El Senado es la corporación en la que tienen asiento los políticos de incidencia nacional y es considerado el escenario de mayor vitrina ante la opinión pública, al punto que por años ha sido considerado la catapulta de los presidenciales. Lo que allí se discute tiene mucho impacto.Y ahora, cuando lo poco que queda del desarrollo legal de la paz está en vilo, pues ya se hundió la reforma política, es en esta instancia donde finalmente se decidirá su futuro.De hecho, el ministro del Interior, Guillermo Rivera, fue honesto ante este panorama y le pidió a la plenaria del Senado que "pasemos la página de esta reforma política que definitivamente no fue lo que hubiéramos querido".Su mensaje fue escuchado y se votó una proposición de archivo de la reforma política que se avaló con 68 votos por el í (y 2 por el no). Así se le dio ‘cristiana sepultura‘ a un proyecto polémico y que hasta sus propios promotores abandonaron.Puede leer: Las tensionantes 48 horas de vida que le restan al fast trackPor otro lado, las conciliaciones de la reglamentación de la Justicia Especial para la Paz (JEP) y de las 16 circunscripciones especiales para la paz quedaron en manos de los 102 senadores, pues ambos textos ya fueron conciliados en la Cámara con votaciones de 96 por el sí y 20 por el no; y 90 por el sí y 31 por el no, respectivamente.Y en una decisión intempestiva, el presidente de la Cámara, Rodrigo Lara –de Cambio Radical–, levantó la sesión y volvió a citar hasta el próximo 5 de diciembre, cuando el fast track ya habrá acabado. Esto ya dejaba a un paso de morir a la reforma política, porque así el Senado intentara pasarla, ya no se podría conciliar con la cámara baja. Ahora bien, el otro inconveniente –pero que sigue dejando en el Senado la última palabra sobre la paz–, es que esta plenaria deberá aprobar los textos ya avalados por la Cámara y, de forma directa, sus contenidos generan mucha resistencia entre algunos senadores.Los principales opositores siguen siendo los militantes del Partido Conservador. Su vocero, el senador Juan Diego Gómez, reiteró que "el mapa donde están ubicadas las circunscripciones especiales para la paz coinciden con el mapa de la actividad del narcotráfico".Esta postura fue reiterada después de una reunión de la bancada azul con sectores del Ejecutivo, por lo que si bien estas circunscripciones de paz siguen con vida –algo que la reforma política no logró– su aprobación no será sencilla.Álvaro Uribe, senador y máximo líder del Centro Democrático, reiteró su negativa a apoyar el proyecto y ahora promueve una reforma constitucional para darles participación a las víctimas con otras formas. Dijo que esto se puede hacer con un gran pacto nacional. Si se suman los 18 senadores conservadores y los 20 uribistas, ya habría 38 votos negativos a esta inicaitiva y deja su futuro en vilo y más cerca de morir que de sobrevivir en el último momento del fast track. En contexto: Inhabilidades a magistrados, el espanto que ronda el último pulso de la JEPAhora lo que queda, como se dijo, es determinar qué se puede hacer con las circunscripciones de paz y qué tipo de acuerdo político se logra para darle un respiro a esta iniciativa. Tarea nada sencilla.Así las cosas, el futuro de lo poco que sobrevive de los proyectos de reglamentación del acuerdo de paz con las Farc depende exclusivamente del Senado, pero es oscuro el panorama para buscar el consenso que se requiere para salvar la JEP y las 16 circunscripciones para las víctimas. Las últimas horas del fast track están cargadas de tensión.