El respaldo del expresidente César Gaviria al precandidato Alejandro Gaviria terminó por agudizar las divisiones en la centroizquierda de cara a las elecciones presidenciales de 2022. Aunque ya existían algunas fracciones en el interior de la Coalición de la Esperanza, el apoyo del trapo rojo profundizó la grieta y puso en entredicho el ingreso del exrector de la Universidad de los Andes a dicha convergencia en la que la figura del exmandatario poco o nada gusta por su estilo de política tradicional.
Esta semana, el exgobernador Sergio Fajardo lanzó su primera andanada en contra del académico y condicionó su ingreso a La Esperanza si no rechazaba el apoyo del oficialismo liberal. “Un Partido Liberal asociado con César Gaviria es un partido asociado con el mundo del clientelismo, el cual es la puerta de entrada para la corrupción. Es el mismo César Gaviria y su Partido Liberal los que apoyan, por ejemplo, al alcalde Daniel Quintero en Medellín, quien está gobernando la ciudad de una manera destructiva con una gran cantidad de bases de la sociedad de Medellín y de la sociedad antioqueña. Son los mismos que están detrás de todo eso”, dijo Fajardo a SEMANA.
A él se sumaron el exministro Juan Fernando Cristo y el senador Jorge Enrique Robledo, quien desde hace varias semanas había vetado el ingreso de Gaviria porque considera que algunas de sus decisiones en el Ministerio de Salud no fueron las más acertadas. “Es bienvenido Alejandro Gaviria, pero no cabe sino un solo Gaviria, no dos, ni mucho menos tres. No se puede estar en la coalición y al mismo tiempo en el partido de César, porque eso ya ni es Partido Liberal”, expresó Cristo, mientras que Juan Manuel Galán reiteró que Alejandro es más que bienvenido, pero debe tomar distancia del Partido Liberal.
El escenario para Alejandro Gaviria no es fácil. De un lado, no puede rechazar el apoyo del expresidente César Gaviria, el primer hombre que lo impulsó a aspirar a la presidencia y le puso en marcha su maquinaria política. El liberalismo tiene 14 senadores y 35 representantes y en las pasadas elecciones locales superaron los dos millones de votos en concejos y asambleas y esos números pesan políticamente.
Del otro lado, el académico tiene claro que exclusivamente con el apoyo del trapo rojo no es suficiente para arrebatarle a Gustavo Petro la Casa de Nariño y por esto necesita llegar a la Coalición de la Esperanza. ¿Qué decidirá finalmente? La respuesta es incierta. Aunque César Gaviria siempre le insistió a Alejandro que llegará directamente a la primera vuelta como candidato independiente y que no buscara alianzas, el exrector piensa lo contrario. Más cuando, sobre el terreno, su campaña no parece despegar y en medio del furor y la expectativa de lanzar su nombre obtuvo un escaso 3 por ciento de intención de voto en la más reciente encuesta del Centro Nacional de Consultoría para SEMANA.
El problema para la centroizquierda es que tiene un poco menos de dos meses para decidir si se somete a una consulta interpartidista en marzo de 2022 porque es el plazo que estableció el Consejo Nacional Electoral. Por esto, hay varios dirigentes que prometen intentar sentar a Gaviria con Fajardo y los demás integrantes de La Esperanza.
El asunto no será tan sencillo. De fondo, Sergio Fajardo poco gusta de las consultas internas antes de la primera vuelta. Y menos si él puede estar en desventaja, según dijo el senador Rodrigo Lara. “Pareciera que a Fajardo lo que le interesa es construir un remedo de coalición a su medida, sin competencia real de ningún tipo. ¿Cómo hablar de coalición cuando vetan a los competidores reales? Se repite la historia”, dijo. Lo mismo piensa el expresidente César Gaviria, quien considera que Fajardo no quisiera medirse en una consulta con Alejandro Gaviria porque sabe que el exrector “con el apoyo de los millones de liberales lo deja de quinto”.
