“Con la planta les estamos cumpliendo a los ciudadanos de Ciudad Bolívar, Usme y Tunjuelito que nos pidieron que no les sigamos trayendo basuras para enterrarlas aquí. No vamos a seguir expandiendo a Doña Juana”.
Así, con bombos y platillos, el 11 de mayo de este año, la alcaldesa Claudia López anunciaba que Bogotá iba a tener la primera planta de termovalorización en Colombia, que convertiría los residuos en energía. Pero el anuncio se quedó en palabras.
Dos meses después, la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) sorprendió, al reversar, de un momento a otro, el proceso licitatorio y ordenar su cierre definitivo. Lo hizo escudada en el fuerte incremento del dólar, en la subida de las tasas de interés y en el aumento en el precio del acero y otras materias primas.
“Entrar en una negociación de este tipo pondría en riesgo la seguridad jurídica, financiera y técnica del proyecto, lo que, en definitiva, no ayudaría a los propósitos de la ciudad en esta materia”, afirmó la UAESP.
Así se abandonó la construcción de la planta sin buscarle alternativa alguna, mientras en Bogotá el problema con las basuras y el relleno sanitario de Doña Juana es cada vez más alarmante.
Al día se generan en Bogotá 7.500 toneladas de basuras, es decir, 2,73 millones de toneladas de residuos al año, para un promedio anual de un poco más de 300 kilogramos por cada habitante, una cifra bastante preocupante si se tiene en cuenta que en la ciudad tan solo el 16 % de los residuos se aprovecha como reciclaje.
“Fue una decisión terrible, era la oportunidad para que Bogotá comenzara el camino para ser una ciudad sostenible y aprovechar los residuos sólidos. Si bien es cierto que la viabilidad del proyecto dependía mucho del valor del dólar, lo cancelan sin ni siquiera tomarse la molestia de analizar otras alternativas y sin haber salido a licitación para saber si a los privados les interesaba o no la construcción de la planta”, aseguró Omar Oróstegui, director de Futuros Urbanos.
El experto cuestionó por qué si hoy se habla de un operador público de transporte, no se pensó en la misma posibilidad para la planta de termovalorización. “El proyecto estaba bien concebido, eran cuatro billones de pesos a mediano plazo, pues al inicio solo se necesitaba un billón y, además, era el privado quien debía asumir los riesgos. La inversión era menor frente a los beneficios ambientales y eléctricos que iba a generar la ciudad. Es una decisión que no se entiende, retrocedimos dos pasos en el tema ambiental”, dijo.
De acuerdo con la directora de la UAESP, Luz Amanda Camacho, el Distrito seguirá buscando alternativas amigables con el medioambiente para el aprovechamiento y la transformación de basuras. “Vamos a tener nuestra gran planta de separación de residuos, vamos a trabajar con el tema de los orgánicos, tanto en compost como en biometanización, tendremos bioceldas, que es una nueva forma de tratar los residuos, aunque siga siendo relleno sanitario”, afirmó.
No obstante, con este revés, una de las grandes apuestas de la alcaldesa López con la expedición de su POT, el Parque de Innovación Doña Juana, se está quedando en el aire. “El objetivo era hacer aprovechamiento de los residuos, pero qué sentido tiene un parque de innovación y tecnológico, si no se va a cumplir con ese trazado”, subrayó Oróstegui.
Irónicamente, el Distrito se retracta de la idea de convertir la basura en energía, al tiempo en el que la Personería de Bogotá advierte que el concesionario CGR ha incumplido las obligaciones contractuales en la construcción de un sistema de tratamiento de lixiviados en Doña Juana, lo que ha traído graves consecuencias en el río Tunjuelo.
Para la concejal Diana Diago, el proyecto de la planta de termovalorización tiene que seguir y la alcaldesa debe ser muy ágil: buscar apoyo de la Nación. “La ciudad es la que pierde, pues está desesperada y no les podemos decir a los capitalinos que esperen 20 años más. Es aquí donde se tiene que ver el compromiso de Petro con el ambiente y la ciudad en la que él fue alcalde”, comentó.
Lo cierto es que los problemas con los residuos en Bogotá no solo recaen en Doña Juana. “La UAESP está fallando en varios temas de su competencia, en el barrido de las calles, en los contenedores y canecas de basura, la ciudad está muy afectada”, concluyó Oróstegui.