SEMANA recorrió la Comuna 12 en Buenaventura, Valle del Cauca. Esta es la más afectada de las 12 comunas del puerto por la guerra que tiene enfrentadas a dos bandas de crimen organizado: Los Shottas y Los Espartanos.

Operativos de Control Grupo GOES en la Comuna 12 de Buenaventura. | Foto: El País

El ambiente es de desolación, parece un pueblo fantasma, pero no lo es, aunque muchas de las casas ya están vacías por cuenta de los desplazamientos masivos que, según la Defensoría del Pueblo, ya suman 1.036 este año.

Quienes aún permanecen aquí se confinan, refugiarse en sus casas es la opción mientras los armados se enfrentan. Las balaceras ocurren a diario en diferentes barrios de la comuna.

Algunos niños juegan con un balón en las calles empedradas, la vida transcurre con cierta normalidad en las mañanas, hay tiendas abiertas aunque sin mucho movimiento, pero en la noche nadie se atreve a salir de su casa ni a entrar en la Comuna 12, que es hoy la más peligrosa del puerto.

Los habitantes de la Comuna 12 también se confinan ante la presencia de la fuerza pública y de la prensa, prefieren no hablar de lo que sucede por temor a represalias, se siente su miedo, y no es para menos, los armados son los mismos muchachos del barrio y todos los días hay un muerto en algún punto de Buenaventura.

Los Shottas y Los Espartanos suman cada uno 800 miembros, según el Gobierno distrital; todos son jóvenes de 14 a 18 años que hoy cometen crímenes como extorsiones, amenazas, homicidios y tráfico de drogas.

“Son pelaos que andan en sus cuentos raros, uno no sabe ni por qué pelean, por las drogas, por cobrar los impuestos de las tiendas, son muchachos que no tienen nada que hacer y se meten a eso sabiendo que los están matando y se siguen metiendo”, le contó a SEMANA un habitante del sector.

Ambas bandas se enfrentan para defender fronteras invisibles y controlar el negocio de las drogas.

Panorama en la Comuna 12 de Buenaventura, la más afectada por la guerra entre Los Shottas y Los Espartanos. | Foto: SEMANA

Llegar a este sector de la ciudad es toda una osadía, incluso en el día, conseguir un taxi que cruce el puente El Pailón y vaya hasta la comuna es casi imposible, los taxis tienen restringido el paso en la mayoría de los barrios, saben a lo que se atienen si no cumplen las “normas”.

“¿Es una broma?”, pregunta uno de los taxistas a los que les pedimos llevarnos al barrio Carlos Holmes Trujillo. “Nadie que no sea de allá mismo no puede subir por allá. Eso es para problemas, ustedes van y hacen su trabajo y se van, y ahí le queda el chicharrón para el que entró, para el que dijo algo, para el que habló”, dice.

“Está peligroso por los grupos armados que andan en su vaina rara, el barrio Fortaleza, Antonio Nariño, eso por allá arriba está más pesado. Si no tienen nada que hacer allá, mejor no vayan. Yo por lo menos no voy, pero el taxista que va, a cómo deja el pasajero, da la vuelva y sale, porque si se pone a parar van a comenzar a decirle: ‘¿Bueno y usted qué?’. Por allá arriba es mejor no ir”, le dijo a SEMANA Carlos, otro joven que trabaja como taxista y que recorría el centro de la ciudad.

“Las fuerzas del Estado entran y salen, no garantizan seguridad porque no están de manera permanente. La segunda brigada del Ejército no hace presencia en el territorio, llegan cuando ya sucedieron los eventos violentos”, denunció un funcionario de la Defensoría del Pueblo durante la reunión extraordinaria que adelanta la Procuraduría a raíz de la difícil situación de orden público en la región.

El centro de la ciudad es el sector menos peligroso, pero en la mayoría de las zonas el comercio cierra a las 5:00 p. m., las calles quedan desoladas como en una especie de toque de queda. El miedo y el silencio es una constante. Las autoridades advierten que la violencia ya se trasladó al casco urbano.

La Policía dice que el nuevo grupo armado que apareció en videos usando armas de fuego son los mismos Shottas. Llama la atención que estos jóvenes, que no superan la mayoría de edad, estén usando fusiles y no armas hechizas; hay quienes dicen que la guerra la financian carteles de narcotráfico mexicanos, pero nadie se atreve a señalarlo con certeza.

Los jóvenes de la Comuna 12 de Buenaventura han cambiado los balones por cuenta del asedio de la guerra entre Los Shottas y Los Espartanos. | Foto: SEMANA