La noche anterior y como no sucedía desde las épocas más cruentas del conflicto con las Farc, en Caldono retumbaron las hélices de los helicópteros. Detrás de las ventanas de las casas se sentían los pasos de los soldados en la penumbra. Este pueblo se había desacostumbrado a tanta fuerza pública.
Foto: Esteban Vega La-Rotta / Semana. Caldono, Cauca. Indígenas de la guardia pasaban de un lado a otro entre rumores. Todo era confusión. La tensión la había sembrado la Fiscalía General de la Nación en Bogotá al decir que la minga estaba infiltrada por grupos armados ilegales y que había un plan terrorista para asesinar al presidente Iván Duque. Puede leer: "Si la autoridad implica una masacre": Uribe en contra de los acuerdos con la Minga Los indígenas, como era de esperarse, se indignaron. La denuncia de la Fiscalía, que llegó al filo de las ocho de la noche, había caído como un huracán que remeció la agenda que los indígenas tan cuidadosamente tenían preparada para la visita presidencial. El primero en salir a responder fue Jhoe Sauca, coordinador del programa de Derechos Humanos del Cric. “Rechazamos los señalamientos que tan irresponsablemente ha lanzado el fiscal general de la nación al estigmatizar a la minga”. Hacia la medianoche se vaticinaba lo peor. Si el presidente tomaba la decisión de no venir, muchos indígenas decían estar dispuestos a tomarse nuevamente la vía Panamericana si los consejeros así lo consideraban. Dicho escenario habría sido catastrófico si se tiene en cuenta que durante dos días el Ejército se había replegado y tomado posiciones desde Popayán hasta Mondomo y Caldono. Por la carretera se paseaban tanquetas dotadas de armamento pesado para asegurar la zona. Le puede interesar este reportaje especial: Las heridas que quedaron abiertas pese a los acuerdos con la minga Muchas fueron las deliberaciones y las reflexiones de la minga durante la noche para que Caldono amaneciera más calmado. El frío de los 1.800 metros sobre el nivel del mar desoló a Caldono durante las primeras horas de la mañana. Desde la presidencia en Bogotá pedían como condición para que Duque fuera que la reunión se hiciera a puerta cerrada. La minga se negaba pues el compromiso era poder llevar a cabo un debate político de cara a la comunidad.
Foto: Esteban Vega La-Rotta / SEMANA. Caldono, Cauca. El argumento de la petición presidencial era la seguridad nacional. Duque pidió que el encuentro se diera en la casa cultural de Caldono a puerta cerrada, solo con los líderes más importantes como asistentes. Pero ellos no aceptaron. El cara a cara del presidente con la Minga tenía de fondo varias tensiones que se podían sentir en el ambiente: los trinos de Uribe, la versión de la infiltración ilegal planteada por el fiscal. Pese a que los indígenas se sentían con ello maltratados, estaban dispuestos a acomodarse a las circunstancias si el presidente hablaba en el parque principal. Lo que más les interesaba era debatir con Duque sobre tierras, paz, Plan de Desarrollo y derechos propios de las comunidades étnicas en Colombia. Además de ello, para la Minga era trascendental que Duque firmara los acuerdos a los que habían llegado, esto es, que se le diera un piso jurídico a los 843.000 millones de pesos a los que se había comprometido la ministra Nancy Patricia Gutiérrez para ser destinados en educación, salud y proyectos productivos en el Cauca y Nariño.
Foto: Esteban Vega La-Rotta / Semana. Caldono, Cauca. A eso de las 10:30 de la mañana, Duque llegó a la cita. Se bajó de un helicóptero proveniente de Popayán. Venía vestido con un blazer azul, jean, zapatos cafés. Al rededor suyo, escoltas y fuerzas especiales apostados desde distintos flancos de la montaña. Por fin los indígenas habían logrado lo que tanto habían pedido: que el primer mandatario los escuchara para que tuvieran garantías. Sin embargo, faltaba el detalle mayor: donde se sentarían a hablar.
El presidente se fue para la casa de la cultura. Afuera, miles de indígenas provenientes del Cauca, Caldas y Huila, esperaban bajo el rayo de sol a que la presidencia aceptara las condiciones. Habían armado una tarima esperando a que Duque saliera a ratificar que el gobierno los iba a tener en cuenta.
Foto: Esteban Vega La-Rotta / Semana. Caldono, Cauca. Los 28 días de paro fueron tan extenuantes para las partes, que en el ambiente no había asomos de jovialidad. A la sombra del debate que le plantearon los indígenas al presidente estaban los altos costos que había ocasionado el bloqueo a la vía Panamericana. De un lado la Policía no olvidaba la muerte del patrullero Boris Alexander Benítez y del otro, los mingueros no podían dejar de recordar el fallecimiento de su compañero Deiner Seferino Yunda, en medio de las protestas en Cajibío. Hacia el medio día Duque aún no aceptaba salir del recinto para debatir con la Minga de cara al público que lo esperaba. Uno de los que ha intercedido para que se dé el encuentro es el procurador Fernando Carrillo. “Ojalá los indígenas del Cauca no desaprovechen esta oportunidad para reunirse con el presidente. Es importante que se cumplan los acuerdos y las razones de seguridad no permiten que la cita se dé al aire libre. Que no se pierda este momento”, dijo. Según Carrillo, hay intereses extremistas que no quieren que la reunión se lleve a cabo.