El 26 de octubre de 2013 fue la primera convención del Centro Democrático en la que se eligió el candidato presidencial de la colectividad. En aquella época, Óscar Iván Zuluaga venció con 56 por ciento a Francisco Santos y a Carlos Holmes Trujillo, quien fue su fórmula vicepresidencial en las elecciones de 2014. Ese fue el aterrizaje en política de este partido que se creó para preservar los legados de Álvaro Uribe.
El experimento democrático resultó exitoso y se hizo tradición que las decisiones de partido se tomaran con base en acuerdos internos, encuestas entre militantes y convenciones. En 2017, hubo cinco precandidatos en contienda, y cada semana, como si se tratara de un reality, se iba eliminando a un aspirante, hasta que Iván Duque ganó en varias encuestas y fue elegido como el candidato presidencial con 29,47 por ciento de respaldo. En aquel año, venció a Rafael Nieto y a Carlos Holmes Trujillo. Sin embargo, voces dentro de la colectividad todavía dicen que en esa elección primó la voz de Uribe sobre los resultados de los sondeos.
Ocho años después, con un panorama político totalmente distinto al de ese entonces, el Centro Democrático vuelve a tener a cinco precandidatos presidenciales en la carrera por la Casa de Nariño. María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Alirio Barrera, Óscar Iván Zuluaga y Rafael Nieto compiten para conquistar a la militancia y obtener el aval de la colectividad para las elecciones de 2022.
Según las reglas de juego definidas, el 22 de noviembre se dará a conocer el nombre del candidato presidencial a partir de los resultados de dos encuestas. Una será abierta, y la otra, directamente con la militancia para preguntarles “¿Por cuál candidato del Centro Democrático votará usted?”. Se realizarán 2.100 sondeos cuyos resultados serán vinculantes, tendrán un porcentaje para conmutarlo y, de acuerdo con los resultados, elegir al ganador. Los compromisarios que representan a cada precandidato están definiendo la cifra, pero se estima que la consulta a la militancia tendrá un valor del 25 por ciento, y la general, del 75 por ciento. La dirección del partido tomará una decisión la otra semana.
Aunque no se ha concretado, las firmas Yanhaas y el Centro Nacional de Consultoría serían las encargadas de hacer esas mediciones, claves para el futuro político del uribismo. La serie de foros que se realizan por todo el país también tendrán una valoración, punto que no se ha definido, pero han sido espacios aprovechados para que los precandidatos den a conocer sus propuestas. Hasta el momento, se llevaron a cabo seis foros, en Bogotá, Villavicencio y Miami, entre otros; el 13 de noviembre se hará uno más en Medellín, y el 19 será el cierre en Pereira. La mecánica interna de selección, además, incluye garantes para cada precandidato. La semana entrante se definirá la operación de esta veeduría para que haya garantías en la escogencia del candidato presidencial.
Como en todo proceso electoral, hubo diferencias entre los compromisarios para establecer los mecanismos, pero las decisiones se han tomado por consenso. Aunque parezca extraño, una fuente del Centro Democrático le confirmó a SEMANA que el expresidente Álvaro Uribe se ha mantenido al margen del proceso y solo pidió garantías para quienes están en la contienda. Aunque el 22 de este mes se conocerá el nombre de quien llevara las banderas del uribismo en la campaña presidencial, una semana después se hará la presentación oficial en la convención nacional, en la que, además, se expondrán las propuestas programáticas. Otra regla clara es que los ganadores respetarán la decisión y apoyarán a quien resulte victorioso en sus correrías por el país.
Mientras la mecánica electoral está lista, los precandidatos afinan sus estrategias para estas tres semanas restantes. Cada uno está concentrado en la agenda que tendrá para visitar regiones y conquistar el voto uribista. Sin embargo, llegan a la etapa final de este proceso con un “regaño” de Álvaro Uribe por cuenta de que se desmarcaron del presidente Iván Duque. Después del debate que realizó SEMANA con los cinco precandidatos, el expresidente les hizo una sugerencia para “destacar y difundir aciertos del Gobierno Duque”.
