En el mes de la Prevención de las Violencias hacia Niños, Niñas y Adolescentes, la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Lina María Arbeláez, explica su postura frente a la decisión de la Corte Constitucional con respecto a la cadena perpetua y entrega algunos de los datos más preocupantes de violencia contra los menores.
SEMANA: ¿Qué opinión le merece la decisión de la Corte Constitucional?
Lina Arbeláez: Como lo ha manifestado el presidente y de manera personal, nosotros acatamos las decisiones de la honorable Corte Constitucional. Sin embargo, hemos recalcado que es necesario que el país entienda la importancia y la preponderancia de los derechos de los niños, que están consagrados en el Artículo 44 de la Constitución, que no es fortuito, que tiene una razón de ser, no solo se ancla esa preponderancia en la vulnerabilidad en la que están los niños y niñas dada su contextura física, su desarrollo motor y cognitivo, sino también en la posibilidad de entender que la inversión en la niñez representa un camino concreto para el desarrollo de un país entero. Si nosotros no invertimos y protegemos a la niñez desde su concepción, en la primera infancia y a lo largo de su curso de vida, estamos fraccionando a la totalidad de nuestra sociedad. Eso se evidencia en un país y en una sociedad que ha naturalizado la violencia contra niños y niñas, el problema es estructural y endémico.
SEMANA: Desde el momento cero, algunos juristas decían que la Corte iba a tumbar el acto legislativo. ¿Usted no pensó que pudiera ocurrir?
L.A.: Yo creo que la defensa jurídica del Estado colombiano fue absolutamente concreta, porque veíamos que era una norma que no violentaba los principios constitucionales, pues proponía una pena que era revisable a los 25 años. Además, haciendo un análisis del derecho comparado, hay otros países que han aprobado la cadena perpetua, entendiendo esa sencilla supremacía de los derechos de la niñez, que no van en contravía de principios constitucionales muy similares. En el ICBF veíamos que la Corte iba a evaluar de una manera distinta el esquema de preponderancia de derechos en el test de proporcionalidad, que suele hacer la Corte cuando evalúa derechos de uno y derechos de otro. Nosotros también dijimos desde el primer día que una ley por sí sola no era la que iba a cambiar el mundo, pero hemos dicho que las leyes, en un esquema normativo, tienen que ir acompañadas de programas y proyectos. Claramente hay un capítulo de prevención muy fuerte, como lo ha hecho este Gobierno en el marco de la Gran Alianza contra la Violencia.
SEMANA: Como Gobierno, ¿qué harán frente a la decisión?
L.A.: Creo que ha sido la voluntad del Gobierno y el propósito desde el primer día seguir levantándonos a diario para cambiar las realidades en las que viven los niños y las niñas, dejar un país distinto para las generaciones presentes y futuras. Vamos a seguir incrementando los programas, todas las líneas de política pública que tenemos y continuar trabajando de manera colectiva con quienes tenemos injerencia en la protección y garantía de derechos, que somos familia, sociedad y Estado.
SEMANA: ¿Cuántos procesos de restablecimiento de derechos han abierto en el último tiempo por violencia contra niños y niñas?
L.A.: Para 2020, a corte del 31 de diciembre fueron más de 28.545 procesos, 14.226 fueron por violencia sexual; abuso sexual, 13.624; explotación sexual, 362; el tema de unión temprana, 147; otras formas de violencia sexual, 93. En lo que va corrido de 2021, tenemos más de 20.383 procesos de restablecimiento de derechos abiertos, 9.927 por violencia sexual, de los cuales por abuso sexual ya son 9.524 y aquí, vuelvo y reitero, 85 por ciento de las violencias sexuales son contra niñas. Eso significa 47 casos diarios de violencia sexual contra niños y niñas.
SEMANA: ¿En la pandemia han incrementado los casos de explotación sexual?
L.A.: Cuando uno se refiere a niños y niñas, un solo caso es grave, porque es una persona a la que le truncan los sueños, le dejan impactos psicológicos de por vida, que a la larga termina afectando a la sociedad entera. Entonces cada caso singular de un niño o niña violentado o vulnerado es muy grave y tiene que dolernos a todos, tenemos que deconstruir normas, valores y costumbres que han normalizado la violencia contra la niñez.
SEMANA: ¿Por qué se ha normalizado tanto la violencia contra la niñez?
