Inició la cuenta regresiva. Colombia está a tan solo tres semanas de celebrar las elecciones presidenciales y conocer quiénes serán los dos candidatos que pasarán a segunda vuelta en busca de la Casa de Nariño para el periodo 2022–2026, reemplazando al actual presidente Iván Duque.
Más allá de cuál será el balance que deje el presidente Duque al término de su mandato y de quién será el próximo jefe de Estado, son varios los temas que el nuevo gobierno deberá tener como prioridad con Bogotá, la principal ciudad del país y cuya economía con la región representa la cuarta parte del Producto Interno Bruto de Colombia.
Movilidad e infraestructura, financiación al déficit de TransMilenio, seguridad, informalidad, generación de empleo, mejor articulación, más financiación a Bogotá Región, protección al medio ambiente y políticas sociales son algunos de los retos que debe afrontar el próximo mandatario, según los expertos.
Movilidad e infraestructura
La financiación y continuidad de la segunda línea del metro debe ser uno de los principales retos que debe afrontar el nuevo de presidente de Colombia para garantizar la sostenibilidad de este importante proyecto de transporte para la capital del país.
“La segunda línea del metro de Bogotá va costar $ 37 billones, más del doble de la primera línea que costó $ 15 billones. Si en la primera línea hubo dificultades para lograr el 70 % de financiación por parte de la Nación, imagínese lo que costará lograr una financiación por cerca de $ 25 billones para la segunda línea. El próximo presidente debe garantizar que esa financiación sí se va a dar”, aseguró Omar Oróstegui, director de Futuros Urbanos.
Pero más allá de la segunda línea del metro, el nuevo mandatario también deberá respaldar los Regiotram para lograr una mejor movilidad entre Bogotá y los municipios de Cundinamarca, beneficiando la calidad de vida y disminuyendo la emisión de contaminantes.
“Debe haber un impulso para que la movilidad eléctrica y sostenible se acelere, primero, como medida de salud pública. Bogotá es hoy la segunda ciudad del país con peor calidad del aire después de Medellín. Segundo, para disminuir las emisiones contaminantes, puesto que hoy en Bogotá el sector que más aporta a la contaminación son los vehículos. En ese orden de ideas, se requiere una voluntad política para poder sacar los sistemas de transporte masivo adelante, esa sería la mejor estrategia para lograr reducir las emisiones generadas por el transporte particular”, afirmó Camilo Prieto, profesor de posgrados de la Universidad Javeriana.
De igual modo, en tema de movilidad, va ser importante el apoyo que el Gobierno dé a Bogotá en la financiación del déficit de TransMilenio.
“Se necesita una mejor apuesta en infraestructura de movilidad, eso incluye transporte masivo porque TransMilenio está operando con déficit y se requiere que el Gobierno nacional mantenga las ayudas, de lo contrario el sistema va a quebrar”, comentó Oróstegui.
De igual manera, el director de Futuros Urbanos planteó la necesidad de que el próximo gobierno revise el tema de los peajes en las vías de Cundinamarca para que la ciudad pueda recibir un buen porcentaje de esos recursos.
“La Nación debería trasladarle plata a Bogotá de los peajes que están en las salidas de Bogotá. Bogotá no recibe plata de los peajes, pero si quieren que la cuidad tenga las mejores vías. La Nación sin Bogotá no tendría plata, pero no, el trato con la capital del país es desigual”, precisó Oróstegui.
Seguridad
Con los hurtos a personas, de celulares, de motocicletas y de automotores disparados en la ciudad no solo en 2021 sino también en lo que va corrido de este año, el próximo gobierno también deberá garantizar mejoras en la seguridad de la capital del país.
“Bogotá no puede estar por fuera del manejo nacional que el Gobierno le dé a la seguridad. En cuanto a la Policía hay un tema gravísimo y es la baja reposición de personal ante la jubilación, el retiro voluntario, las bajas, por lo tanto, se requiere un refuerzo del pie de fuerza efectivo”, señaló Fabio Zambrano, profesor e investigador del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional.
Adicional al aumento en el pie de fuerza, el nuevo presidente también debe promover una mejor investigación criminal en la ciudad y otorgar más financiación a la Policía Metropolitana de Bogotá.
“Es necesario más investigación criminal, hay crímenes que son netamente urbanos, que se manifiestan en el transporte público, entonces se necesita más investigación para tipologías de delitos urbanos. También se requiere ayudas tecnológicas y mejor financiación dado que muchas de las herramientas que tiene la Policía terminan siendo financias por Bogotá, si la ciudad no financiara lo que pide la Policía, difícilmente obtendrían resultados, por lo tanto, necesitamos que la Nación también aporte recursos para la seguridad”, aseveró Oróstegui.
El tema del microtráfico en la ciudad requiere un compromiso aparte del nuevo gobierno en materia de seguridad en Bogotá.
“Bogotá no está por fuera del microtráfico, no solamente es un problema de las zonas de producción, sino que Bogotá es el centro de consumo más grande que tiene el país y el gobierno local y nacional debe estar en consonancia para contrarrestar esta problemática”, precisó el profesor Zambrano.
Mejor articulación
Otro reto al que debe hacer frente el próximo presidente es el de lograr una mejor articulación de las políticas públicas del Gobierno nacional, como de la Alcaldía de Bogotá.