No es secreto que, aunque el matemático antioqueño se sostiene en el segundo puesto de la intención de voto, no quiere quedar por fuera del escenario antes de mayo de 2022. Por eso evitó una reciente consulta con Gustavo Petro y en 2018 con los liberales como Humberto de la Calle y Juan Fernando Cristo generó divisiones entre la centroizquierda y le pavimentó el triunfo a Iván Duque.
Esa historia parece repetirse en 2022. Con la decisión de cerrarle la puerta a Gaviria, Fajardo garantizará que la centroizquierda se atomice porque en lugar de sumar, resta y divide. Esto podría abrir la puerta al nacimiento de una coalición de precandidatos exclusivamente del centro. Esa propuesta, según conoció SEMANA, la está cocinando la precandidata y presidenta de La U, Dilian Francisca Toro.
La idea es que si a Alejandro Gaviria definitivamente le cierran la puerta en La Esperanza, se haga medir en una consulta de centro en la que estarían la exgobernadora Toro, Enrique Peñalosa, Federico Gutiérrez, entre otras figuras. No obstante, ahí también hay enfrentamientos.
El exalcalde Fico Gutiérrez también criticó esta semana al exministro de Salud y le publicó algunas de sus recientes contradicciones: “Una de las cosas que más valoro en la vida es la coherencia entre lo que se piensa, se dice y se hace. Uno no puede ir por la vida cambiando o acomodando las cosas, sin criterio y con cálculo político según le convenga... Alejandro Gaviria no es así; ha cambiado y no lo reconozco”, destacó. Gaviria, por su parte, le respondió “que en las tres últimas semanas he notado que te has movido hacia la derecha, que ahí estás”.
En definitiva, Alejandro Gaviria no dejará al Partido Liberal, así internamente persistan algunas divisiones entre congresistas que, incluso, las directivas del partido no han logrado sanar. Unos exigen un ejecutivo nacional para definir oficialmente el apoyo, mientras un sector de parlamentarios está desanimado por el maltrato que han recibido de la campaña del académico.
Por su parte, Fajardo promete no aceptar al expresidente César Gaviria, con quien tiene un distanciamiento político de años. Incluso hay quienes señalan que sectores afines al exmandatario liberal están detrás de su cabeza ante los organismos de control. La pelea Gaviria-Fajardo es irreconciliable. Y quedó en evidencia ante la andanada del expresidente contra la posición del exgobernador de Antioquia frente a Alejandro. “Primero resuelva sus gravísimos problemas con la justicia y los organismos de control, luego hablamos de sus otros entuertos”, le dijo. “Señor Fajardo, no creo que insinuando que la Corte Suprema de Justicia tiene algo de relación con el cartel de la toga usted logre esconder sus terribles pecados”, añadió.
Más allá de eso, lo que muchos se preguntan es por qué no aceptar a Alejandro Gaviria y sí al samperista y santista Juan Fernando Cristo, un dirigente liberal que viene de la clase política tradicional, aunque hoy está distante de César Gaviria. “Un Fajardo que lleva más de 20 años posando de profesor apolítico mientras se elige alcalde y gobernador y apoya congresistas y aún la gente se deja engañar sobre su carácter no político”, le respondió a Fajardo el congresista liberal Alejandro Carlos Chacón.
“A los liberales no les gusta Fajardo por tibio, flojo y miedoso, y menos ahora con todo lo que se está sabiendo del exgobernador”, concluyó César Gaviria. La rivalidad política entre Gaviria y Fajardo no les sirve a los dos y menos a la Coalición de la Esperanza, una convergencia política que a escasos ocho meses de las presidenciales le falta chispa. Tampoco le conviene a la centroizquierda porque los únicos ganadores son Petro y la derecha.
En medio de todas estas movidas, esta semana la centroizquierda recibió una mala noticia. El senador David Barguil será el candidato del Partido Conservador y jugará en una coalición de centroderecha, con más de 1.500.000 votos. De esa manera se les dañaron los planes para llevarse a los conservadores a la Coalición de la Esperanza, de la mano de Mauricio Cárdenas.