En el segundo día del paro cafetero, que ha llevado a las calles a más de 50.000 caficultores en varias regiones del país, el senador del Polo Jorge Enrique Robledo, quien lleva más de un año denunciando la crisis cafetera en el Gobierno, le pide al presidente Juan Manuel Santos sentarse de forma inmediata con los caficultores.Semana.com: ¿Es injusto el paro cafetero, como lo dice el Gobierno?Jorge Robledo: Que campesinos, indígenas, empresarios, con un respaldo ciudadano inmenso de comerciantes, transportadores, concejales, diputados, alcaldes, salgan a hacer una protesta es porque hay una crisis supremamente grave. Eso de pararse en una carretera al sol y al agua a desafiar al Estado es una cosa muy dura. Es una idiotez intentar negar la gravedad de lo que está pasando. Semana.com: ¿Por qué protestan los caficultores?J. R.: El movimiento por la Dignidad Cafetera, del cual yo no hago parte porque no soy cafetero ni dirigente gremial, reclama una solución cierta a su principal problema: el endeudamiento. Hoy los cafeteros no son capaces de pagar sus deudas. La fórmula que les da el Gobierno es una refinanciación que lo único que hace es alargar la agonía y el momento de perder las tierras porque no son capaces de pagarlas. El segundo reclamo es un precio interno remunerativo. En este momento la diferencia que hay entre el costo de producción y el precio de venta es demasiado alta. Mientras más café producen, más plata pierden. Reclaman que el Gobierno les transfiera recursos.Semana.com: ¿Desde cuándo viene esta crisis?J. R.: Desde hace rato. Este mismo movimiento Dignidad Cafetera llenó la plaza de Bolívar de Manizales en agosto del año pasado con 30.000 personas. Le enviaron una carta al presidente Santos y nunca hubo respuesta. En octubre hicieron unas jornadas de reclamo desde distintos sitios de Colombia. En noviembre vinieron a Bogotá y se manifestaron en la sede de la Federación de Cafeteros. Y como no los atendieron, hace varias semanas decretaron el paro. El Gobierno sólo dijo que se reunía con ellos 24 horas para comenzar el paro, con el claro propósito de sabotearles la propuesta y sin la voluntad de resolver los problemas.Semana.com: ¿Cómo ha manejado el Gobierno esta crisis cafetera?J. R.: De la peor manera. Las medidas que han tomado son insuficientes y las anuncia con una actitud soberbia y despótica frente al reclamo. Los caficultores deciden hacer el paro y el Gobierno dice que ese no es un paro de caficultores sino de cualquier tipo de indeseables. En el primer día de la protesta la respuesta fue reprimirlos ferozmente y lo que hace es anunciar que no conversará con ellos. Es la soberbia de un gobierno que no sólo los maltrata porque es el gobierno el que crea las condiciones económicas del país, sino además los trata como si fueran unos parias.Semana.com: Santos anunció una constituyente cafetera ¿Qué es eso? J. R.: Es una especie de chiste cruel. Es como el bombero que llega a la casa en llamas y en lugar de apagar el incendio dice que hará un estudio para ver qué se hace. Es obvio que esa constituyente cafetera, cualquier determinación que adopte, se producirá dentro de un año y mientras tanto la casa de los cafeteros está en llamas. Santos está haciendo demagogia para confundir a los colombianos que no entienden qué es lo que pasa.Semana.com: ¿Qué consecuencias tendrá este paro?J. R.: Hay un desenfoque muy grande. El Gobierno ve esto como una crisis sectorial y esto es una crisis nacional. Estamos hablando de 560.000 familias propietarias, de un número similar de obreros agrícolas. El café es primer empleador rural de Colombia. Estamos hablando de la economía de 600 municipios en los cuales cafeteros, comerciantes, transportadores, todos, absolutamente todos viven del café. Permitir que el café se siga hundiendo sería un error histórico, le haría un daño enorme al país.Semana.com: ¿La crisis cafetera es originada por los tratados de libre comercio?J. R.: La primera víctima del libre comercio es el café, eso lo expliqué cuando se rompió el pacto internacional de cuotas que significó que el mercado mundial pasó a ser controlado por los compradores y deprimieron los precios. Pero además es verdad que otros países como Brasil