Tal y como se esperaba, el arribo del líder cristiano Alfredo Saade al Pacto Histórico generó ampolla entre algunos de los sectores progresistas conforman la coalición de izquierda. Internamente, muchos siguen sin entender cómo un hombre que abiertamente se ha declarado en contra del matrimonio entre parejas del mismo sexo, el aborto y la eutanasia, sea parte de un sector de izquierda que ha luchado por las libertades.
Prueba de la resistencia del propio Saade es que tardó más de un mes en oficializarse su ingreso. Y no propiamente por temas logísticos. La demora fue angustiante, a tal punto de que llevó al propio líder cristiano a intentar irse a otras toldas políticas. Más de un sector se opuso y Petro debió consensuar el tema para evitar suspicacias. No obstante, no fue suficiente.
Este martes, después de reunirse por más de una hora con Saade en su oficina en Bogotá, Gustavo Petro se tomó una fotografía abrazado con el dirigente y confirmó que sería precandidato presidencial por el Pacto Histórico.
Esa imagen generó revuelo. Algunos se callaron, y otros, como el concejal Carlos Carrillo del Polo Democrático, explotaron. “Si quieren, reciban a Alejandro Ordóñez, pero cuando renuncie a sus tesis antiderechos y suscriba un programa común. ¿Cuándo vamos a saber cuál es el acuerdo programático con estos personajes tan polémicos?”, expresó.
Carrillo no tiene filtros y no se cansa de rechazar el ingreso al Pacto Histórico de Nany Pardo, asesora de comunicaciones de Petro, a quien considera cuota de Alfonso Prada, exsecretario general de la Presidencia de Juan Manuel Santos.
“¿Cuáles principios y cuáles valores? El @PactoCol debe aclararle al país cuáles son esos principios que suscribe el señor Saade para estar acá. Bienvenida la diversidad religiosa, pero un antiderechos simplemente no cabe en el Pacto”, agregó Carrillo.
El senador Wilson Arias, también del Polo Democrático, afirmó que ser ‘ancla izquierda’ en el Pacto “le significa al Polo disputar programas y métodos democráticos y practicar una ética como elemento que atraviesa el ejercicio político. Más autocrítica y reivindicación de esa bandera del ‘no todo vale’ que otros vienen pisoteando impunes”.
La feminista y socióloga Juana Afanador destacó que son bienvenidas todas las creencias y prácticas religiosas, pero un proyecto progresista tiene unas líneas rojas: “desechos de las mujeres, interrupción voluntaria del embarazo y desechos de la comunidad LGTBI que son innegociables”.
Aunque en su momento la propia Margarita Rosa de Francisco, defensora acérrima a Petro, se opuso a la llegada de Saade e incluso anunció que si se llega a la Presidencia se luchará para que las iglesias paguen impuestos, Petro impuso su decisión frente a Saade, la hizo oficial, y no hay nada qué hacer. La misma historia ocurrió en su momento con la llegada de los senadores Roy Barreras y Armando Benedetti. Internamente no vieron con buenos ojos que figuras que, en su momento, fueron uribistas y posteriormente santistas se declararan de izquierda y acompañaran en la carrera presidencial a Gustavo Petro, hoy el preferido de las encuestas.
La diversidad de fuerzas progresistas al interior del Pacto hacen que las tensiones sean mayores. Cada uno tiene sus intereses y jala para su lado, mientras Gustavo Petro intenta conciliar y mantener a su coalición unida en busca de imponerse en las elecciones de marzo y mayo de 2022.