Bogotá empieza a saldar una deuda que tenía hace décadas. La crisis social y económica provocada por el coronavirus ha hecho que hoy más que nunca sea necesario que la capital empiece a operar las 24 horas del día. Esta propuesta no ha tenido muchos opositores, pero tampoco ha habido voluntad política para convertirla en realidad. Sin embargo, hoy la ciudad se ha visto empujada a funcionar de esta manera para sobrellevar la situación. El PIB, según Fedesarrollo, caerá 3,2 por ciento, siendo optimistas, u 8 por ciento en el peor escenario. El desempleo podría dispararse de 10,9 por ciento a 22 por ciento. Y la pobreza, que estaba en una tasa de 12,4 por ciento, crecería al 18 por ciento. Un panorama similar al de los años noventa. La secretaria de Desarrollo Económico, Carolina Durán, le explicó a SEMANA que para revertir esas cifras, el funcionamiento de Bogotá durante las 24 horas del día ya empezó. Con la reactivación de la construcción, la manufactura y el comercio, más los protocolos para amortiguar el contagio, se ha hecho necesaria una estrategia que implica que la ciudad esté despierta todo el tiempo. La construcción, por ejemplo, funciona de 10:00 a. m. a 7:00 p. m. La manufactura, de 10:00 a. m. a 5:00 a. m., con varios turnos. Y el comercio empezará a operar a partir del 25 de mayo entre las 12 del mediodía y la medianoche. Los sectores esenciales que no han parado en la cuarentena, como la salud y el abastecimiento, funcionan de 8:00 a. m. a 5:00 p. m.
Esta no era la Bogotá 24 horas que soñaban los que defendían el proyecto hace años. Ellos imaginaban bares, gimnasios, cafés, librerías, cines, agencias de viajes y todo tipo de negocios abiertos todo el tiempo. Pero justamente esos comercios, que podrían adaptarse más fácilmente a una ciudad despierta, fueron los primeros en cerrar y serán los últimos en abrir para evitar las aglomeraciones. De acuerdo con el Distrito, en un escenario favorable podrían volver a partir de diciembre. Así, podrán funcionar 24 horas mientras pasa la emergencia sanitaria los servicios públicos, bancos, notarías, comisarías de familia, universidades, centros deportivos y comercios que no concentren muchas personas, como zapaterías, lavanderías, ferreterías, lavaderos de autos, talleres, concesionarios, entre otros. El mayor incentivo para la gente será que no habrá grandes congestiones. Por otro lado, eso abonará terreno para cuando puedan reabrir aquellos negocios que ya eran fuertes de noche y que en el futuro podrán abrir todo el día. La idea es que la capital siga funcionando así a largo plazo, tal como lo hacen otras metrópolis del mundo como Nueva York, San Francisco y Buenos Aires. El profesor Ferrari asegura que Bogotá 24 horas debe ser atractiva tanto para los empresarios como para los empleados. No está de acuerdo con no pagar el recargo nocturno o las horas extra. Por el contrario, considera que definitivamente hay que pagar más para que la gente se trasnoche con gusto.