y Vietnam han podido enfrentar esas nuevas condiciones de forma satisfactoria. Aquí hay un problema de pésimas decisiones internas imputables a todos los gobiernos y a la cúpula de la Federación de Cafeteros. Gobiernos y cúpulas en las cuales han estado durante muchos años el presidente Santos y el ministro Juan Camilo Restrepo. Colombia está importando el café de consumo nacional. Si uno hubiera dicho esto hace 20 años, se lo habrían llevado al manicomio. Pero hoy Colombia no es capaz de producir el café que está en condiciones de vender.Semana.com: Si usted fuera presidente, ¿cómo resolvería esta crisis?J. R.: Hay que ajustar el precio de forma urgente. Hice una reunión con 30 de los principales cafeteros de Caldas. Ellos tienen cafetales perfectos, tierras perfectas, abonos perfectos y están perdiendo plata. Si eso les pasa a los grandes productores, imagínese lo que le pasa al resto. La cosa es tan absurda, que mientras más producen, más plata pierden. Hay un problema de créditos que tiene caída la producción. No es posible aumentar la producción si no hay mejores precios que permitan abonar y renovar los cafetales. Aquí hay una revaluación del 40 %, los cafeteros han perdido billones de pesos por culpa de la incapacidad del Estado colombiano. Los cafeteros dicen no estamos pidiendo limosna, estamos reclamando derechos. Si en Colombia no hubiera el fenómeno de revaluación en el que estamos, no estaríamos hablando de este problema.Semana.com: ¿Por qué cree que el Estado colombiano ha abandonado a los productores del principal producto agrícola de Colombia?J. R.: No es solo al café. Este paro es cafetero y cacaotero. Hace 15 días eran los arroceros, hubo movilizaciones en las calles de Sucre y Córdoba de algodoneros y maiceros. Los ganaderos también están protestando. Hay un problema de modelo económico, el que está estableciendo este Gobierno es un modelo minero. La teoría que ellos tienen es que si uno tiene minería, puede no tener agro, usted con la minería consigue los dólares para pagar los importadores y todo lo que sea necesario. También se perjudica la industria. En Colombia se ha impuesto un modelo económico contra la producción industrial y agropecuaria. Eso explica el desdén y la soberbia de este gobierno, que dice que si quiebran la industria y el agro, pues que se quiebren, para eso tenemos la minería. Esa es la lógica de Santos.Semana.com: Lo señalan de estar motivando el paro. ¿Qué responde?J. R.: Esas son las boberías con las que se sabotean las justas protestas sociales. En Colombia nunca ha habido una protesta social justa según los gobiernos, siempre se inventan alguna cosa que las satanice. Este movimiento se explica por una crisis profunda que empezó en 1990, sólo que se ha agravado en los últimos tiempos. Yo expresé mi solidaridad con el paro, es mi deber. El santismo me estigmatiza, pero eso es un asunto menor.Semana.com: Con este paro Uribe y usted terminaron coincidiendo…J. R.: Las opiniones deben coincidir con la verdad y la justicia de ese paro. Si es el expresidente Uribe el que asume ese punto de vista, pues muy bueno y me parece que tiene razón. Yo no soy un sectario en política. Yo me oriento para buscar la razón de las cosas. No me produce ni frío ni calor coincidir con Uribe. Es evidente que los santistas se valen de eso para dimensionarlo. Pura politiquería.Semana.com: Como van las cosas, ¿cree que el paro va para largo?J. R.: Yo quisiera que no. Quisiera que el Gobierno se sentara con estos compatriotas y los atendiera. Pero si no le dan soluciones, la gente tiene derecho tomar ese tipo de decisiones. Aprovecho a decirle al Gobierno a que le baje un tris a la soberbia y se siente con los cafeteros.Semana.com: El ministro de Agricultura ya dijo que sólo hablará con la Federación de Cafeteros. ¿Esa entidad está de lado de los cafeteros?J. R.: Los está representando bien mal. Tan mal los ha representado, que ha tenido a Juan Camilo Restrepo ahí como diez años sentado en la silla. Este país es de contrastes increíbles. El café, que es el producto insignia, se está hundiendo, y el ministro de Agricultura es uno de los culpables del hundimiento, como ministro y como alto directivo de la Federación de Cafeteros.