Pocos nombres son tan recordados para la mayoría de los colombianos como el general (r) Rosso José Serrano. Y no es para menos. En los más de cinco años que estuvo al frente de la Policía Nacional alcanzó un gran reconocimiento nacional e internacional. En gran medida porque tuvo que enfrentar uno de los períodos más convulsionados de la historia reciente del país.Como jefe de la Policía le correspondió la lucha frontal y la desarticulación del poderoso cartel de Cali. También tuvo que lidiar con una época en que la guerrilla de las FARC estaba fortalecida y eran frecuentes los secuestros y cruentas tomas a pueblos y estaciones de policía. Cuando ajustaba más de cinco años como director se retiró en un momento en el cual estaba en pie la zona de distensión del Cagúan en los frustrados diálogos de paz entre esa guerrilla y el gobierno de Andrés Pastrana. Tras dar un paso al costado, Serrano se alejó de la vida pública y ocupó por varios años cargos diplomáticos en Europa, entre ellos embajador de Colombia en Austria. A su regreso al país se dedicó a las asesorías en temas de seguridad y narcotráfico. Serrano habló por primera vez con Semana.com sobre la coyuntura actual del país y cómo ve el proceso de paz. Semana.com: Usted duró décadas en servicio activo, alejado de cualquier campaña electoral. Ahora le toca el plebiscito estando en retiro, y este debe ser uno de los primeros votos de su vida en mucho tiempo. ¿Meterá la papeleta del Sí o la del No?General Rosso José Serrano: Tomé una decisión hace pocos días cuando leí todos los acuerdos. Al capítulo del narcotráfico le dediqué mucho tiempo. Yo fui director de antinarcóticos en una época muy dura: entre 1990 y 1993 y luego fui director de la Policía de 1995 a 2000. Y creo que sin el tráfico de drogas las FARC no habrían sido tan fuertes. Al final de leer los acuerdos decidí que voy a votar que Sí. Pero quiero aclararle que no será mi primer voto. Aunque sí es verdad que yo solamente he pensado en votar dos veces en mi vida.Semana.com: ¿En qué oportunidades?R. J. S: Como nosotros en la Policía no podemos elegir ni ser elegidos, mi primer voto lo consigné sólo cuando el doctor Álvaro Uribe se lanzó a la Presidencia. Y mi segundo voto lo voy a consignar en consciencia por el Sí a la paz. Respeto la decisión, porque estamos en una democracia, de quienes no están de acuerdo. No quiero polemizar, sino quiero expresar mi sentido de dolor, de 40 años en la Policía, y de saber que no pasaban 15-20 días que no tuviera un problema o tuviera que enterrar policías muertos por la guerrilla.Semana.com: ¿Por qué dice eso?R. J. S.: Porque creo que yo viví la guerra con las FARC en toda su magnitud. Del año 1994 al 2000 esa organización asesinó a 1.244 de mis policías. A 1.897 los hirieron y a 241 los secuestraron. Yo sufrí, y no sé cómo me recuperé mentalmente de ese dolor.Semana.com: ¿Recuerda alguno de esos momentos?R. J. S.: Recuerdo especialmente una noche en la que recibí una llamada: “Mi general, para comunicarle que secuestraron a 81 policías en Mitú, mataron a varios de los que se resistieron y se llevaron al teniente coronel Mendieta, a todos los oficiales, al capitán Guevara y a otros coroneles". Yo quedé muy impactado porque en ese momento me di cuenta de que ninguna de nuestras fuerzas tenía la capacidad de llegar a rescatarlos rápidamente.Semana.com: ¿Por qué dice eso? R. J. S.: Ese ataque fue perpetrado por 2.000 guerrilleros. A mí me tocó pedir permiso para aterrizar un avión DC-3 en Brasil, quería llevar apoyo, acción en la que también me mataron a varios policías. Las Fuerzas Militares igualmente reaccionaron, pero nosotros no pudimos llegar porque no teníamos los medios. Yo por eso sigo pensando que si no es por el Plan Colombia, esto habría sido muy difícil.Semana.com: ¿Y qué tiene que ver eso con su reflexión actual sobre la paz? R. J. S.: Tiene que ver mucho. Por ejemplo, a mí también me tocó vivir la toma de la base antinarcóticos de Miraflores. Allí había 60 policías. Estaba hecha con toda la tecnología de defensa, y aun así las FARC