La primera vez que Luisa Olejua vio a Rodolfo Hernández fue hace tres años cuando le presentó su hoja de vida buscando convertirse en una de sus periodistas. El santandereano la miró fijamente, la saludó y dirigió sus ojos hacia los tatuajes que ella tiene en su brazo derecho.

“¿Qué pasa si se arrepiente de haberse tatuado?”, preguntó. Ella también lo miró fijamente a los ojos y le respondió: “no me voy a arrepentir, ingeniero. Si me arrepiento, me corto el brazo”. Ambos sonrieron.

Olejua quedó contratada y desde ahí se ha convertido en la publicista de su confianza. Mucho más porque la santandereana empezó a trabajar con el ingeniero cuando él renunció a la Alcaldía de Bucaramanga en septiembre de 2019.

Los jóvenes detrás de la imagen y las comunicaciones de Rodolfo Hernández | Foto: NO

Ella tiene 29 años y es la mayor del equipo de comunicaciones del candidato presidencial. Al fin y al cabo, a Rodolfo Hernández, el competidor con mayor opción de convertirse en el sucesor de Iván Duque después del 7 agosto, le gusta trabajar con jóvenes porque le apasiona la creatividad. Los escucha, los entiende y le generan buena energía.

Socorro Oliveros, la esposa de Hernández, dice que ella adoptó a las mujeres que trabajan en su empresa de construcciones en Bucaramanga y Rodolfo se hizo cargo de la juventud que labora a su lado. De hecho, es el equipo que más acapara su atención.

El equipo de comunicaciones de Hernández ha crecido. Empezaron dos, quizá tres personas, pero van 13. No creen en las cuentas falsas, no tienen perfiles para reaccionar a los ataques de los adversarios políticos y no les interesa contrarrestar de esa forma los ataques.

A Rodolfo Hernández le gusta trabajar con jóvenes porque él es apasionado por la creatividad. | Foto: NO

El santandereano tiene otra forma de llegarle a la ciudadanía: le gustan los mensajes cortos, frescos, directos y sin filtros. Rodolfo Hernández comunica solo y eso lo reconoce hasta Gustavo Petro, a quien el santandereano le arrebató, sin calcularlo, su discurso anticorrupción.

Al candidato le gusta comunicar. No le tiembla el pulso para invertir en su imagen. Y cree fielmente en las redes sociales, un escenario donde él, desde su oficina en Bucaramanga, dispara mensajes con su imagen y acapara la atención de un país que hasta hace dos meses no había caminado.

Hoy el equipo funciona como una especie de agencia. Olejua, por ejemplo, es publicista; Gabriela Acevedo y Ángela Moreno, las comunicadoras sociales; Camila Ramírez, coordinadora de la parrilla diaria –tiene 23 años y es la más joven del equipo–; Annie Chávez está al tanto del contenido digital; Danny Miranda, el creativo, y Sara Reyes y Daniel Hernández tienen la responsabilidad de la posproducción de la campaña.

Sebastián Valero viaja con Rodolfo Hernández y toma fotografías e imágenes de los recorridos; Sebastián Pinto es el diseñador gráfico; Esneider Robles, community manager; Miguel López, se encarga de la pauta digital, y María Fernanda Camargo del plan de medios, entre otros.

De los 13, 8 son mujeres y el resto hombres. Todos están bajo la coordinación de Olejua, publicista de la Universidad de Investigación y Desarrollo UDI, una profesional que conoce como pocos a Rodolfo Hernández, una joven que le copia las ideas al candidato y las plasma en su cuenta personal de Twitter, donde el aspirante presidencial tiene más de 313.000 seguidores.

Hernández, quien poco trasnocha, pero sí madruga, le escribe a las 4:30 y 5:00 de la madrugada en su teléfono celular algunas de las ideas que se le vienen a la cabeza durante la noche. El santandereano no pretende que ella le responda en las madrugadas, pero sí que no se le escape la frase o el dato de la mente. Es formal en sus escritos, como si escribiera una carta y siempre finaliza con la frase “mil gracias”.

Rodolfo Hernández lanza la idea, Olejua las plasma en un trino y tras una revisión se lanza el mensaje en Twitter. Ángel Beccassino, el estratega argentino, casi siempre marca línea de los escritos. Eso sí, siempre el candidato presidencial está al tanto de lo que se publica.

Como es ingeniero, Hernández se mueve entre los números. Cada semana su equipo de comunicaciones le informa sobre las métricas de sus interacciones en redes sociales. De vez en cuando llama a Olejua y le pregunta cómo van las reproducciones de sus videos en TikTok, Twitter y Facebook. “Él pregunta por las métricas y le informamos cuántos seguidores han subido, cuál ha sido la mejor publicación de la semana, entre otros datos”, resume Olejua.

Rodolfo tiene confianza en su equipo de jóvenes, casi siempre los creativos de los videos de TikTok, donde el ingeniero es exitoso con casi 600.000 seguidores. Ellos exponen una idea en forma espontánea, la socializan en equipo y la proyectan en un libreto.

El candidato presidencial Rodolfo Hernández proyecta una imagen fresca a sus 77 años. Ese es el objetivo del equipo de comunicaciones. | Foto: NO

El candidato presidencial nunca se niega. Ni siquiera pregunta para qué es. Lo único que pide es que cuando él llegue a grabar, el escenario esté listo. Tiene una agenda apretada.

El santandereano improvisa a la perfección y una grabación –narra Olejua– no se extiende más de 15 o 30 minutos. Rodolfo José, su hijo, heredó de su padre la creatividad y también forma parte de quienes lanzan ideas para Ti kTok.

El equipo –aclaran algunos de sus integrantes– no pretende ridiculizar, sí mostrar a un candidato fresco, tranquilo, que se muestra tal cual es a sus 77 años.

El video que resultó más divertido fue cuando Rodolfo Hernández dijo que tenía a los periodistas “relocos, papi, relocos, yo soy muy fea, yo me transformo, una caricola, yo me transformo (...)”, una canción de la colombiana Carla Lucía Cajamarca, más conocida como Kei Linch.

Los videos de TikTok no requieren una supervisión estricta en la campaña. Ocurre lo contrario con los trinos de Twitter, una red social más política donde Ángel Beccassino casi siempre marca línea.

El equipo de comunicaciones funciona desde la Casa Nariño, el lugar donde Hernández concentra su estrategia política en medio de las elecciones presidenciales, un sitio ubicado a cinco cuadras de su constructora, un escenario donde Rodolfo tiene el control de todo.

Lo catalogan como buen jefe, poco regañón, consejero y cumplido con los pagos. Antes de cumplido el mes, Hernández exige que se les gire los recursos a los empleados porque “la gente tiene que comer y pagar arriendo”, como casi siempre dice.

¿Qué pasará después de la campaña? Los jóvenes no lo saben. Por ahora, les interesa que el país siga hablando de Rodolfo, un candidato divertido que, ni siquiera en la recta final de la campaña, deja de centrar su foco en ellos, en los creativos de provincia que le dieron un empuje en las redes sociales.