SEMANA: ¿Por qué cree que lo querían sacar de la Secretaría General de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT)?
Diógenes Orjuela (D.O.): La CUT tiene sus estatutos en su declaración de principios. Dice que es una organización independiente de los gobiernos y los patronos. Al mismo tiempo, todos los integrantes de la CUT son libres de tener su credo político y religioso. Nadie puede, por ningún motivo, ser víctima de ataques o sanciones por esa situación. La composición política del comité ejecutivo de la CUT es de 21, muy amplia y de muchísimos sectores. La mayoría de izquierda y una mayoría está con las fuerzas del Pacto Histórico. Hasta la primera vuelta logramos mantener un criterio muy unificado de llamamientos a los trabajadores, como dirigentes sindicales, para estar con el sector alternativo.
El problema se viene cuando una mayoría decide romper con esto para hacer pronunciamientos, como si la CUT fuera un apéndice o un partido político. Como si la CUT fuera Pacto Histórico.
Se producen dos borradores, nosotros presentamos uno saludando al Gobierno y diciéndole que somos autónomos e independientes. Que respaldaremos lo bueno y que no respaldaremos lo malo. Es lo que marca la diferencia. Lo que tratan de reproducir en sus declaraciones es apoyo al gobierno de Gustavo Petro, de igual manera se abstienen de mencionar que si surgen acciones que no sirven a los trabajadores y al país en generar, responderían y controvertirían esas medidas.
Aquí se trata de que, evidentemente, ponen a actuar la CUT como si fuera un partido. En objeción de consciencia, que está en los estatutos, decidí no firmar esas declaraciones. Eso lo toman como argumento para desplazarme al cargo de director del departamento para organizaciones sociales.
SEMANA: Es decir, lo ponen en un cargo que está en segundo plano en términos directivos.
D.O.: Todos los cargos tienen un importante alcance, pero aquí lo que es grave es que me desplazan de la secretaría general para poder producir todo tipo de documentos de esa filosofía que han adoptado: que la CUT es un apéndice del Pacto Histórico y también un apéndice del Gobierno. Para no tener un obstáculo en la producción de documentos.
SEMANA: ¿Esta decisión de tomar partido responde a pretensiones de algunos directivos de pertenecer al Gobierno? Francisco Maltés, presidente de la CUT, suena en el Ministerio de Trabajo...
D.O.: Si esa es la pretensión, creo que los compañeros debieran haber hecho todo el esfuerzo de mostrar un movimiento sindical muy unificado. Con lo que están haciendo, creo que están haciendo todo lo contrario. Cualquier líder de la central unitaria puede tener sus aspiraciones, pero no como si fuera una cuota de la CUT. La CUT no puede ser el Gobierno porque pierde la interlocución. Mantener esa independencia y autonomía es lo que le da la fuerza, el poder y la seriedad a la organización sindical. Las aspiraciones personales deben separarse de la organización. Francisco tiene todo el derecho de aspirar a ser ministro como cualquiera de los integrantes del comité ejecutivo, pero no sobre la base de hacerle ver al nuevo presidente que la CUT es un apéndice del Gobierno. Ni a Petro le debe gustar eso.
SEMANA: ¿Cree usted que quienes aspiran estos cargos deberían separarse de la CUT?
D.O.: Quien tenga esas aspiraciones, que son libres de tenerlas, que no empeñen la independencia de la CUT. ¿Cómo hacerlo? Yo lo dejaría a la particular interpretación que tenga cada una de esas personas. Les diría que lo hicieran a título de que la gran mayoría de esos líderes sindicales pertenecen a las corrientes políticas que están inmersas en el Pacto Histórico.
En general, no puede ponerse como parapeto para ese salto el nombre de la organización. La organización tiene una característica y es que aquí hacen presencia todas las fuerzas políticas de este país. Es el secreto del éxito de la CUT, su respeto al derecho que tiene cada trabajador o líder sindical de tener una militancia política. En la CUT existen muchas opiniones e interpretaciones, que a través de la discusión se ponen de acuerdo.
Esa una regla que estaba funcionando hasta el día 29 de mayo, cuando se rompió la búsqueda de consensos para dar la imagen de que la CUT es un apéndice del Pacto Histórico o el Gobierno.
SEMANA: ¿Cree que los sindicatos pierden su independencia frente a este gobierno de izquierda?
D.O.: Que haya un gobierno de izquierda no significa para nada que el movimiento sindical debe perder la independencia. La CUT con Uribe, Santos y Duque siempre, desde un comienzo, siempre señaló su posición de oposición al encontrar que todas sus formulaciones eran de un profundo contenido neoliberal. Nadie en el comité ejecutivo nacional de la CUT ha hablado ahora de oposición, sino de independencia. Esto significa poder actuar independientemente, desde el punto de vista en el que las medidas que surjan a favor de los trabajadores y del país tendrán su apoyo y respaldo. Pero, si el Gobierno aparece con medidas que no corresponden a los intereses de los trabajadores o nuestra visión de país, tiene toda la libertad de expresarse en desacuerdo. He señalado un ejemplo muy interesante en Uruguay, en el que la central de trabajadores le ha hecho huelgas a los gobiernos alternativos. Ese es el carácter de la independencia.
SEMANA: ¿Qué no le podría convenir a los trabajadores del gobierno de Gustavo Petro?
D.O.: Por ejemplo, si en la reforma tributaria que presente este Gobierno aparecen cosas que son similares a las que tenía Carrasquilla, que esperamos que no, las centrales deben oponerse. Nosotros nos opusimos rotundamente a la reforma tributaria de Carrasquilla, que pretendía aumentar la base gravable y bajarla hasta quienes devengan tres millones de pesos. En la reforma laboral, si se llega a adelantar, si se mantiene la tercerización y la precarización, que le hemos criticado a los anteriores gobiernos, tenemos entonces que salir a confrontarla. Si por el contrario remedia estas situaciones, salimos a respaldarla. Es el talante de la independencia.