Luis Carlos Vélez: ¿Qué piensa de la respuesta internacional para su documental?
Jeff Orlowski: Muchas de estas compañías tecnológicas están basadas en Estados Unidos y son plataformas exportadas a todo el mundo y afectan a personas en todo el planeta. Cuando estábamos haciendo este documental, sabíamos que sería muy esperanzador para una audiencia internacional pensar: esperen un segundo. Esto es algo que también nos está afectando a nosotros y a nuestra comunidad, a nuestra cultura; la manera como entendemos el mundo y la forma en que recibimos información. Que la respuesta internacional haya sido tan fuerte solo reafirma que la gente está aceptando que hay algo mal en la manera en la que la tecnología fue diseñada y la forma en la que opera.
L.C.V.: ¿Cuál es el mayor pecado de las plataformas de redes sociales?
J.O.: Yo creo que el mayor problema con el que estamos enfrentados es que todo esto está basado en un modelo de negocios que fundamentalmente no está diseñado para intereses humanos. El problema es la forma en la que hacen dinero. Nosotros no pagamos por estas cosas, pero es una industria de cientos de millones de dólares. Entonces la pregunta es, ¿si no pagamos estas cosas, cómo es una industria multimillonaria? Y la respuesta es que si usted no compra el producto, entonces usted es el producto. Esa es una línea usada en Silicon Valley por años. Otras personas pagan por manipularnos e influenciarnos. Ese es el negocio y nosotros somos el producto que usan. Estamos siendo extraídos. Están convirtiendo nuestros datos y nuestra información en miles de millones de dólares.
L.C.V.: ¿A dónde nos están llevando?
J.O.: Creo que ese es uno de los retos. A ellos no les importa a dónde llevan a la sociedad. Lo que importa es cómo llevarte a ti a que pases tiempo en el aparato. Lo que sea que puedan mostrarte para que pases tiempo en las plataformas es lo único que importa para Twitter o para Instagram o para Facebook. Allí hay ingenieros diseñando cualquier tipo de cosas que funcionen para ti como individuo. Lo que más me preocupa es cuando eso se traslada a las noticias y a la información. Porque ahora vivimos en un mundo en donde cualquiera puede editar y personalizar noticias. Todos están viviendo su propio show de Truman, su propia realidad. Esto es algo que yo suelo decirle a la gente: si hay alguien con quien usted no está de acuerdo sobre política, pídale prestado su celular y dele el suyo para ver cómo están las páginas principales de las plataformas de redes sociales, y tengan una conversación acerca de qué tan diferente es la información que reciben. Creo que ese es el paso número uno para reconocer que algo está mal.
L.C.V.: ¿Cuáles son las consecuencias de esta manipulación?
J.O.: Hay bastantes tipos de manipulación sucediendo ahora. Una es la que tienen las plataformas como estrategia y la otra es la de malos actores que utilizan estas plataformas para manipular. Uno de los entrevistados dijo básicamente que Rusia no hackeó Facebook en las elecciones de Estados Unidos en 2016. Simplemente utilizó Facebook. Ellos en realidad no estaban rompiendo las reglas de Facebook como fueron establecidas, sino que solo estaban usándolas. Las reglas están diseñadas para poder tener acceso a millones de personas en el planeta y a sus pensamientos.
L.C.V.: ¿Quién está tomando más ventaja de este fenómeno hablando políticamente? ¿La izquierda o la derecha?
J.O.: No sé si hay algún lado que se esté beneficiando más. El reto es que estamos entre la información de ambos bandos. Nos ponen a todos en medio de creadores sesgados de información. Una de las entrevistadas dijo que el problema es que todos están trayendo al debate su realidad, su versión, sus hechos, y en ese intercambio nadie puede acordar nada como un punto de inicio. Nosotros descubrimos esto con base en documentales anteriores sobre el cambio climático. Estábamos ayudando a despertar al mundo sobre el verdadero problema del cambio climático y nos encontramos con mucha gente escéptica. Tenemos suficiente ciencia, la ciencia es clara y abrumadora. Sabemos qué causa el calentamiento global, qué le está pasando al planeta. Y nos encontramos con mucha gente diciendo: no, pero esto es una conspiración. Entonces nos preguntamos de dónde estaban sacando sus argumentos, la información, cómo podían seguirse negando, y nos dimos cuenta de que había un problema.
L.C.V.: ¿Este problema tiene el potencial para destruir la democracia como la conocemos?
