SEMANA: Usted está dedicado a promover la Escuela de Formación Política de Compromiso Ciudadano. ¿En qué consiste esa idea? SERGIO FAJARDO: Después de estar 19 años en política, quienes hacen parte del movimiento y yo mismo hemos liderado muchos procesos y aprendido muchas cosas. Estamos recogiendo toda esa experiencia, en la que se destacan valores como la transparencia, la coherencia, las soluciones y la consistencia, para avanzar en la formación política de nuestros equipos y de ciudadanos interesados en la construcción de lo público, en general. SEMANA: ¿Cómo se articula la Escuela de Formación Política con las elecciones de 2019? S.F.: Estamos identificando personas que quieran entrar a la política y que estén de acuerdo con los principios mencionados. Alrededor de esa idea hemos organizado asambleas ciudadanas, formalizando la toma de decisiones y explorando dónde podemos hacer coaliciones. Estamos en un proceso de maduración de nuestro movimiento.
SEMANA: ¿Está dedicado exclusivamente a eso? S.F.: Tengo dos actividades. Estoy trabajando en el Instituto Tecnológico de Monterrey en un proyecto para la universidad, dirigido a incorporar el aprecio por lo público en su misión y promover el liderazgo político. El resto del tiempo estoy avanzando con la escuela, acompañando a quienes están construyendo Compromiso Ciudadano por todo el país. SEMANA: En esos recorridos, ¿qué percepciones ha recogido de los colombianos ante la política? S.F.: Colombia está en un momento de desesperanza. No se ve un rumbo claro, siempre hay un problema, algo que no funciona. Y no hay un sentido colectivo de hacia dónde vamos. Si existiera ese rumbo, sería más fácil tramitar el día a día y superar las dificultades. Pero en el país no hay una trayectoria definida para lograr ‘algo’, lo cual es desesperanzador. Eso es muy grave, pues la esperanza debe ser un valor fundamental de la política. Confidencial: Sin mover un dedo SEMANA: Y su percepción, ¿cuál es? S.F.: Creo que el panorama efectivamente es desesperanzador. El gobierno no tiene rumbo, y se está convirtiendo en un lugar común afirmar que no existe un norte. El accionar del gobierno en el día a día es traumático: no se resuelven las cosas, y el discurso presidencial de la unidad no ha aterrizado. Después de cuatro meses de posesionado el presidente Duque, no sabemos cómo unirnos, como él dice, ni para qué hacerlo. La desesperanza tiene que ver con el accionar del gobierno, en un país en el que la figura del presidente es la más importante. SEMANA: En su campaña, la lucha contra el clientelismo siempre fue un eje muy claro. ¿Cómo ha visto la insistencia del gobierno de Iván Duque en acabar la mermelada? S.F.: Cuando me preguntan qué haría si yo fuera presidente, insisto en que no les daría ni un contrato ni un puesto a los congresistas. Sin embargo, creo que el presidente Duque no ha entendido que, si bien no hay que darles puestos ni contratos, hay que convocarlos para trabajar con ellos. Eso lo aprendí en mi experiencia como alcalde y gobernador. Sin caer en transacciones, no perdí la gobernabilidad porque nunca, a pesar de las diferencias y sin negociar principios, desconocí a un interlocutor. Estoy trabajando en el Instituto Tecnológico de Monterrey en un proyecto para la universidad, dirigido a incorporar el aprecio por lo público en su misión y promover el liderazgo político. SEMANA: ¿Ve entonces problemas de liderazgo en el gobierno? S.F.: El liderazgo es la capacidad que tienen algunas personas de convocar a otras para lograr objetivos, más allá de las diferencias. Eso supone que el líder, como cabeza, trace un rumbo. Si ese rumbo no se da y no hay línea, nadie sabrá para dónde coger. SEMANA: Pero el presidente Duque convocó a todos los partidos a una mesa de trabajo para impulsar medidas anticorrupción. ¿No fue ese un ejercicio de liderazgo? S.F.: El presidente convocó acertadamente a una mesa en la que estaban desde Timochenko hasta Paloma Valencia, pasando por la Alianza Verde y los partidos tradicionales. Ese fue un acto notable si se considera, además, su propósito. Sin embargo, después de eso ¿qué ha pasado? Que no hubo ningún seguimiento. El liderazgo supone que, después de una iniciativa como esas, se definan tareas, cronogramas y responsables. Pero la mesa anticorrupción simplemente se convirtió en un evento y no en un proceso. Eso es una calamidad en términos de liderazgo. Le puede interesar: Fajardo vuelve a las aulas... en su escuela de liderazgo político SEMANA: Hablando de liderazgo, ¿cómo habría manejado la movilización estudiantil? S.F.: En un foro de SEMANA, en 2017, planteé tres prioridades para Colombia: la reconciliación, la lucha