El crimen que enluta por estos días al país tiene como protagonista a un pequeño de cinco años que, presuntamente, fue asesinado por su propio padre en un hotel de Melgar, a dos horas de Bogotá, para ‘vengarse’ de la madre del niño, tras haber decidido terminar su relación sentimental.
El hecho ha desatado todo tipo de reacciones en la ciudadanía, los familiares, las autoridades y los líderes políticos, como la senadora María Fernanda Cabal, quien en diálogo con SEMANA expresó que “si en Colombia hubiera pena de muerte, eso sería lo primero, ese tipo no merece vivir porque ese tipo no es un ser humano, es un salvaje”.
Mientras que con dolor de madre, dijo: “Quien asesina a su propio hijo, para hacerle daño a su mujer -que lo dejó por cualquier circunstancia- es porque es una persona degradada, es una persona que, de verdad, si hubiera pena de muerte merece ir al paredón”.
De igual manera, la primera dama, Verónica Alcocer, por medio de su cuenta oficial de Twitter envió un mensaje de condolencia y manifestó su rechazo ante el demencial acto: “Rechazo absoluto a la #violencia vicaria: padres que asesinan a sus hij@s para hacer daño a las madres, la mayor tortura que se les puede ocasionar. Abrazo fraternal a la madre de Gabriel Esteban Cubillos y a toda su familia”.
Mientras que el senador Alirio Barrera también expresó conmocionado lo que sentía y destacó la obligación de garantizar el bienestar de los menores: “#EsUnaObligación garantizar el bienestar de nuestros niños. La triste historia del pequeño Gabriel Esteban, no deja de removerme por dentro. #MeDaTemor que, como país, nos vaya a ganar el actuar de los criminales que acaben con familias. Como padre voy a dar la pelea”.
Por su parte, la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Concepción Baracaldo, se refirió al acompañamiento de la organización a la familia de la víctima: “Es doloroso e indignante que se sigan presentando hechos como estos que enlutan a toda la sociedad. Designé un equipo interdisciplinario que se desplazó a Melgar para brindar acompañamiento psicosocial a la progenitora y demás familiares”.
Vale hacer un breve recuento de lo sucedido con el pequeño: el padre de Gabriel Esteban fue a recogerlo a casa de su madre el pasado sábado primero de octubre para llevarlo a una reunión familiar. Luego dijo que llevaría al pequeño a casa, con su madre.
Pero sobre las 9.00 p. m., González le escribió a su hermana que no iba a regresar y que buscara algunas cosas que le había dejado en la moto que estaba ubicada en el barrio Castilla, localidad de Kennedy. Por lo que ella procedió como se lo pidió y allí estaban ocho millones de pesos, además de un papel en el que dejó algunas sugerencias sobre cómo usar sus cosas.
El hombre había dejado a la madre del menor dos videos (en una USB) en los que le reclamaba asuntos que habían vivido cuando eran pareja y el por qué había terminado su relación, y otro en el que aseguraba que el niño perdería la vida. Al parecer, el padre del pequeño tenía problemas mentales, lo que habría dificultado la relación.
Ella dio aviso a las autoridades, quienes revisando las cámaras de seguridad, hallaron que el sujeto se había desplazado hacia Melgar, en el departamento del Tolima, a dos horas de Bogotá, y que estaba hospedado en un hotel llamado El Rey.
No obstante, las esperanzas de encontrar al pequeño con vida quedaron enterradas cuando el padre del menor envió una fotografía a la madre en la que dio a conocer que el menor había fallecido. Su cuerpo fue hallado en dicho lugar de hospedaje.
El principal sospechoso de la muerte del menor fue capturado y trasladado a una sala de la estación de policía del municipio de Nilo (Cundinamarca), donde fue reseñado. Acto seguido, le pusieron un chaleco antibalas y fue retirado de los juzgados por agentes del CTI de la Fiscalía y la Policía hasta una patrulla.
A las afueras del lugar lo esperaba un centenar de personas, lo que obligó a la rápida reacción de las autoridades para evitar un linchamiento. “Asesino, maldito asesino”, gritaba la multitud que, en un punto, quiso hacer justicia por mano propia.
Por el delito de homicidio agravado, González se expone a una sentencia de 60 años de prisión. Pese a que acepte cargos no recibirá ningún beneficio de pena, puesto que así lo establece la ley cuando la víctima es un menor de edad.
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