“Hoy se cumplen 15 años de la desaparición física del camarada, amigo y líder Manuel Marulanda. Un hombre con profundos anhelos de paz, luchador incansable por la defensa del medio ambiente y soñador de una Colombia con oportunidades para todas y todos. ¡Su legado sigue presente!”. De esta manera, la congresista Sandra Ramírez, de Comunes, recordó en su cuenta de Twitter a uno de los líderes de las Farc.
Ramírez fue la persona más cercana a Marulanda. Y es que, sin duda alguna, nadie en Colombia con más de 20 años ignora quién fue este líder de la guerrilla. El nombre de este hombre alzado en armas y fundador de las Farc estremeció al país por décadas.
Alias Tirofijo murió en 2008, en una serie de hechos que tuvieron tanto de misterio como de polémica. A finales de marzo de ese año, se conoció por informes de inteligencia que Pedro Antonio Marín, a quien el Estado había perseguido casi toda su vida, había fallecido de un ataque al corazón en mitad de la selva, tras 58 años en guerra y al lado de Sandra, su mujer.
Marulanda nació en el departamento de Tolima en 1930, se crio en una familia campesina pobre. A la edad de 13 años, se unió al Partido Comunista Colombiano, y pronto se involucró en la lucha contra las políticas gubernamentales que afectaban a los campesinos. En 1964, Marulanda fundó las FARC, un grupo que tenía como objetivo derrocar al gobierno colombiano y establecer un estado socialista en el país.
Desde entonces, las FARC se convirtieron en el grupo insurgente más grande y antiguo de América Latina, y Marulanda se convirtió en su líder indiscutible. Durante su tiempo al frente de las FARC, Marulanda se convirtió en un experto en tácticas de guerrilla y en la organización de la lucha armada en zonas rurales. Bajo su liderazgo, las FARC llevaron a cabo numerosos ataques contra el ejército y la policía colombiana, así como contra empresas multinacionales y otros símbolos del capitalismo.
A pesar de su reputación como líder implacable, Marulanda también fue un ideólogo profundamente comprometido con la causa de la justicia social. Él creía que la única forma de lograr una verdadera igualdad en Colombia era a través de la lucha armada, y trabajó incansablemente para mejorar las condiciones de vida de los campesinos y los trabajadores en todo el país.
Sin embargo, la estrategia de las FARC también incluía secuestros, extorsiones y narcotráfico, lo que generó críticas hacia el grupo. Marulanda negaba haber estado involucrado en el narcotráfico, aunque se sabía que las FARC se financiaban en parte a través de la producción y venta de drogas.
A pesar de sus muchos años de lucha, Marulanda nunca vio realizados sus sueños de un cambio revolucionario en Colombia. A medida que las FARC perdieron poder y control territorial, Marulanda se retiró cada vez más de la vida pública, aunque seguía siendo un símbolo de la resistencia contra el gobierno colombiano.
Su muerte
Manuel Marulanda falleció en marzo de 2008, a los 78 años. Su muerte fue un golpe devastador para las FARC, que perdieron a uno de sus fundadores y líderes más importantes. Sin embargo, su legado sigue vivo en Colombia, donde todavía hay personas que lo ven como un héroe de la lucha por la justicia social, mientras que otros lo ven como un terrorista responsable de la violencia y la inestabilidad en el país.
No es la única polémica de Comunes: esto pasó en 2021
El 22 de septiembre de 2010, el Ejército colombiano dio de baja a Jorge Briceño Suárez, alias Mono Jojoy, el temido comandante militar de las Farc e integrante del secretariado. Fue considerado uno de los máximos líderes de esa guerrilla. Comandó el Bloque Oriental, uno de los más grandes en número de guerrilleros.
En 2021, el Partido Político Comunes le hizo un homenaje que llevó incluso a la defensa de las familias de los diputados del Valle a pedir su expulsión.
Pero, ¿quién era el Mono Jojoy y por qué genera tanta indignación? Fue responsable de secuestros, entre ellos, los de Ingrid Betancourt y Clara Rojas, así como del general retirado Luis Mendieta y tres ciudadanos estadounidenses. Además de cientos de militares y civiles que pasaron por sus celdas que parecían campos de concentración y en los que estaban los retenidos en condiciones infrahumanas.