Sin duda, un llamado de atención, pues María Fernanda Cabal y Rafael Nieto criticaron al mandatario, mientras que Óscar Iván Zuluaga y Paloma Valencia mostraron distancia. Uribe se percató de ese distanciamiento por las críticas y errores que evidenciaron del gobierno del presidente Iván Duque, por lo que llamó a sus candidatos al orden en la recta final del proceso de escogencia interno. Aunque los precandidatos del uribismo no vean un costo político al desmarcarse, para Uribe es un punto de honor defender a quien fue su candidato, hacer críticas constructivas e impulsar las políticas sociales del actual Gobierno.
Por esa razón, podría haber un cambio de rumbo en las estrategias de campaña si las sugerencias del expresidente son atendidas. En el papel, los más fuertes son María Fernanda Cabal y Óscar Iván Zuluaga; pero prefieren no hacer cálculos antes de tiempo por las sorpresas que se han dado en el pasado. La senadora seguirá hablando con la militancia del Centro Democrático y reforzará su discurso de autoridad y seguridad. “Lo que prometa lo cumpliré, tengo una agenda violenta para recorrer el país”, dijo Cabal, quien en pocos días tendrá una masiva reunión política organizada por Eugenio Díaz, un empresario barranquillero que realizó la primera reunión política de Uribe cuando tenía una baja intención de voto en 2002.
Aunque no tiene claro su futuro político si no es elegida como candidata, voces aseguran que podría ser la cabeza de lista al Senado; no obstante, no se descarta que pueda buscar una gobernación o una alcaldía.
Óscar Iván le apostará a conquistar el voto joven del uribismo, porque es consciente de que su trayectoria política no es conocida en este nicho. Su hija, Juliana, le enseñó a moverse por el mundo de las redes sociales, y, por eso, mezclará la plaza pública con TikTok. “Es bueno mostrar otras facetas, mamar gallo, ser uno mismo y que los jóvenes me puedan conocer como soy”. Aunque cuente con el respaldo de 52 congresistas, no se confía ni se siente ganador, porque estas tres semanas serán claves.
Otro que está inmerso en el mundo de las redes es Rafael Nieto, quien contrató un director de cine para grabar videos en las regiones que visita. La estrategia es llegar al territorio para escuchar a la población, brindar soluciones, y en las redes exponer sus propuestas sobre temas puntuales. “Estoy mezclando varios tipos de campaña. Uso las redes para tener un alcance nacional, pero hablo directamente con las comunidades. Mi estrategia es mostrar el problema y dar la solución”.
Sin duda, la sorpresa de este proceso ha sido Alirio Barrera. El exgobernador de Casanare llegó hace un mes a la campaña y su nombre ha generado aceptación. Su infaltable sombrero, el discurso cercano a la ciudadanía y su desparpajo son las armas con las que se metió en la competencia. “Este mes toca darle duro, caminar el país y fortalecer el trabajo en redes sociales”, dijo Barrera, quien asegura que, en caso de no ser elegido, puede quedar tranquilo, pues “nadie pensaba que tendríamos esa acogida”.
Paloma Valencia hará correrías por varios departamentos para socializar su propuesta de “erradicar la pobreza extrema” en Colombia y reducir en 50 por ciento la composición del Congreso. Todos los precandidatos coinciden en que la fórmula vicepresidencial dependerá de los acuerdos políticos y las coaliciones que se definan con sectores afines al Centro Democrático. Sin duda, tienen claro que en estas elecciones el binomio presidencial no puede salir del mismo partido, porque podría restar, y el as bajo la manga es fortalecer las alianzas.
Aunque el panorama político se está despejando para 2022, en el uribismo tienen claro que primero deben contar con su candidato propio para posteriormente definir el tema de las coaliciones con sectores de centro y de centroderecha.