Asimismo, y de acuerdo con las investigaciones, se pudo establecer que el Sargento Segundo de Infantería de Marina Dick Rodríguez Fuentes, quien se encontraba de Suboficial de Servicio de la unidad militar el 20 de julio, día del secuestro del comerciante, y quien era el responsable de las instalaciones y los automotores de la Dirección de Gaula Militares, permitió la salida de un vehículo oficial para que se cometieran hechos delictuosos. Por lo anterior, el señor Comandante de la Armada Nacional, en uso de su facultad discrecional, ordenó el retiro del servicio activo del Suboficial, mediante Resolución del 6 de agosto de 2019. Es necesario aclarar que el vehículo utilizado en el secuestro del comerciante no estaba asignado al Director Nacional del Gaula Militares. En cumplimiento de la Orden de Captura emitida el día 10 de agosto, unidades del Gaula de la Policía, con apoyo del Gaula Militar Tolima, privaron de la libertad al Sargento Segundo de Infantería de Marina Dick Rodríguez Fuentes, quien ya había sido retirado del servicio activo, para ponerlo a disposición de las autoridades competentes. Asimismo, es importante destacar que las información es sobre la presunta participación de personal militar en el secuestro, así como su posterior retiro de la institución, no se hicieron públicas por solicitud expresa de la autoridad competente, en respeto a la reserva legal de la investigación, para proteger la misma y no afectar los procedimientos de captura de los presuntos implicados. La investigación es adelantada por la Fiscalía General de la Nación, con el apoyo de la Dirección Nacional de Gaula Militares. El Comando General de las Fuerzas Militares reitera el compromiso de cero tolerancia con cualquier actuación de los integrantes de la institución que sea contraria a la Constitución, la Ley, los Derechos Humanos o el Derecho Internacional Humanitario y reitera la total disposición para apoyar las actuaciones que adelanten los entes de control y respaldar las decisiones que emanen de sus investigaciones
*** Esta es la investigación publicada por SEMANA: El secuestro que involucra a uniformados y los delitos inventados en los Gaulas Militares Un exitoso rescate de un secuestrado dejó al descubierto algo más oscuro: lo habían privado de la libertad las propias autoridades encargadas de combatir ese delito. El caso sucedió hace tres semanas, pero los detalles de lo ocurrido, que implican a integrantes del Gaula Militar, hasta ahora se han mantenido en secreto y con extrema discreción. Y no es para menos. Se trata de un grave y escandaloso episodio que algunos miembros del Ejército han tratado de ocultar ante la opinión pública. El hecho ocurrió el sábado 20 de julio a las 9:40 de la noche, cuando Estiven Beltrán, de 22 años, salía de un local de autoservicio al sur de Bogotá. Allí lo abordaron varios hombres con uniformes del Gaula Militar que le dijeron que debía acompañarlos y le enseñaron una supuesta orden de captura por delitos sexuales. Desconcertado, Beltrán subió a la camioneta en la que iban los uniformados. Le permitieron hacer una llamada para informar a su familia que iban a trasladarlo a una fiscalía a la ciudad de Bucaramanga para, supuestamente, ponerlo a disposición de las autoridades. Todo era parte de una farsa con el fin de ganar tiempo. A la mañana siguiente, la familia se enfrentó a su peor pesadilla. Recibieron la llamada de un hombre que se identificó como comandante de las autodenfensas y les dijo que si no pagaban 800 millones de pesos, asesinarían a Estiven. Presentaron la denuncia en la Fiscalía, por lo cual investigadores de esa entidad e integrantes del Gaula de la Policía asumieron las pesquisas. Le recomendamos: El general en su laberinto: las investigaciones por corrupción en la Cuarta Brigada del Ejército Un par de días después, los curtidos sabuesos vieron con sospecha que un sargento retirado del Gaula Militar, amigo de la madre de la víctima, se había ofrecido a ayudarla. De inmediato le advirtió que no buscara a las autoridades y que consiguiera el dinero para pagar. Por eso, los investigadores empezaron a seguir al hombre. Los días iban pasando y las llamadas intimidatorias para presionar el pago