anticorrupción y la educación como motor de transformación social. ¿Qué hubiéramos hecho nosotros? Impulsar el programa anticorrupción que elaboramos en campaña y que suponía cambios legales, la promoción de una cultura de la legalidad en todo el país y la lucha contra el contrabando, la evasión y todo lo que le quita recursos al país. Eso lo iba a liderar Claudia López como vicepresidenta. De haber sido presidente, un día después de la elección habría convocado a un gran pacto por la educación que ya estaría andando. Habría otras dificultades y problemas, pero la movilización indefinida de los estudiantes no hubiera sido necesaria. SEMANA: Hay quienes le critican no haber salido a marchar con los estudiantes… S.F.: Por supuesto que mi mundo es el de la educación y he hablado con estudiantes sobre el tema, pero no me ando tomando fotos con todos los que hablo. No he ido a marchas porque siempre me han parecido detestables los políticos que asisten a aglomeraciones que no son convocadas por ellos. Me parece una forma abusiva de tratar de conectarse con la gente. Yo voy a una marcha si me invitan o si la convoco. Si bien el gobierno Duque no ha destruido los acuerdos, y eso es positivo, tampoco ha habido avances en el proceso de construir paz en los territorios y en la construcción de la reconciliación. SEMANA: En materia anticorrupición, el gobierno insiste en que la lista cerrada –que acaba de hundirse en la discusión de la reforma política en la Cámara– soluciona problemas estructurales. ¿Qué opina? S.F.: En general todas estas reformas han quedado en una nebulosa que es inexplicable. Me gusta la lista cerrada, pero reconozco que sobre ese tema también hay debate. En cuanto a la financiación pública de las campañas, aunque es un punto importante, no resuelve todo. Lo problemático es controlar la plata que entra a las campañas por otros caminos y que va a la corrupción. En Colombia se ha demostrado que hacerle una ley a cada problema no ha funcionado. Se necesita ética política y ciudadana. No tengo mucha esperanza en esa reforma. SEMANA: Y en materia de reconciliación, ¿cómo ha visto al presidente Duque frente a la paz? S.F.: El gobierno de Santos no arrancó con pie derecho la implementación del proceso de paz porque descuidó la presencia del Estado en los territorios y eso se ve reflejado ahora. Si bien el gobierno Duque no ha destruido los acuerdos, y eso es positivo, tampoco ha habido avances en el proceso de construir paz en los territorios y en la construcción de la reconciliación. Estamos de nuevo en una especie de limbo. Por ahora, es necesario que la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial para la Paz puedan funcionar adecuadamente. SEMANA: Un gobierno con favorabilidad del 22 por ciento y con poca gobernabilidad, por un lado, y la oposición golpeada por el video de Gustavo Petro, por el otro, son elementos que, según varios analistas, le dan un nuevo aire a sus aspiraciones presidenciales. ¿Qué opina? S.F.: Yo he dicho muchas veces que la principal riqueza de la política es generar confianza ciudadana a partir de la consistencia. Yo soy la misma persona, y Compromiso Ciudadano ha sido el mismo movimiento durante todos estos años. Pensar en mi candidatura como consecuencia de la baja imagen del presidente o el video de Petro sería oportunista. Nunca he caído en las discusiones que tienen que ver con la polarización. No estoy metido en las peleas del Congreso, ni me interesa la minucia de lo que dice Petro o lo que dice Uribe. No es mi estilo atacar. Una de mis fortalezas es nunca haber caído en esa dinámica. Pero tengo una certeza: en medio de bullicios como este, hay voces que se escuchan con más fuerza. Tal vez esto suceda con la mía. Le recomendamos: "A Fajardo hay que preguntarle si quiere separarse del proyecto Uribe": Petro SEMANA: De cara a 2019 ¿ha pensado en seguir trabajando con la Coalición Colombia? S.F.: La Coalición Colombia fue una experiencia muy notable, a la cual creo que no se le ha dado el valor que merece. En ella confluyeron vertientes diferentes de varios partidos, alrededor de un mismo fin. Sería ideal que lo mismo sucediera para 2019, pero por ahora cada partido y movimiento que hizo parte de ella se está organizando individualmente. Hay que mirar las condiciones de cada región para evaluar si es mejor ir juntos o cada uno por su cuenta. SEMANA: Pero el Polo, los verdes, los decentes y algunos exliberales están trabajando la idea de una convergencia más amplia. S.F.: No estoy ahí. Armar coaliciones debe ser un proceso serio y cuidadoso. Miraremos en qué lugares podremos seguir trabajando con la coalición que respaldó nuestra campaña a la Presidencia.