César Ferrari, profesor titular de economía en la Universidad Javeriana, asegura que era absurdo que en una ciudad donde el capital es escaso, no se le sacara mayor provecho al tiempo. Con Bogotá funcionando 24 horas, según él, se pueden triplicar las ganancias, aumentar el empleo y obtener otros beneficios como calles descongestionadas y mejor calidad del aire. Pero obtener estos beneficios requiere de grandes esfuerzos. Juan Esteban Orrego, presidente de Fenalco, dice que celebra la decisión de la Alcaldía de sacar adelante el proyecto de Bogotá 24 horas porque lo han promovido desde mucho antes, y han comprobado que el modelo ayuda al crecimiento económico y a generar empleo. No obstante, señala nuevos retos en esta época de pandemia relacionados con el trabajo. El comercio, por ejemplo, tiene permiso para operar en la noche, pero muchos empresarios aseguran que no pueden pagar el 35 por ciento de recargo nocturno y tampoco las horas extra. De acuerdo con Fenalco, para la mayoría de los comerciantes las ventas han caído en 80 por ciento por el coronavirus. Además, argumentan que tendrían que pagar ese recargo nocturno, sin tener el beneficio de operar 24 horas porque por ahora podrían abrir solo 12. También manifiestan que cuando realmente el negocio pueda funcionar todo el día entonces sí podrían pagar esos costos, pero no por ahora. El Ministerio del Trabajo estudia alternativas al respecto. El Gobierno ofrece subsidiar la nómina de las empresas que estén perdiendo el 20 por ciento o más con la condición de que no despidan a sus empleados. Y la Secretaría de Desarrollo Económico, por su parte, ofrece líneas de crédito para aquellas compañías que necesitan hacer reestructuraciones para volver a abrir con los nuevos protocolos de bioseguridad. Sin embargo, el Distrito no favorece quitar el recargo nocturno o las horas extra. La opción es que operen así (de 12 del día a 12 de la noche) o que permanezcan cerrados. Algunos empresarios como Arturo Calle asumen ese costo porque prefieren funcionar de todos modos. Pero otros no pueden hacerlo. El concejal liberal Samir Abisambra recordó que el 90 por ciento de las empresas de la ciudad son pymes, y por eso propone que la Secretaría de Desarrollo destine más presupuesto para ayudar a los empresarios. ProBogotá, la Andi y concejales sugieren flexibilizar estos recargos y otorgarles un plazo a los empresarios para pagarlos gradualmente. De esa manera puede haber flujo de caja sin afectar los derechos de los trabajadores.
El profesor Ferrari asegura que Bogotá 24 horas debe ser atractiva tanto para los empresarios como para los empleados. No está de acuerdo con no pagar el recargo nocturno o las horas extra. Por el contrario, considera que definitivamente hay que pagar más para que la gente se trasnoche con gusto. Pero dice que, a su vez, es indispensable que a los empresarios que generen esas vacantes les reduzcan los impuestos y les ofrezcan incentivos. El economista afirma que podría haber descuentos en los recibos de electricidad y agua, subsidios de transporte, y que el Gobierno descuente otros impuestos para que ese 35 por ciento adicional no salga del bolsillo de las empresas. Ese no es el único desafío para que la ciudad pueda funcionar las 24 horas del día. Los representantes a la Cámara José Daniel López, de Cambio Radical, y Mauricio Toro, de la Alianza Verde, aseguran que es indispensable garantizar la movilidad y la seguridad. En cuanto a la primera, será necesario que el transporte público también funcione de noche. La Secretaría de Movilidad está recolectando información sobre cómo se movilizan los trabajadores para establecer las rutas más transitadas. En cuanto a la seguridad también hay un gran reto. En el pasado no se concretó Bogotá 24 horas, entre otros factores, por la criminalidad y la violencia. Pese a que con los años la capital ha fortalecido la Policía, hoy tiene un déficit de cerca de 10.500 efectivos. Municipios como Bucaramanga, Tunja o Popayán tienen en promedio 600 policías por cada 100.000 habitantes. Es decir que Bogotá cuenta con poco menos de la tercera parte de las ciudades intermedias. Y si la capital funcionará de noche, necesitará al menos un 30 por ciento más de personal. Así mismo, algunos han propuesto que los concejales de Bogotá que no requieran del esquema de seguridad lo devuelvan a la ciudad para dedicarlo a otros frentes, pero aún no se ha concretado. Mientras tanto, habría que pagarles horas extra a los policías, turnarlos y distribuirlos en esas primeras zonas y sectores que funcionarán de noche. El Distrito no favorece quitar el recargo nocturno o las horas extra. La opción es que operen así (de 12 del día a 12 de la noche) o que permanezcan cerrados.
Por último, habría que hacer un trabajo fuerte en civismo y cultura ciudadana, vigilancia y control ciudadano. Todavía muchos sectores permanecen cerrados y sin embargo ya hay aglomeraciones y caos. La capital sigue siendo la más afectada por el coronavirus, y los casos y el número de víctimas fatales aumentan cada día. La tarea de hacer funcionar a Bogotá 24 horas no es fácil, pero ante una situación como la actual, no hay de otra.