aumentaban. Tanto, que incluso los secuestradores amenazaron con cortarle un dedo a Estiven para enviarlo a su familia. Al joven lo secuestraron uniformados activos en un carro asignado al director de los Gaulas Militares. Mientras un grupo de los investigadores vigilaba al sargento retirado, otros adelantaban labores que arrojaron un dato sorprendente. Por medio de las cámaras de seguridad identificaron el vehículo en el que secuestraron al joven. Se trataba del carro asignado al director de los Gaulas Militares, el teniente coronel César Augusto Martínez, sobrino del comandante del Ejército Nicacio Martínez. Los seguimientos y las interceptaciones legales a las líneas del sargento retirado arrojaron otra información interesante. Allí descubrieron que este hombre se comunicaba con dos militares activos adscritos a la dirección de Gaulas Militares, quienes habían perpetrado el secuestro. Los investigadores, que no le perdían el rastro al sargento retirado, lo habían seguido hasta una vivienda en Ciudad Bolívar, al sur de Bogotá. El hombre salía poco del sitio, escasamente a hacer llamadas desde teléfonos de la calle. Estaban seguros de que la víctima podía estar en esa casa. En la mañana del 25 de julio allanaron el lugar, aprovechando una de las salidas del sargento. En uno de los cuartos encontraron amarrado a Estiven, así como esposas y prendas del Gaula Militar. En medio del impacto, Estiven contó que los militares lo habían secuestrado. Solo cuando el público conoció el rescate, el director de los Gaulas Militares buscó a las autoridades para decir que el carro usado en el delito estaba asignado a él, y que los dos militares secuestradores estaban bajo su mando. No obstante, negó cualquier relación con los hechos con el argumento de que llevaba poco tiempo en ese cargo. En contexto: Las Ovejas Negras del Ejército En el Ejército conocen bien el caso, pero lo han tratado con extrema discreción. “Ahí no va a pasar nada. El señor oficial es el sobrino de mi general Martínez. El año pasado hubo unas investigaciones en su contra por supuesta corrupción, que sencillamente no avanzaron porque en ese momento el inspector era mi general Martínez. Ahora, siendo comandante del Ejército, pasará menos”, dijo a SEMANA un oficial de la inspección que en el pasado tuvo que detener algunas investigaciones en contra del sobrino del comandante del Ejército. Este caso reviste la máxima gravedad por tratarse de un secuestro en el que están involucrados militares. Sin embargo, no es la única irregularidad presentada en esas unidades. Resultados inflados El 20 de marzo pasado, el Gaula Militar de Cundinamarca, por medio de la Dirección de Comunicaciones Estratégicas, registró el balance de una extraña operación. Se trataba de la captura de 11 personas que harían parte de una banda de extorsionistas. “Se les imputa el delito de concierto para delinquir con fines extorsivos”, dice el parte de comunicaciones interno de esa unidad. En ese mismo documento, el resultado aparecía enmarcado en la operación mayor Pedro Pascasio Martínez. Se trata de una redada que el Ejército adelanta en el ámbito nacional, enfocada especialmente en combatir la extorsión, delito que, junto con el secuestro, es la especialidad de las unidades Gaula del país.
FOTO: Al comparar los reportes del Gaula Cundinamarca con las órdenes de captura solicitadas por la Fiscalía, queda claro que la unidad del Ejército infla sus resultados con otros delitos. Sin duda, las 11 capturas representaban un buen resultado, pero algo no cuadraba. Dos días antes de la operación, la Fiscalía solicitó las órdenes de captura a una jueza de Bogotá, y ella las autorizó. Sin embargo, estas daban cuenta de un caso totalmente distinto, pues los delitos por los que se solicitaba la detención de los supuestos delincuentes incluían, además de concierto para delinquir, “corrupción de alimentos, productos médicos o material profiláctico, y usurpación de derechos de propiedad industrial y derechos de obtentores de variedades vegetales”. Es decir, los sospechosos formarían parte de una red de venta ilegal de medicinas. Una conducta que nada tiene que ver con los señalamientos de extorsión descritos por el Gaula Militar de Cundinamarca.
