En la primera vuelta presidencial de 2018, un total de 19.643.695 ciudadanos votó para elegir presidente, lo que equivale a una participación del 54,2 por ciento del censo electoral. En la segunda vuelta, lo hicieron 19.511.168 ciudadanos (0,4 por ciento menos que en la primera), lo que representa una participación del 53,9 por ciento de los colombianos habilitados para sufragar.
En 2022 hay 2.592.634 ciudadanos más que en 2018 que podrán votar, y esto hace pensar que un poco más de 20 millones de colombianos irán a las urnas este 29 de mayo.
Lo que se inició esta semana fue la más intensa cacería de votos de los aspirantes que creen que podrán llegar a la Casa de Nariño. Su reto es sumar y sumar. El lema parecería ser “no hay tiempo que perder”, pues solo quedan 71 días para conseguir los electores que puedan dar la victoria.
Esos 8 millones de ciudadanos que no acudieron a las urnas el pasado domingo, pero que sí lo harán el 29 de mayo, vendrán de maquinarias y sectores de opinión.
Aunque en el partidor aún hay siete aspirantes a la presidencia que participarían en primera vuelta, cualquier cosa puede pasar en los días que quedan para la definición.
Las consultas del pasado domingo decantaron el panorama electoral y el abanico de candidatos se redujo. Esta semana, Óscar Iván Zuluaga (Centro Democrático) y Luis Gilberto Murillo (Colombia Renaciente) salieron de la competencia. Igual quedó descartada la candidatura de Germán Vargas Lleras, quien había amagado, aunque los resultados de las urnas le cerraron la puerta a sus aspiraciones. Quedan en competencia para primera vuelta Gustavo Petro, Federico Gutiérrez, Sergio Fajardo, Íngrid Betancourt, Rodolfo Hernández, Enrique Gómez y John Milton Rodríguez. La disputa parecería centrarse entre Petro y Gutiérrez, en representación de la izquierda y la derecha, respectivamente. Ellos lucen desde ya como los grandes protagonistas de la segunda vuelta.
Eso sí, ninguno tiene asegurado nada todavía. Todos tienen que ir por más votos. El ganador de la presidencia esta vez será quien consiga más de 10 millones de electores. El Pacto Histórico, de Petro, obtuvo la mayor votación de las consultas, con un poco más de 5,5 millones, pero tiene que encontrar todavía más de 4,5 millones si quiere ganar en primera vuelta. Él, quien ha figurado en las encuestas como el más opcionado para ganar la presidencia, todavía se encuentra a un 24 por ciento aproximado de la meta en sufragios para lograr su objetivo.
El candidato del Pacto Histórico tiene en el horizonte dos fuentes principales para obtener esos votos: una parte de los verdes que están en la Centro Esperanza y el liberalismo. Podrían llegarle más refuerzos de sectores independientes y de La U, pero todo está sujeto a las negociaciones que el candidato logre.
Gutiérrez, cuya coalición (Equipo por Colombia) obtuvo en las urnas el pasado domingo 3.987.120 votos, está más lejos, pero cuenta con más oportunidades de sumar. Espera confiado sufragantes del uribismo, del Partido Conservador, de Cambio Radical, del Partido de la U y de un sector cristiano, que, a la luz de los resultados de las elecciones legislativas, suma más de 6 millones de votos.
Queda por resolver el rumbo que tome el Partido Liberal tras obtener una de las grandes votaciones en las elecciones legislativas: 2.074.408.
A los liberales se los pelean por igual Petro y Gutiérrez. El expresidente César Gaviria mantiene comunicación abierta con ambos, pero tendrá que escuchar primero a las bancadas de congresistas para tomar la decisión.
Como los liberales no tienen candidato propio, ya se comenzaron a dispersar al mejor postor, lo cual no le hará nada fácil la decisión a Gaviria. Unos ya están con Petro, y otros, con Gutiérrez. Inclusive, si por razones de disciplina se llega a elegir uno u otro, los congresistas saben cómo orientar su electorado hacia el candidato de sus preferencias por debajo de la mesa. Ya hay muchos afectos comprometidos.
De manera que unos son los votos que Gaviria diga que puede entregar en la negociación al candidato por quien se incline y otros los que realmente pueda endosar. Además, endosar votos no tiene una fórmula matemática. Y para la muestra un botón: en la reciente jornada electoral, el Partido Conservador obtuvo 2.213.528 votos para el Senado, pero su candidato en la consulta interpartidista de Equipo por Colombia, David Barguil, apenas consiguió 629.187.
