No había acabado de calmarse el debate de la reforma tributaria cuando el Gobierno volvió a sacudir el tablero. Esta vez, al instalar la subcomisión de la reforma pensional que se radicará el próximo año en el Congreso de la República.
Y aunque la propuesta preliminar no fue nada distinta a la que se conocía desde la campaña del entonces candidato Gustavo Petro, ahora no dejó de sorprender.
Se basará en tres pilares: el pilar solidario, con una renta básica correspondiente a medio salario mínimo legal vigente y que cobijará a las personas que no alcanzan a obtener una pensión; el contributivo, para las personas que devengan hasta cuatro salarios mínimos y harán sus aportes obligatorios al régimen de prima media administrado por Colpensiones, y el tercer pilar, para personas que tienen ingresos por encima de los cuatro salarios mínimos, que harán aportes adicionales al Régimen de Ahorro Individual de las Administradoras de Fondos de Pensiones y de Cesantías, AFP.
El viceministro encargado de Empleo y Pensiones, Juan Carlos Hernández, insistió en que la propuesta que se empezará a construir “se basará en la solidaridad y no en la rentabilidad”.
“Es una reforma estructural, no es una reforma paramétrica, lo que estamos buscando es cómo generar mayor cobertura, para que todos los adultos mayores que hoy están por fuera de la posibilidad de tener una vejez digna logren unos elementos que les permitan, a través del apoyo del Estado, liberar sus recursos y así potenciar una vejez con dignidad y que no vivan de la caridad de sus familias”, dijo la ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez.
El tema pensional es uno de los más sensibles de todos. Sin duda, hay una bomba social que es necesario desactivar. De los 7,1 millones de adultos mayores en el país, apenas 1,7 millones cuenta con un pago mensual.
Aunque no hay un texto de la reforma, la polémica en la propuesta del Gobierno Petro es que al llevar a quienes devengan hasta cuatro salarios mínimos para el régimen de prima media, se estaría trasladando más del 85 por ciento de los cotizantes.
Para el excandidato presidencial Federico Gutiérrez “la propuesta del Gobierno Petro no es otra cosa diferente a expropiar el ahorro de 18 millones de colombianos que durante décadas han ahorrado en los fondos privados de pensión. Eso no se puede permitir”.
No es claro cómo se va a sostener el sistema hacia el futuro, tras conocer experiencias parecidas como la de Argentina, y con una población que está envejeciendo, y cuyos jóvenes no van a ser suficientes para aportar al sistema, de manera que haya recursos para atender a los viejos. Por lo tanto, no es un problema de corto plazo, sino estructural.
Para el exministro José Manuel Restrepo, los recursos de ahorro individual se los van a terminar gastando en presupuestos generales de la nación en el año en curso, y eso genera una preocupación de financiamiento de mediano y de largo plazo.
La otra gran inquietud es el futuro de los fondos privados de pensiones, pues gran parte de su masa crítica se iría para el régimen de prima media. “Los fondos de pensiones son los grandes protagonistas del ahorro, de los créditos y de la inversión de largo plazo en Colombia. En la medida en que se elimine esa fuente de recursos, lo que se le está dando es un golpe mortal a la inversión de largo plazo en nuestro país”, agrega Restrepo.
Juan Carlos Echeverry, también exministro de Hacienda, calificó de “terrible” la propuesta de ajuste pensional: “Traslada 85 por ciento de las cotizaciones al régimen público, seca las AFP y el mercado de capitales, se gasta ese ahorro en subsidios, aumentan el déficit del sistema y su efecto fiscal, pues no hacen cambios paramétricos que reduzcan el déficit. Desastre mayúsculo”, señaló.
Pero, además, sin los fondos de pensiones el más perjudicado puede ser el mismo Gobierno, pues puede afectar el financiamiento público y lo limitaría, particularmente en la compra de TES. Y ese no es un tema menor.
Bank of America advirtió que esta reforma pensional “empeoraría el déficit de cuenta corriente de Colombia, que ya es alto (6 por ciento del PIB)”, pues conduciría a menores ahorros y recibiría presiones por mayores tasas de interés, gracias a lo cual Colombia pagaría montos más altos de interés por los bonos TES en poder de extranjeros.
El presidente Petro ganó las elecciones con la bandera del cambio. Sin embargo, como mencionó Asofondos, es necesario analizar todos los impactos de la propuesta. Pero, además, lo ideal sería arrancar su discusión con texto formal, para que los mercados que se rigen por las expectativas y certidumbres tengan más claridad, en especial en un momento tan convulsionado como el actual y ante la profunda desaceleración que viene en 2023.