En las órdenes de captura no se registran los mismos delitos reportados por el Gaula Militar de Cundinamarca. Este no ha sido el único caso de ese estilo. SEMANA pudo contrastar documentos de la Fiscalía y los papeles internos de esa importante unidad militar, y encontró al menos 12 situaciones similares ocurridas entre febrero y julio. En otras operaciones, personas capturadas por clonar tarjetas bancarias o por hurto terminaron presentadas ante el Ejército como extorsionistas. Estas irregularidades aparecen en los radiogramas de operaciones de ese Gaula, firmados la mayoría por su comandante, el coronel Yeison Calvo Gómez. Uno de los resultados más extraños se produjo el 7 de marzo. Un hombre y una mujer fueron detenidos en el aeropuerto El Dorado de Bogotá cuando intentaban abordar un vuelo con destino a Madrid. Llevaban consigo una consola de videojuegos dentro de la que las autoridades encontraron 16 kilos de cocaína. Al día siguiente, la Fiscalía los imputó por el delito de tráfico, fabricación y porte de estupefacientes. No obstante, en el reporte operativo del Gaula apareció, además, el delito de concierto para delinquir con fines extorsivos. ¿Cómo graduaron de extorsionistas a dos mulas capturadas en flagrancia?
La Fiscalía imputó a dos personas por intentar pasar cocaína a España. Sin embargo, en su reporte el Gaula Militar de Cundinamarca les registró también el delito de concierto para delinquir con fines extorsivos. Detrás de estos casos habría una estrategia para inflar los resultados del Gaula Militar con varios objetivos. Por un lado, responder a las exigencias de la cúpula militar en cuanto a resultados. Los medios de comunicación han venido documentando durante el año cómo distintas unidades se han comprometido a duplicar sus mediciones de todo tipo, pasando por bajas, capturas y desmovilizaciones. Incluso las presiones que habría ejercido la cúpula para lanzar operaciones y entrar en combate.
La Fiscalía no imputó a los detenidos por concierto para delinquir con fines extorsivos, delito que sí reportó el Gaula Militar de Cundinamarca. Pero detrás de los resultados irregulares asimismo habría una estrategia para cobrar recompensas y gastos por operaciones infladas, o incluso inventadas. De hecho, oficiales inconformes ya pusieron estas denuncias en conocimiento del general Nicacio Martínez. En mayo pasado le enviaron un documento que hablaba del aumento, frente al año anterior, del dinero destinado a los gastos reservados de esta unidad, con los que pagan las labores de inteligencia. Y de los presuntos cobros irregulares de estos dineros por parte de oficiales del Gaula, quienes se estarían apropiando de los recursos. Varios militares habrían recibido presiones de sus superiores para firmar las misiones ficticias. Detrás de los resultados irregulares habría una estrategia para cobrar recompensas y gastos por operaciones inventadas. SEMANA conoció los libros de las minutas de esa unidad que contienen la relación del personal de servicio. Llama la atención que militares que aparecen firmando de puño y letra, como si estuvieran de servicio en Bogotá, también figuran el mismo día con viáticos y misiones de trabajo en otros lugares. Esos libros hoy están desaparecidos. Esta revista tuvo acceso al audio de una conversación entre el coronel Calvo y otros militares de la unidad, que se produjo luego de que se enteraron del documento enviado al comandante del Ejército. En esta, el oficial se refiere a las denuncias y dice: “Independiente de cualquier cosa, de lo que digan, yo no estoy preocupado porque sé que he hecho las cosas bien, buscando al enemigo. Que hace uno peculados… que ninguno me vaya a grabar… Sí, marica, lo he hecho. ¿Pa qué? Pa tramar un poco de bandidos que traigo acá para ver cómo cambia la vaina. Sí lo he hecho, pero en busca de inteligencia”.
El documento causó una revista de inspección realizada por la Brigada 13 que junto con la dirección de Gaulas nacionales son las unidades a las que responde el Gaula Cundinamarca. En ese momento, el coronel Martínez, sobrino del general Nicacio Martínez, era el segundo comandante de esa brigada. De ese cargo pasó al que ahora tiene, de comandante de los Gaulas nacionales. Según le dijeron a SEMANA fuentes que ejecutaron esas pesquisas, en la inspección ratificaron las presuntas malversaciones de los dineros de las operaciones. Sin embargo, la diligencia quedó en un saludo a la bandera, pues las irregularidades no pararon y tampoco comenzó ningún tipo de investigación contra los señalados. De hecho, SEMANA pudo comprobar que, al menos hasta julio, siguieron reportando resultados inflados en esa unidad. Sin duda alguna, todo esto huele muy mal.
Estos radiogramas del Gaula registran resultados inflados.