“El próximo presidente debe definir una gobernabilidad regional, debe promover un equilibrio entre el Gobierno central y el gobierno local. Recientemente, la mayoría de propuestas son solo de Bogotá y de Cundinamarca y se hace necesario más proyectos del Gobierno nacional hacia Bogotá y la región más allá de dedicarse a dar financiación”, dijo Zambrano.
Dentro de esta mejor articulación deben prevalecer las políticas de gobierno más allá de los mandatarios que estén de turno para que los proyectos e iniciativas no se vean afectadas.
“Se requiere mejor diálogo porque al final Bogotá se convierte en la plaza que le compite a la Nación, porque el alcalde de Bogotá es el segundo cargo más importante después del presidente de la República y muchos de los que pierden la presidencia siempre optan por llegar a Bogotá y la ciudad se convierte en un pulso con la Nación y así no debe ser”, señaló Oróstegui.
El experto añadió: “Debe haber garantías en la articulación entre la Nación y Bogotá porque los tiempos del presidente y el alcalde no coinciden. Ahora llega un nuevo presidente, pero en menos de dos años se va la alcaldesa, así las cosas, a veces es difícil garantizar que un proyecto se mantenga cuando haya cambio de gobierno; por lo tanto, es importante darle continuidad a las políticas de gobierno sin importar quien esté al mando”.
En esa mejor articulación también se hace necesario que el nuevo jefe de Estado asuma las responsabilidades que le competen a la Nación pero que se ven reflejadas en Bogotá, como es el caso de la migración de venezolanos, así como el desplazamiento interno tal y como ocurrió con los indígenas que llegaron a asentarse en el Parque Nacional.
“A veces se pasa por alto que los problemas del país se manifiestan en Bogotá. El tema de los emberá no era problema nuestro, pero se manifestó en Bogotá. ¿Dónde terminan los paros y las marchas? En Bogotá. Eso quiere decir que ahí sí se necesita mejor diálogo y articulación entre Bogotá y el Gobierno”, complementó Oróstegui.
“Bogotá es una de las ciudades de mayor foco de absorción de desplazados, tanto nacionales como fuera de Colombia, y eso está generando un impacto sobre los sistemas de salud y educativo, además de afectar la disponibilidad de vivienda para estas personas. Todo esto está desbordando la capacidad operativa de la ciudad y debe ser mirado desde una óptica social, económica y ambiental por todas las autoridades”, aseveró por su parte el profesor Camilo Prieto.
Empleo e informalidad
Siendo Bogotá la ciudad que más aporta al PIB y las finanzas del país y la que más empresas concentra en su territorio, el nuevo mandatario de los colombianos debe promover la creación de más y mejores puestos de trabajo en Bogotá y ejecutar políticas públicas que reduzcan la alta informalidad que hay en la capital del país.
“El próximo presidente debe tener una especial atención en la conexión de las políticas de reactivación económica con las cifras de empleabilidad prepandemia porque la ciudad está bastante rezagada. También se requieren políticas que permitan reducir el riesgo de desempleo e incentivar el empleo en poblaciones vulnerables como mujeres, jóvenes y personas con discapacidad”, afirmó Iván Jaramillo, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario.
Jaramillo agregó que la apuesta del nuevo gobierno también debe de estar enfocada “en corregir la tasa de informalidad, pero con criterios e incentivos a la formalidad y al trabajo decente”.
En cuanto a los vendedores ambulantes, que es un mal que aqueja a la ciudad, principalmente en el centro, Jaramillo indicó que urge “hacer políticas públicas en favor de la conciliación de los intereses que respeten tanto el derecho al espacio público como el derecho al trabajo. La alternativa de las reubicaciones es una de las opciones más razonables y proporcionales para dirimir el conflicto de interés en el espacio público”.
Medio ambiente
En cuanto a medio ambiente, además de promover una movilidad sostenible, se hace necesario que el próximo presidente se apropie de la contaminación del río Bogotá y otorgue financiación a esta problemática.
“Hay un asunto que es de orden nacional y que muchos creen que solo le corresponde a Bogotá y tiene que ver con el impulso al desarrollo de todo el complejo del tratamiento de aguas residuales del río Bogotá. Aunque eso es competencia del Distrito, es evidente que se va necesitar a futuro una voluntad política del nuevo presidente en esta materia. Las plantas de tratamiento que tenemos hasta ahora, incluyendo la PTAR Canoas, va ser insuficiente para poder entregar el río Bogotá a las comunidades aguas abajo como debería ser”, dijo Prieto.
El profesor de la Universidad Javeriana añadió: “Cuando el río llega a Bogotá ya está contaminado y la ciudad lo termina de matar, lo convierte en abiótico y el río Bogotá es el que peores vertimientos y más tóxicos le entrega al río Magdalena y ahí es evidente que se necesita un manejo importante por parte del Gobierno nacional”.
Finalmente, Oróstegui puntualizó que en Bogotá la lucha contra la contaminación al medioambiente debe ir más allá de la mala calidad del aire.
“Hoy tenemos un tema de ruido en Bogotá. No hay un marco normativo que permitan sancionar el tema de ruido. El tema ambiental se ha concentrado solo en aire, pero tenemos otros contaminantes que también afectan la calidad de vida y que están asociados a los temas ambientales y eso requiere disposición en el Ejecutivo y Legislativo”, concluyó Oróstegui.