SEMANA: ¿Qué balance hace del fast track? Rodrigo Lara: Hace un mes me comprometí con el país a establecer un plan de choque nos permitiera discutir todos los proyectos para ser aprobados o rechazados; eso sí, debidamente discutidos. Trabajamos de lunes a jueves en sesiones plenarias y cumplimos. SEMANA: ¿Se siente tranquilo con los cambios que impulsó para la JEP? R.L.: Se aprobó la JEP, que es la columna vertebral del acuerdo. Se le hicieron importantísimas modificaciones garantizando castigos para los reincidentes, que salen del régimen especial y enfrentan las penas más duras; el guerrillero de las Farc que no entregue a sus testaferros y los bienes mal habidos, también tendrá que enfrentar las penas más duras; se acabó con la guachafita de las listas porque las cerramos; y se establecieron duros castigos por los delitos contra los niños. Esto es fruto de la deliberación que hubo en Cámara, donde no se pupitrió absolutamente nada importante. SEMANA: ¿Y los otros proyectos que iban por fast track? R.L.: Se aprobó la conciliación de las 16 circunscripciones, que es el texto que se concilió con el Senado después de tres intentos. Esto lo voté negativamente porque no me gusta el proyecto, pero se le permitió a la Cámara expresarse, las mayorías triunfaron y lo sacaron adelante. Y me siento muy contento de haber podido sacar adelante el proyecto de innovación agropecuaria, que estaba prácticamente hundido. SEMANA: A usted lo acusan de se ser el responsable del hundimiento de la reforma política… R.L.: Como han señalado académicos, ONG, centros de pensamiento y las mismas Farc, la reforma política no tenía absolutamente nada que ver con los acuerdos de paz. Fue un intento oportunista del Polo, de Claudia López y los ‘verdes’, de las Farc y de Sergio Fajardo de tratar de modificar la Constitución para resolver sus afugias electorales. Fue el intento más descarado de los últimos años para beneficiarse, porque legislaron en causa propia. Me alegra mucho que el Senado, por iniciativa del Ministro del Interior, haya pedido hundir este proyecto. De hecho, permitía el transfuguismo que es una vergüenza. SEMANA: Dicen que fue precisamente en la Cámara donde el texto se dañó… R.L.: Me ratifico, era una vergüenza. Pero le recuerdo que el transfuguismo fue incluido en el Senado, en la Comisión Primera. El Partido Verde, el Polo Democrático y unos sectores de unidad nacional, con tal de salvar la coalición entre partidos, que es una trampa, admitieron el transfuguismo. Eso marcó a este proyecto con el signo de la desfachatez. Puede leer: Del Senado que hundió la reforma política depende lo poco que queda del desarrollo de la paz SEMANA: ¿Es cierto que se opuso a la reforma política para favorecer a Germán Vargas Lleras? R.L.: Me opuse desde el principio a una reforma política que abusó del fast track y que modificaba la Constitución de todos los colombianos para beneficiar a unos partidos políticos. Eso era legislar en causa propia, el más abierto y descarado de todos los conflictos de intereses que se haya visto en el Congreso. SEMANA: ¿Ratifica que nada tuvo que ver Vargas Lleras? R.L.: Es que no nos gusta el proyecto, como tampoco les gusta a otros sectores. Es que a quién le gusta que modifiquen la Constitución, como un sastre, para beneficiar a ciertos partidos. Eso solo se ve en la Venezuela de Nicolás Maduro o en el Ecuador de Rafael Correa. Es que querían crear partidos de garaje para extraer recursos del Estado. Era algo impresentable. SEMANA: ¿Cómo quedó su relación con el ministro del Interior, Guillermo Rivera? R.L.: En lo personal es una relación correcta, porque Guillermo Rivera es un hombre serio. Tengo por él, en lo personal, la más alta estima. Tuvimos divergencias en el debate político, pero es algo normal. Por ejemplo, trabajamos de manera armónica en varios aspectos de la JEP. El debate democrático consiste en discernir sin temor a ser agredido o a represalias. SEMANA: ¿Apoyaría el uso de otras vías diferentes al fast track para aprobar lo que en este proceso se hundió? R.L.: Lo que lamento que no haya llegado a la plenaria de Cámara es la de catastro multipropósito, que servía para saber en manos de quién está la tierra y cómo está distribuida en Colombia. Ojalá ese proyecto hubiera tenido el mismo tiempo y discusión que tuvo la infausta y desafortunada reforma electoral o ‘ley Cristo’, como la llamé en su momento. Este tema de la tierra sí era un asunto de fondo, mientras la reforma electoral buscaba resolverle el problema a un frente común de izquierdas. SEMANA: Se ha hablado de promover una conmoción interior o emergencia social… R.L.: Pero es que el grueso de todo ya pasó en el Congreso. La JEP fue aprobada en la Cámara, al igual que las 16 circunscripciones de paz. La ley de innovación también la aprobamos. Lo único que quedó por fuera, y creo que fue por una falta del Ministerio de Agricultura, fue la ley de catastro multipropósito, de resto todo ya salió. En contexto: Las tensionantes 48 horas de vida que le restan al fast track SEMANA: ¿La Cámara cumplió con el fast track? Lo acusan de haber levantado su plenaria para bloquear concliaciones... R.L.: Absolutamente. Terminamos nuestro trabajo temprano. Había escepticismos porque decían que la Cámara entorpecería los proyectos, pero al final de aquí salieron. La Cámara le cumplió al país, hicimos la tarea juiciosos. SEMANA: ¿Cómo están sus relaciones con el Gobierno? R.L.: Son cordiales. No veo razón alguna para dañar mis relaciones con alguien por el simple hecho de defender una posición política contraria a la de otras personas.