llegaron y los secuestraron. Y no podíamos hacer nada. Entonces, ¿Cómo uno va a ignorar la paz? Una de las cosas que me impulsaron a retirarme de la Policía era que en ese momento estaba agotado de recibir tantas malas noticias y tanto dolor.Semana.com: ¿Por qué se retiró específicamente?R. J. S.: Fue después de una de esas llamadas. Me dijo uno de mis policías “Mi general, le acaban de asesinar vilmente 20 policías en Río Fuerte”. Cuando llegué a Chocó y vi bajar del avión los cadáveres totalmente destrozados, sentí que ya estaba agotado y que no tenía paciencia para seguir. Y me dije: “Hasta aquí llego”. Quiero aclarar que la Policía luego se tecnificó muchísimo y dio golpes contundentes como el de (Raúl) Reyes, el Mono Jojoy, Cano, etc. Eso lo tienen que entender las personas que están haciendo unos juicios sin valorar la cuota de sangre que nos ha costado. Ahora yo hablo de mis policías y los soldados. Yo tengo que preguntarle a ‘Timochenko‘: ¿Cuántos guerrilleros han muerto?Semana.com: ¿Cómo vivió esto su familia? R. J. S.: Fue muy duro. Mi esposa y mis hijos decían que se sentían como en una jaula. Ellos me acompañaban a los entierros, pero siempre he sentido que mi esposa, por ser alemana, es más valiente que yo. Ella iba al hospital a ver los policías desfigurados por las minas antipersonal. Yo no era capaz. Sentía mucho dolor. ¿A qué aspiro ahora? A que mis nietos conozcan la paz, ya que mis hijos no pudieron. Pero después de lo que vivimos, yo le doy gracias a Dios de que no nos hayan matado, y que estemos vivos.Semana.com: ¿Por qué cree que llegamos a ese punto de la guerra? R. J. S.: No lo sé. En Colombia la guerra es injustificable. No peleamos por religión, no peleamos por límites, no peleamos por creencias, sólo peleamos hoy, por el narcotráfico. Recuerdo que Klim decía que “el único país parecido a Colombia es Colombia”. Mi apreciación es que sin narcotráfico, después de la caída de la cortina de hierro, la guerrilla se habría acabado. Lo tengo clarísimo no porque lo haya leído, sino porque lo viví. Semana.com: ¿Y qué lo hace pensar que los acuerdos pueden funcionar ahora?R. J. S.: Especialmente ese punto del narcotráfico. Yo tengo la experiencia en ese tema y conozco el problema globalmente. Creo que si las FARC cumplen lo pactado, nosotros vamos a disminuir sustancialmente ese dolor. Eso sí, el Estado y la fuerza pública tienen la obligación de no dejar aparecer a quienes los van a reemplazar.Semana.com: ¿Por qué cree que el narcotráfico es tan central en la solución del conflicto?R. J. S.: Porque las FARC comenzaron a atacarnos con esa crueldad cuando comenzamos a fumigar. Perdimos muchos aviones y muchos hombres. Y nadie hoy recuerda eso. Yo por eso prefiero, después de leer los acuerdos, ver a ‘Timochenko‘ en otro lado, y no matando inocentes. No matando policías y soldados que en realidad somos los que hemos pagado los platos rotos.Semana.com: ¿Usted cree que con la firma de la paz, la Policía volverá a recuperar su naturaleza?R. J. S.: Sí, la Policía colombiana es atípica. No se parece a ninguna otra del mundo. Cuando nos ven desde el extranjero con armas largas, con chaleco antibalas, con cascos, con helicópteros y aviones dotados con las ametralladoras mini gun, que son las que se utilizan en Iraq para perseguir el Isis, ellos dicen: ¿Esta sí es una Policía? La Policía colombiana tiene que recobrar su naturaleza del acercamiento al ciudadano.Semana.com: ¿A qué se refiere?R. J. S.: A que la Policía no debe prepararse para la guerra. Cuando yo era director de la Policía vivía triste porque nunca vi una marcha de protesta en contra de las FARC por la muerte de nuestros policías y de nuestros soldados. Nunca vi que se suspendiera un reinado o un partido de fútbol cuando nos veían enterrando 20 o 30 policías, soldados. Ni siquiera vi que pusieran la bandera de Colombia. Toda esa guerra pasaba en territorios que la mayoría de colombianos no conocen y por eso a veces en las capitales no se sentía. Entonces eso es lo que me anima a pedirles a los colombianos a que votemos por la paz.