J.O.: Esta es una de las cosas por las cuales estoy más preocupado. ¿Cómo se puede tener una democracia si las personas no pueden tener conversaciones civilizadas sobre lo que necesitamos como sociedad? Si pasamos nuestras vidas en plataformas que nos están entrenando para estar indignados, que nos entrenan para completar un mensaje en 280 caracteres, estamos perdiendo los matices. En todos los temas hay muchos más matices que en cualquier cosa que puedas trinar. Si escribo algo en Twitter, la gente inmediatamente va a responder y va a decir esto o lo otro, pero no hay matices. No hay matices en estas plataformas. El mundo se ha convertido en un blanco o negro polarizado en donde no hay una zona gris. Y la realidad es que casi todo en la vida está en esa zona de grises. Estoy muy preocupado porque estas plataformas están erosionando nuestra habilidad para tener una democracia funcional.
L.C.V. ¿Quién tiene la responsabilidad para arreglar este problema? ¿Los Gobiernos, las compañías que están detrás de las plataformas o solo los usuarios?
J.O.: Los tres y en formas diferentes. Usted me puede hacer la misma pregunta sobre quién tiene la responsabilidad de arreglar el problema del cambio climático, y todos tenemos una parte. En el cambio climático, yo pienso que los Gobiernos no han tomado acción como deberían. Sabemos que hay personas que han tratado de actuar igual que las compañías, pero no los Gobiernos. En el caso de las redes sociales, creo que esta es una forma para que las personas despierten, tomen acción y se exijan respuestas. Mi deseo es que las compañías por sí mismas acepten que esto está mal, que el negocio no está bien diseñado y que van a hacer el compromiso para salir de ese modelo de negocio. Que nos digan que va a tomar un tiempo, pero que el modelo va a cambiar. Ese debería ser el paso número uno para transformar la forma en la que estas plataformas están afectando e impactando a la sociedad en general. Pero, como creo que esto no es algo que vaya a pasar pronto, entonces los Gobiernos tienen que tomar otros pasos. Yo no sé la respuesta, no tengo la solución, sin embargo hay muchas personas brillantes y académicos que se han dedicado a investigar para tener posibles soluciones.
L.C.V.: ¿Por qué cree que los usuarios no notan este fenómeno?
J.O.: Esto está diseñado para darte lo que tú amas. Si está en TikTok, Instagram, Twitter, Facebook, Snapchat, cualquier plataforma, hay todo un complejo diseño de ingeniería para que funcione con usted y lo mantenga enganchado. Déjeme darle una analogía: si usted entra en un supermercado inteligente diseñado como Facebook o Instagram, el supermercado sabe que usted miró este helado por 12 segundos más que este otro helado. Entonces la próxima vez que vaya le van a mostrar más y más tipos de ese helado que vio más. Y si usted sigue yendo al supermercado por diez años, cada vez que usted entre le van a dar más de ese helado, y van a saber que le gustan más estas galletas o este tipo de yogur. Nunca le van a mostrar los vegetales. No le van a mostrar el brócoli porque saben que no se detuvo a verlo. Ahora usted está lleno de comida diseñada y personalizada, y si usted y yo tratamos de hablar de comida, no vamos a poder tener un acuerdo. Porque yo no conozco su comida y usted tampoco conoce la mía. No sabemos que existe. Tenemos unas ideas muy reducidas del mundo por estas plataformas.
L.C.V.: Las redes sociales, en vez de cumplir la promesa de darnos un mundo más amplio y mejor, nos están dando un mundo más pequeño y controlado…
J.O.: Creo que esa es una forma acertada de verlo. Nos dicen todo el tiempo que nos están conectando cada vez a más personas, pero en realidad no es conectividad. No es una verdadera conversación o conexión como esta. Facebook, por ejemplo, no está diseñada para conectarme con gente, sino para crecer. Al principio yo conocía a las personas que agregaba o de las que recibía solicitud. Ahora no. Ahora la enorme mayoría de personas en Facebook no las conozco y es porque el sistema está planteado para crecer, tener más información y generar más dinero, no para conectar. No son conexiones humanas, sino beneficios económicos.
L.C.V.: ¿De todas estas plataformas, cuál es la más dañina para la sociedad?
J.O.: Tengo muchas preocupaciones sobre Facebook, YouTube y Twitter porque son las plataformas en donde los discursos de conspiraciones y los discursos de odio se vuelven más virales.
L.C.V.: ¿Debería borrar todas las redes sociales de mi celular?
J.O.: Si puede, absolutamente. Yo las borré todas, me siento mucho mejor y no las necesito. Entiendo que no todo el mundo pueda porque hay algunas personas que dependen de las redes sociales para sus trabajos. Pero los que no tienen el privilegio de salir de las redes sociales deben tener una responsabilidad mayor en su uso porque están participando en la forma en la que otras personas ven el mundo.