Este lunes festivo, en la instalación de la nueva legislatura del Congreso, además de la polémica por la elección de Arturo Char como presidente, surgió otra controversia por la posesión de Sandra Ramírez, también conocida como Griselda Lobo, del partido Farc, como segunda vicepresidenta de la corporación. Inicialmente el elegido por la oposición era el senador Gustavo Bolívar, pero por cuenta del Estatuto de la Oposición dicho cargo le correspondía a una mujer. Bolívar postuló a Ramírez y se desató una polémica por su nombramiento.
SEMANA habló con la segunda vicepresidenta del Senado para saber su rol en el nuevo cargo y conocer hechos de su pasado, como su relación sentimental con Manuel Marulanda, alias Tirofijo, quien fue el máximo líder y fundador de esta guerrilla. Así mismo, Ramírez habló sobre el rol de las mujeres en la política, las excombatientes y la implementación del acuerdo de paz. SEMANA: ¿Prefiere que la llamen Griselda Lobo o Sandra Ramírez? Sandra Ramírez: A mí no me incomoda. Lo que pasa es que si me dice Sandra contesto enseguida, si me dice Griselda me demoro un poquito en saber quién es esa persona. Desde hace mucho tiempo me llamo Sandra, entonces uno se acostumbra. Es como cuando en la casa le ponen a uno otro nombre aparte del original. SEMANA: ¿Qué significa para usted y el partido Farc su elección como segunda vicepresidenta del Senado? S.R.: Es una designación muy importante, sobre todo para la paz, porque nos damos cuenta que sí es posible, que podemos avanzar en la democracia, en la reconociliación y muestra que el proceso de paz valió la pena. Muchos colombianos, casi la mayoría de la sociedad, están a favor de la paz. Entonces es muy significativo no solamente para el partido sino para el conjunto de la sociedad, para esa Colombia profunda y olvidada de donde vengo y que requiere de la presencia del Estado. SEMANA: ¿Cómo va a ser su trabajo con el nuevo presidente del Senado, Arturo Char? S.R.: Los tres que conformamos la presidencia estamos montados en una sola barca y esa barca hay que remarla a buen puerto. Ya nos pondremos de acuerdo cómo vamos a trabajar, pero sobre todo la relación que se nos viene es la que va a permitir pensarnos qué es lo que vamos a hacer, cómo lo vamos a hacer y hacia dónde vamos a remar la barca.
SEMANA: ¿Qué responde frente a las críticas que han hecho diversos sectores sobre su nombramiento? S.R.: Invito a esos sectores que no están a favor de mi nombramiento a construir un país y una sociedad en paz. Los invito a construir, a partir de las diferencias, desde el mismo escenario que es el Congreso de la República, donde está la representación de toda la sociedad. A partir de las diferencias podemos aprobar proyectos de ley en beneficio de las mayorías y no para beneficiar ciertos intereses. Los invito a que nos reconciliemos y dejemos a un lado los discursos polarizantes y estigmatizantes. Los invito a que construyamos a Colombia como un país en paz y con justicia social. SEMANA: ¿Qué representa su nombramiento para las mujeres en la política y en su partido? S.R.: Es muy importante por varias razones. Primero, es el reconocimiento de las mujeres en las corporaciones públicas pero también se ve la participación de las mujeres en la oposición para hacer equipos en la mesa directiva del Senado. También es importante porque es la voz de la mujer, sobre todo en esta época de pandemia que estamos viviendo. En el país y en el mundo hay una pandemia silenciosa de violencia contra las mujeres y desde acá podemos visibilizarla para buscarle soluciones. SEMANA: ¿Cuál fue su pasado en las Farc? S.R.: Ingresé muy joven a la guerrilla. Llegué porque no pude culminar mis estudios por falta de apoyos económicos, por la pobreza y el abandono que hay en los campos, porque el Estado no llega allá. En la guerrilla me formé como persona. Me eduqué en una formación mixta, ideológica, como enfermera, como radioperadora, trabajé en sistemas, ese es el tipo de formación que nos dieron, nos formamos para producir y promulgar y trabajar por la paz de nuestro país.
