Los resultados de las pasadas elecciones presidenciales, en las que Sergio Fajardo estuvo cerca de pasar a segunda vuelta, sin duda lo perfilaron como la mejor opción de centro para llegar al Palacio de Nariño en 2022. No obstante, los desarrollos de los últimos días han dejado ver que el panorama no está tan claro. Y que un eventual camino de Fajardo a la presidencia no será un camino de rosas. Luego de perder en 2018, el exalcalde afirmó que ese había sido su último intento. Pero al poco tiempo cambió de parecer y le anunció al país su decisión de volverse a presentar como candidato. Desde entonces, muchos en el escenario político lo ven como la ficha segura del centro.
Su figura refrescante a pesar de su edad y experiencia, su talante conciliador y su trayectoria política lo posicionaron como una de las figuras más fuertes para la próxima contienda electoral. Así las cosas, la pregunta era si estaría dispuesto a medirse con Gustavo Petro, el otro peso pesado que quedó de la contienda, para elegir un candidato único de las llamadas fuerzas alternativas. El propio Fajardo, en entrevista con SEMANA, acabó con las especulaciones. Afirmó categóricamente estar dispuesto a buscar convergencias, pero que no podrían incluir a Petro. Según dijo, el líder de la Colombia Humana tiene una manera destructiva de entender y ejercer la política que él no comparte.
La puja entre los dos exalcaldes es un asunto de vieja data. La negativa de Fajardo sí generó un hecho político, aunque era previsible que se mantuviera firme en esa posición si en la segunda vuelta votó en blanco y se negó a respaldar a Petro. Sin embargo, el problema político que tiene ahora el profesor candidato va mucho más allá de sus rencillas con su antiguo rival. Esta semana, de alguna extraña y amistosa manera, Fajardo ha sido blanco de una forma de fuego amigo.
El senador Iván Marulanda, uno de sus principales aliados, no solo anunció su retiro de Compromiso Ciudadano, sino que dejó saber que se presentará como candidato a la presidencia en la consulta de la Alianza Verde. Este hecho, no menor, abre un gran interrogante: ¿podrá Fajardo hacerse a la candidatura del centro sin medirse con los demás candidatos que ya asomaron la cabeza? Muchos colombianos asocian a Fajardo con el Partido Verde. Lo hacen porque siempre lo han visto hacer política de la mano de los más notorios líderes de esa colectividad. Fue fórmula vicepresidencial de Antanas Mockus y luego tuvo como su fórmula a Claudia López, hoy alcaldesa de Bogotá. Pero en realidad Fajardo siempre ha ejercido la política desde el movimiento que él mismo fundó: Compromiso Ciudadano. Movimiento que, cabe recordar, no tiene personería jurídica ni puede inscribir listas al Congreso.
En tal caso, para alcanzar la presidencia Fajardo tendrá que realizar alianzas con partidos establecidos que sí cuenten con ese requisito legal y lograr, a como dé lugar, que esas colectividades lo escojan como candidato oficial. Hace apenas un par de semanas eso se veía mucho más factible que hoy. El partido Alianza Verde, la plataforma natural de Fajardo para construir una coalición con vocación y posibilidades de poder, ya anunció que adelantará una consulta interna para elegir a su candidato. Y el enredo va más allá de la consulta misma.
Los aspirantes que empiezan a asomarse tienen gran peso político en el partido. A la nueva aspiración de Marulanda habría que sumarle las de los senadores Antonio Sanguino, Jorge Londoño y la del exgobernador Camilo Romero. Y muchas voces piden la inscripción como candidata de la senadora Angélica Lozano, figura mediática, ampliamente conocida y una gran electora de la Alianza Verde.
Con semejante baraja, no es probable que los verdes le vayan a entregar a Fajardo las llaves del partido así como así. Ese panorama ya es suficientemente desafiante para el exalcalde de Medellín, pero tiene un chicharrón adicional: el centro va mucho más allá de la Alianza Verde. En el partidor también hay otras figuras que empiezan a marcar en las encuestas y que podrían representar un auténtico desafío para Fajardo. Entre estas se cuentan nombres de centro y centroizquierda tan notorios como los de Humberto de la Calle, Juan Fernando Cristo, Roy Barreras, Juan Manuel Galán, Jorge Enrique Robledo y hasta el propio Alejandro Gaviria.
Todo político sueña ser presidente de Colombia y el centro está bien posicionado para las próximas elecciones. Pero quienes tienen aspiraciones personales no dejarán que su chance se les escape de las manos. Los críticos de Fajardo siempre señalan que pocas veces ha estado dispuesto a medirse con otros candidatos. Le reclaman, palabras más, palabras menos, que habla de convergencias siempre y cuando sirvan para apoyar su aspiración. Entonces, a precios de hoy, ese aparente camino que Fajardo había labrado hacia la presidencia se está congestionando de precandidatos.
Con todo lo anterior, el enredo vuelve, de alguna manera, al problema de origen: Gustavo Petro. Fajardo ha sido claro en que no buscará alianzas con él, pero los demás sectores de centro aún no le cerraron las puertas al líder de la Colombia Humana. No es imposible que, en esta coyuntura, Fajardo se vea obligado a tragarse sus palabras y terminar sometido a una consulta en la que participe Petro para tener una posibilidad real. ¿Llegará a ese improbable escenario? Solo el tiempo lo dirá.