De alias Richard se ha dicho que es testigo clave en el asesinato de los diputados del Valle. Que fue el máximo comandante del Frente 30 de las Farc que operó en el pacífico. Que fue jefe de finanzas de una de las estructuras de la antigua guerrilla y que se encargaba del cobro de gramaje por el comercio de coca en las zonas que operó. Ese largo prontuario, sin embargo, no fue suficiente para que los magistrados de la Sección de Revisión de la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) decidieran otorgarle el beneficio de la garantía de no extradición del que sí gozó Jesús Santrich. A diferencia del exjefe guerrillero, en este caso no se pudo comprobar el vínculo con la organización durante la comisión del delito.
Mientras que más de 13.202 excombatientes de las Farc fueron acreditados por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, alias Richard fue uno de los que quedó por afuera. Aunque los miembros de la antigua guerrilla han alegado que esa es la situación de muchos a quienes le habían perdido el rastro, ese no es su caso. A él le cobraron ser un desertor. Por eso tuvo que echar mano de su prontuario en la justicia ordinaria para sostener ante la JEP que cumplía con los requisitos para entrar al sistema. En principio, la estrategia surtió efecto. Tres años después de haberse efectuado su captura en la finca Alhambra en el Valle del Cauca por los delitos de homicidio agrabado, secuestro y rebelión; el Juzgado 24 le concedió la amnistía de iure por el delito de rebelión y dispuso su traslado a una Zona Veredal de Transición, donde se concentraban las Farc. La medida, sin embargo, nunca se hizo efectiva. ¿La razón?, prevaleció la solicitud de extradición que alias Richard tiene en su contra y que se reactivó ahora que los magistrado de la JEP concluyeron que las conductas por las que es requerido por Estados Unidos no se encuentran vinculadas directa o indirectamente con el conflicto. A pesar que los delitos están dentro de la temporalidad sobre la que tiene competencia la justicia de paz porque ocurrieron antes del 1 de diciembre de 2016, lo cierto es que no hay evidencia sobre su vínculo con Farc en el periodo que lo acusan por delinquir. Por el contrario, sí hay cómo probar que es un desertor del grupo insurgente.
De acuerdo con la Fiscalía estadounidense, alias Richard es requerido por delitos cometidos entre entre los años 2009 y 2014. Si bien es cierto que en el marco del acuerdo hay una interpretación del narcotráfico como delito conexo al político, lo cierto es que en este caso estaría estrictamente vinculado al enriquecimiento personal. Al menos dos razones probarían esa hipótesis: primero la poca evidencia judicial que existe contra alias Richard como miembro activo de las Farc después de 2002 y, segundo, un comunicado divulgado por la antigua guerrilla una vez se hizo pública la captura. En él, no solo lo acusaban de robo sino que también desconocían que fuera el comandante del Frente 30. "El mentado Richard es un desertor y un traidor a los principios e ideales por los que luchan las Farc-EP. Su descomposición ideolóigica y sus mezcandedes personales lo llevaron a desertar de nuestras filas hace algún tiempo, llevándose consigo bienes del movimiento y recursos destinados a la lucha revolucionario", advertía la misiva del antiguo Estado Mayor del Bloque Oriental. Si bien es cierto que Martín Leonel Pérez Castro, su nombre de pila, estuvo estrechamente vinculado al Frente 30 de esa guerrilla sin ser su comandante, las autoridades han logrado establecer que ingresó en 1988, año en que fue asignado al Frente 01 que conformaban el anillo de seguridad de Antonio Marín Tirofijo, con influencia en Guaviare, Calamar, el Retorno, Miraflores y La Libertad. Posteriormente, fue reasignado a la Unidad Rendón, guardia el Mono Jojoy. De allí pasó a los Frente 7 y 27 donde prestó seguridad al comandante Martín Villa. Una vez cumplió los cuatro años de experiencia fue asignado por orden del Secretariado como miembro del Frente 30 que tiene influencia en Valle y Cauca. Ese vinculo, sin embargo, se rompió en el 2002 cuando el exguerrillero decidió desertar de la estructura armada. Del recaudo probatorio es posible establecer "la acumulación de riqueza de alias Richard". De hecho, durante su captura le fueron incautados 1.659 millones de pesos.
El dinero, de acuerdo con las autoridades, producto de las actividades ilícitas que nunca abandonó era depositado a favor de la empresa Grupo Triunfemos S.A.S a cargo de las hermanas Mónica Viviana y Lady Marcela Muñoz Izquierdo, sin registro de actividades financieras legales. Pero ellas no fueron los únicos testaferros vinculados a su proceso, también aparecen: Eyder Sánchez y Joaquín Sánchez. Todo ellos aceptaron su responsabildiad penal frente a los delitos de lavado de activos, enriquecimiento ilícito de particulares y concierto para delinquir agravado. Pese a ello, en ningún momento fueron condenados por el delito de rebelión, concierto para delinquir o cualquier otro delito que pudiera relacionarse con una posible militancia con las Farc. "Martín Leonel Pérez, bien pudo cometer conductas reprochables penalmente sin que dieran en el marco del conflicto armado del país, tanto porque se desarrollaran en razón de la pertenencia del Frente 30 o cualquier otra de sus estructuras, como se vio, esta desvirtuada para los años posteriores al 2002 o que la comisión de las diferentes conductas se dio por fuera de la condición de militante insurgente", concluye la JEP.
A su juicio de los magistrados: 1) Ni familiares ni personas cercanas a alias Richard fueron acusadas o condenadas por pertenecer a las Farc. 2) Si bien fue reconocido como integrante de la exguerrilla, para el 2009 al 2014 -periodo por el que se tramita su extradición-, no se demostró que siguiera militando con el grupo insurgente. 3) Aunque desarrolló actividades de narcotráfico aprovechando la militancia que tuvo en las Farc hasta 2002, terminó canalizandolas para su propio beneficio. Este martes, por unanimidad, la Sección de revisión del tribunal para la Paz, empezó a resolver su caso y negó la aplicación de la garantía de extradición solicitada. Esto, debido a que no pertenecía a la organización guerrillera y que las conductas por las que es requerido en extradición no se encuentran vinculadas directa o tan siquiera indirectamente con el conflicto armado. Aunque alias Richard permanece en un pabellón de la cárcel La Picota, con la decisión del tribunal se le abrieron todas las puertas de la extradición. En su contra, hay un cooperante que ha informado a agentes norteamericanos que él coordinó el transporte de numerosos cargamentos de múltiples kilogramos de cocaíana desde Colombia hacia Costa Rica y Panamá, que tenían como destino final Estados Unidos, donde ahora ira a parar.