L.A.: Hay muchos elementos que van desde razones antropológicas, sociológicas, en donde hay costumbres y no solo en cuanto al abuso sexual, también a la violencia física. El castigo físico como método de crianza es reiterativo en todo el país y en algunas zonas se vuelven costumbre ciertos actos contra la integridad de niños y niñas, que claramente están tipificados como delitos. Todos tenemos que entender el drama y el daño que causa una sociedad violenta por naturaleza, una que ha naturalizado esos esquemas de agresión, de ver natural la fuerza y el golpe, en lugar de dialogar o hablar. No hemos entendido que las formas de violencia lo que hacen es segmentar y hacer daño a los niveles de aprendizaje y el desarrollo cognitivo de los niños y niñas, porque cuando usted propina un golpe o abusa sexualmente o maltrata la dignidad de un niño o niña, todo el sistema nervioso y neuronal se contrae y usted empieza a torpedear todos los esquemas de aprendizaje. En ese momento es cuando decimos que estamos haciéndole un daño a la sociedad desde hace muchos años, desde hace mucho tiempo y cada vez que pasa un caso tratamos de buscar quién es el culpable, pero los culpables somos todos, toda la sociedad colombiana tiene incidencia en la normalización de la violencia.
SEMANA: ¿Cómo identificar si un niño ha sido víctima de violencia sexual?
L.A.: Si se vuelve retraído, si se vuelve agresivo, si hay algo de comunicación a los padres, tenemos que oírlos. Ese es un elemento fundamental, hay que protegerlos. A los niños hay que darles parámetros. Que saluden, pero no obligarlos a darle un beso y un abrazo a nadie, a los niños se les protege en su integridad y son esquemas que tenemos que cambiar desde lo cultural. Un menor no dice mentiras para meterse en problemas, un niño dice la verdad para salir de ellos, tenemos que ser conscientes de eso.
SEMANA: ¿Qué zonas del país presentan la mayor incidencia de este tipo de crímenes?
L.A.: Por densidad poblacional están Bogotá, Valle del Cauca, Antioquia y Barranquilla. Bogotá tiene 4.097 de los casos de 2021 por violencia física, psicológica o sexual; el Valle, 1.936; Antioquia, 1.273; Atlántico, 1.124 y Córdoba, 938.
SEMANA: ¿Y la situación en las zonas de frontera?
L.A.: El ICBF, en el marco de su trabajo con la Defensoría del Pueblo, ha identificado una problemática muy dura con los niños migrantes en la zona de frontera, y es el aumento de la explotación sexual comercial de las casas webcam para producir pornografía infantil y todo el aumento del fenómeno de la trata de personas con fines de explotación sexual, entre otros, contra niños y niñas. Hay 232 procesos administrativos de restablecimiento de derechos abiertos a niños migrantes por violencia sexual.
SEMANA: Estamos en el mes de la Prevención de las Violencias hacia Niños, Niñas y Adolescentes, ¿Qué iniciativas tiene el ICBF para prevenirlas?
L.A.: Desde 2019 se lanzó la Gran Alianza contra las Violencias de Niños, Niñas y Adolescentes, que lidera el instituto. Nosotros venimos trabajando el modelo Inspire, que es el de la gran alianza a nivel global, el cual busca trabajar en diferentes contextos, comenzando por el cambio de leyes, valores y costumbres, para construir y consolidar lo que llamamos entornos protectores, en donde habitualmente se mueven los niños. El primer eslabón es el hogar y necesitamos incidir ahí con parentalidades positivas, que venimos desarrollando desde la Dirección de Familia del instituto. Además, acompañamos desde la primera infancia a los padres de familia con todo el tema de construcción de estereotipos y roles de género. Yo suelo decir, porque soy mamá, que nadie trae un libro gordo debajo del brazo para saber cómo ser el mejor papá, muchas veces necesitamos guía y tenemos que entender que el diálogo, el abrazo, el juego se convierten en herramientas mucho más poderosas.
También venimos trabajando con la Policía en los espacios públicos para que estén libres de violencia contra niños, niñas y adolescentes, que los parques sean entornos protectores para ellos; vamos al espacio educativo, de la mano con el Ministerio de Educación y en todos los lugares que tiene el ICBF para la atención inicial a niños y niñas. Este mes, de hecho, se lanza un equipo élite que va a llegar a todos los lugares del país formando a los educadores y mirando si hay niños con síntomas o muestras de que puede haber algún tipo de afectación por violencia sexual en el entorno educativo o en su hogar. Sumado a eso, estamos en el espacio digital, que aparte de las grandes potencialidades y oportunidades en el marco de la pandemia, claramente se ha constituido en un entorno de riesgo y por eso estamos con MinTIC y la Policía digital bajando cualquier página que pueda llevar a tener acceso a fotografías donde se estén utilizando niños y niñas con fines de explotación.