Álvaro Uribe se ha convertido en el máximo referente de la oposición al gobierno del presidente Juan Manuel Santos. En el Congreso, el expresidente ha sido el mayor crítico del proceso de paz, la principal política del actual gobierno, y esa circunstancia lo ha ubicado en otra orilla. Sin embargo, eso no significa que ambos no tengan coincidencias. Como la que se produjo al final de las sesiones en el Congreso, cuando el santismo y el uribismo volvieron a unirse, esta vez para aprobar la ley de Zidres. Quienes asistieron a los últimos debates de esta ley, que fue aprobada en la madrugada de este jueves, parecieron regresar varios años en el tiempo, a esos días en los que la oposición era exclusiva del Polo Democrático, partido que batallaba sin éxito contra las abrumadoras mayorías que imponían sus condiciones en el Capitolio. Como nunca antes, en el actual Congreso, al senador Jorge Robledo y a su colega Alberto Castilla se les vio luchando contra esa especie de unanimismo que rodeó la aprobación de esta ley. No era para menos. Aunque el uribismo tenga diferencias en los asuntos de paz, en lo que tiene que ver con el modelo económico y el desarrollo agrícola defiende posturas similares a las del gobierno Santos. “No hay ninguna diferencia entre el santismo y el uribismo en materia de modelo”, sentencia el senador Castilla. Se llama ley Zidres porque crea las “Zonas de Interés de Desarrollo Rural Económico y Social”. Estas apuntan al desarrollo del sector agropecuario con un enfoque productivo. Tendrán que estar ubicadas en regiones del país que estén aisladas de centros urbanos, que carezcan de infraestructura y que en general requieran de grandes inversiones para su desarrollo. Las Zidres, dice la ley, pueden estar en cualquier tipo de propiedad, incluso baldíos. Y permite a los ejecutores de las Zidres comprar, arrendar, asociarse, entre otros, hasta completar el área que requiera para su proyecto, es decir, no hay límites como el de la Unidad Agrícola Familiar, establecido en la Ley 160 de 1994. El Polo Democrático, que anunció una demanda contra esta ley, la calificó como la ley de tierras “más retardataria” de la historia. Para el senador Robledo, no es más que una norma “calculada para “legalizarles” las tierras a los clientes del doctor Carlos Urrutia, por eso la llamamos la ley Urrutia-Zidres”. Dice Robledo que la ley Zidres despoja al campesinado colombiano de los derechos que hoy la Constitución le otorga sobre la exclusividad de los baldíos. “A partir de esta ley se les podrá entregar en concesión o arrendamiento, cosa que antes no se podía, a cualquier magnate nacional o extranjero cualquier área en baldíos. Hasta ahora los baldíos sólo se le pueden entregar a los más pobres del campo y en unidades de área pequeñas. Es una ley de ultraconcentración de la tierra”, dice Robledo. “Los baldíos ya no serán para los campesinos, como dice la Constitución y la ley”, agrega el senador Castilla. Jorge Enrique Vélez, superintendente de notariado y registro y quien lideró la ley en nombre del Gobierno, controvierte a los congresistas del Polo. Dice que la ley Zidres es sobre productividad de la tierra y no sobre titularidad. “Buscamos que zonas apartadas, que no tienen vías de comunicación, que hoy no son productivas, se puedan desarrollar. Según la FAO, Colombia es uno de los siete países tienen la mayor reserva de tierras para producir comida y hoy no se está haciendo ese tipo de producción”. Robledo recordó que este fue el quinto intento por tramitar una ley de esta naturaleza. Hace dos años, varias de sus denuncias no sólo tumbaron al embajador en Estados Unidos, Carlos Urrutia, a quien denunció por maniobras irregulares en la titulación de tierras. Y el anterior ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde, tuvo que retirar por dos veces el proyecto de ley de baldíos, el cual fue bautizado por el Polo como la "Ley Urrutia". Sin embargo, Robledo dice que los intentos por sacar esta ley se remontan hasta el gobierno de Álvaro Uribe. Recordó apartes de un discurso que el entonces presidente pronunció el 24 de junio del 2008 en el complejo agroindustrial La Fazenda, ubicado en Puerto López (Meta): “Ustedes saben que hay una limitación legal, que no se puede adjudicar, titular sino una Unidad Agrícola Familiar (…) Con el ministro (de Agricultura, Andrés Felipe Arias) hemos buscado mucha solución y no la encontramos. No vemos la posibilidad política en el Congreso de la República de pasar ahora una ley de esta naturaleza, que levante la restricción de la Unidad Agrícola Familiar para lo que es la titulación de tierras”. Pero Robledo aclara que Uribe, finalmente, no intentó sacar la ley, y que si lo hubiera hecho, “se le habría creado un problema monumental”. Pero que en cambio, el presidente Santos lo hizo en el plan de Desarrollo, y hasta en cinco veces, la quinta fue la vencida. Por eso asegura que Santos “es el presidente más antiagrario y anticampesino de la historia de Colombia”. Por eso, tras el debate sobre las Zidres, se dice que las cosas volvieron a su lugar. El Polo se mantuvo en la oposición, y el santismo y el uribismo coincidieron en el tema de tierras.