SEMANA: ¿Y respecto a las mujeres cómo era el trato? S.R.: La guerrilla nos dio un espacio y teníamos igualdad en derechos como combatientes, es decir, las opiniones de cada una eran respetadas y tenía derecho a ser elegida o elegir para los diferentes cargos. Ese es el espacio que las mujeres teníamos en la guerrilla, pero además, algo muy importante, y es que no teníamos un rol definido para las mujeres, participábamos en las tareas colectivamente y en equipo junto con los hombres y eso es muy importante. SEMANA: Para nadie es un secreto que las Farc también cometieron actos de violencia contra las mujeres, ¿qué responde ante estos hechos? S.R.: Si hay una queja, algún informe sobre este tema, vamos a solucionarlo en la JEP, allá vamos a comparecer y cada vez que requieran de nosotros estamos acudiendo porque ese es nuestro compromiso. Nosotros corregíamos en nuestro propio régimen disciplinario. Todo lo que se presente irá a la JEP para ser juzgado y serán ellos quienes determinarán de qué somos responsables y cuál será la reparación. SEMANA: ¿Se arrepiente de algo en su pasado en la guerrilla? S.R.: Me han dicho: “Si usted se muriera y volviera a reencarnarse qué le gustaría hacer". Yo lo he dicho y lo digo con toda firmeza y es: guerrillera. Porque lo que soy hoy es gracias a ese paso tan importante que dimos con la firma del acuerdo de paz. La firma del acuerdo representa un cambio en el campo, en la ciudad, en la participación política, en la reforma rural integral, todo se lo debemos a ese granito de arena que pusimos también en nuestra vida guerrillera. A esa formación que recibimos allá para ser hombres y mujeres que nos pensamos una nueva sociedad, un país diferente donde quepamos todas y todos. "Me han preguntado: Si usted se muriera y volviera a reencarnarse qué le gustaría hacer. Yo lo he dicho y lo digo con toda firmeza y es: guerrillera". SEMANA: Usted fue pareja sentimental del máximo líder y fundador de las Farc, Manuel Marulanda, alias Tirofijo. ¿Cuál es la historia? S.R.: Mi relación con él fue sentimental. Fuimos pareja alrededor de 24 años y fue la relación de una pareja normal. Él además respetó mi espacio de trabajo, eso sí se lo debo. Él era un hombre de paz. Hoy esta designación también hace parte de un homenaje a un hombre que toda la vida pensó en una salida negociada del conflicto, desde Belisario Betancur hasta que lo logramos con Juan Manuel Santos. SEMANA: ¿Cómo le ha ido al partido Farc desde la reincorporación y a qué le apostarán como colectividad en esta nueva legislatura? S.R.: Es importante que seguimos avanzando, muchos le apuestan a la paz, es un homenaje a los 220 firmantes de la paz que han sido asesinados en medio de esta oleada criminal, es también un homenaje a los líderes y lideresas que han sido asesinados, defensores del territorio, del programa de sustitución gradual de cultivos, los defensores de derechos humanos, es también un homenaje a los campesinos y campesinas. El balance es positivo y vamos dando pasos en la construcción y en la reconciliación de nuestro país. En una democracia avanzada, participativa e incluyente donde la oposición tenga derechos.
SEMANA: ¿Qué balance hace de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)? S.R.: En la JEP nosotros estamos cumpliendo con los compromisos. Somos comparecientes cada vez que solicitan nuestra presencia, estamos acudiendo a la jurisdicción. También estamos yendo a la Comisión de la Verdad, pero también esperamos que la contraparte, que estuvo presente constantemente en el conflicto y el Estado colombiano en representación de las instituciones, también vaya a la JEP. Pero no solamente ellos, también los terceros, los involucrados, que hagan presencia en la jurisdicción especial, en la Comisión de la Verdad, porque su versión es muy importante para no volver a repetir el conflicto. Su versión es muy importante para la reparación y para resarcir a las víctimas. SEMANA: ¿Qué mensaje les envía a las disidencias, a Iván Márquez y a Jesús Santrich, que no se acogieron al acuerdo? S.R.: Mi mensaje es para todo el país. Y es que lo más importante que le ha pasado a Colombia es el acuerdo de paz. La cambió para bien, la cambió para pensarse un nuevo país, y así todos de la mano debemos ir superando las dificultades. Lo que firmamos está en las manos de cada uno de nosotros para construir una nueva sociedad. El acuerdo es la mejor obra reparadora que tiene este país para transformarlo y sobre todo resarcir a las víctimas que son más de 8 millones de personas. Con el acuerdo, debemos construir entre todos, porque esto es una construcción colectiva, un país más equitativo y justo, un país en paz con justicia social. Ese es mi mensaje.