El factor que incline la balanza será quién ofrece más, tanto en participación en el gabinete como en los jugosos cupos indicativos, que los Gobiernos les han venido entregando a los congresistas desde hace décadas, con distintos nombres.
Las vidas de los partidos y de los congresistas dependen de lo que puedan conseguir de este tipo de apoyos. Inclusive, Petro, que se declara el símbolo del cambio, la renovación y la lucha contra la corrupción, intenta conquistar los sufragios de maquinaria que pueda, pues la sola votación de opinión no es suficiente para ganar.
Petro ha tenido que enfrentarse a su propia organización, que lo critica por dejar de lado los escrúpulos a cambio de los votos. Hasta está dispuesto a sacrificar a Francia Márquez como su compañera de fórmula vicepresidencial para darle esa posición a alguien que le aporte electores desde fuera de su proyecto político.
La propia Márquez se ha opuesto de manera pública a que Petro traiga a César Gaviria a la coalición y le ha dicho que el expresidente representa “la corrupción”. Sin embargo, la urgencia de ganar mantiene a Petro esperando que Gaviria lo apoye.
Aunque los ciudadanos se liberan más de las estructuras para elegir presidente de la república, los partidos todavía inciden mucho en los electores para tomar esta decisión. El pasado domingo, 18.034.781 colombianos salieron a votar para Congreso y apenas 12,2 millones lo hicieron por las consultas, lo que demuestra el inmenso poder de los congresistas y de los partidos a la hora de empujar ciudadanos a las urnas.
Precisamente, esta circunstancia explica el precario tercer puesto de la Coalición Centro Esperanza en las consultas, y las pocas posibilidades de que su ganador, Sergio Fajardo, remonte para la primera vuelta. Fajardo rechaza de manera pública el apoyo de los partidos políticos y pretende hacerse elegir con solo votos de opinión. Hasta ahora, ningún presidente de Colombia ha sido escogido sin el apoyo de los partidos.
La Coalición Centro Esperanza obtuvo el pasado domingo 2.158.575 votos, y Fajardo pasó de más de 4,5 millones de votos en la primera vuelta presidencial de 2018 a solo 723.084 el 13 de marzo en la consulta. Sin el respaldo de los partidos –a los que rechaza– y con una votación tan baja tanto del candidato como de la coalición, las posibilidades de éxito de la Centro Esperanza en primera vuelta son demasiado escasas. La única opción para que Fajardo logre imponerse sería que más de 8 millones de colombianos independientes salieran del abstencionismo histórico y votaran por él.
Pero hay otros candidatos en mayores dificultades que Fajardo que de todas maneras competirán en primera vuelta. Íngrid Betancourt al parecer insistirá en llegar sola el 29 de mayo, también dispuesta a derrotar a las maquinarias, que, como se acaba de ver, sacaron más de 18 millones de ciudadanos a votar para el Congreso el pasado domingo.
Betancourt es avalada por su propio partido, Verde Oxígeno, cuya personería le fue restaurada por la justicia, como ocurrió con el Nuevo Liberalismo. La única mujer que irá como candidata a la presidencia aparece muy abajo en las encuestas sobre intención de voto, pero en los debates asegura que pasará a segunda vuelta y que vencerá a Petro. Su única esperanza es ganar electores independientes, como Fajardo.
El ingeniero santandereano Rodolfo Hernández también mantiene firme su decisión de ir solo a primera vuelta. Su gran atractivo desde el principio es que no hará alianzas con nadie. También su salvación es sumar más votos independientes, pero a la luz de los hechos tiende a bajar.
El pastor Jhon Milton Rodríguez, de Colombia Justa Libres, también participará en primera vuelta en representación de varias Iglesias cristianas.
Enrique Gómez Martínez llega como candidato presidencial con Salvación Nacional, el partido que heredó de su tío, el conservador Álvaro Gómez Hurtado. Gómez Martínez presentó listas al Congreso el pasado domingo y solo obtuvo 29.102 votos, lo cual no le augura ninguna posibilidad de éxito en la contienda presidencial.
Los siete candidatos presidenciales que quedan vivos para la segunda vuelta tienen a partir de este momento 72 días a fin de ganarse la confianza de los 8 millones de colombianos que no fueron a las urnas el pasado domingo, pero que sí lo harán el próximo 29 de mayo. Ese es el secreto para ganar la presidencia.