Lo que empezó como un desprevenido café hace poco más de un mes entre Sergio Fajardo y Rodolfo Hernández, en el apartamento del candidato de la Centro Esperanza, se podría convertir ahora en el golpe sobre la mesa en la recta final de la campaña. Ambos candidatos tuvieron acercamientos recientemente. Y hace 15 días, según reveló Rodolfo Hernández en Vicky en SEMANA, se llegó a un acuerdo según el cual el que estuviera por debajo en la siguiente encuesta publicada debería unir al que tuviera mayor intención de voto entre los dos.
“Lo que se terminó acordando era que, según la próxima encuesta que hubiera, viniera de donde viniera, que fuera legítimamente hecha por personas idóneas, el perdedor adhería al ganador”, contó Hernández. Y esta ya se conoció. Este viernes se divulgaron los resultados de la encuesta Invamer para Caracol Noticias, Blu Radio y El Espectador. El favorecido fue el exalcalde de Bucaramanga, quien obtuvo 13,9 por ciento de intención de voto, mientras que Sergio Fajardo logró 6,5 por ciento. Es decir, quien tendría que declinar su aspiración, según el acuerdo, debería ser Fajardo.
“Me voy a sentar a redactar el acuerdo para ver si de aquí a la semana entrante se lo presento a Sergio, y él me puede presentar otro a mí. Hacemos otro documento y esperamos que lo firme. Yo sé que él cumple el acuerdo, pero, si hay algún tropiezo, yo no guardo rencor, yo sigo solo, es mi compromiso con Colombia”, explicó Hernández. La pelota está en manos del exgobernador de Antioquia, quien está analizando la situación con su equipo.
Fajardo y Hernández tienen buena relación y los une la bandera de la lucha contra la corrupción. Así lo indicaron ambos tras el café que se tomaron hace algunas semanas: “Coincidimos en que la lucha contra la corrupción es el principal problema que tiene Colombia. Nos sentamos a discutir sobre esta preocupación y cómo sacar a los corruptos del poder”.
Pero, además, coinciden en la misma estrategia: la estrategia anti-Fico. En las últimas semanas, Fajardo y Hernández han enfilado baterías contra el candidato del Equipo por Colombia, Federico Gutiérrez. Mientras el exgobernador de Antioquia llevó a su campaña al senador electo Ariel Ávila para que lidere la ofensiva contra Gutiérrez, Hernández lleva semanas atacándolo.
Incluso hace poco promovió una fake news en la que aseguraba que Fico era ingeniero residente del edificio Space, una información que luego fue desmentida. Tanto en la campaña de Fajardo como en la de Hernández consideran que quitarle votos a Gustavo Petro de cara a la primera vuelta resulta prácticamente imposible, pues sus seguidores suelen ser dogmáticos y no cambian de posición por más escándalos que tenga su líder. Por eso, su rival a vencer es Fico.
Una alianza los acercaría, según estiman ambas campañas, al segundo lugar que hoy tiene Gutiérrez, pero también permitiría atraer nuevamente a esos votantes de centro que, debido al llamado voto útil, se acomodaron ya con Petro o con Fico ante la inviabilidad de una candidatura de centro. Argumentan, además, que si alguno de ellos pasa a una segunda vuelta contra Petro, podría ganarle al candidato del Pacto Histórico con el apoyo de la centroderecha en pleno, pues este sector político nunca respaldaría a Petro. Sin embargo, este último escenario es discutible a la luz de la encuesta de Invamer y de los estudios del Centro Nacional de Consultoría para SEMANA, que revelan que hoy el candidato con el tiquete asegurado a segunda vuelta es Fico.
De acuerdo con la más reciente medición de Invamer, en una hipotética segunda vuelta, Petro obtendría el 52,4 por ciento de los votos frente al 45,2 por ciento de Fico. Por su parte, si el candidato del Pacto Histórico se enfrenta a Hernández o a Fajardo en este mismo escenario, obtendría 56 por ciento frente al 40 por ciento que lograrían sus otros dos contendores.
Los retos
En todo caso, esta eventual alianza tendrá que darse más en términos de palabra que en el papel. Como ya se cerró el proceso de inscripción de candidatos, el uno ya no se puede convertir en la fórmula vicepresidencial del otro. Es decir, de todos modos, ambos aparecerán en el tarjetón, pues la Registraduría ya sorteó los puestos que ocupará cada uno y está en proceso de impresión del material electoral. Además, Fajardo tendría problemas jurídicos para bajarse oficialmente de su candidatura, dado que participó en una consulta, lo que lo obligaría a ir hasta el final.
La Ley 1475 de 2011, que reguló las consultas, dice que, si sus integrantes incumplen los resultados y optan por retirar la candidatura ganadora, deben pagarle al Estado la plata que se invirtió para la realización de las consultas. “Deberán reintegrar proporcionalmente los gastos en que hubiere incurrido la organización electoral, los cuales serán fijados por el Consejo Nacional Electoral con base en los informes que presente la Registraduría Nacional del Estado Civil”, señala la norma.
Además, según un magistrado del Consejo Nacional Electoral, “se debe analizar el no giro de los dineros de reposición de votos, porque el objetivo de la consulta es elegir un candidato para la elección presidencial, y en este caso no se cumpliría este propósito”.
En el caso de Hernández, debido a que recogió firmas, y si renuncia a su candidatura, tendría que pagar una póliza de seriedad, unos 800 millones de pesos.
El otro elemento es qué ocurrirá con los demás miembros de la Coalición Centro Esperanza si Fajardo decide finalmente apoyar al exalcalde de Bucaramanga, tal como habían acordado. El artículo 7 de la Ley 1475 de 2011 prohíbe que Juan Manuel Galán, Jorge Enrique Robledo, Carlos Amaya y Alejandro Gaviria apoyen públicamente a Hernández, pues al haber participado en una consulta solo se les permite unirse al candidato ganador de esa consulta.
“Los partidos y los movimientos políticos y sus directivos, las coaliciones, los promotores de los grupos significativos de ciudadanos y los precandidatos que participaron en la consulta no podrán inscribir ni apoyar candidatos distintos a los seleccionados en dicho mecanismo”, indica la norma electoral. En cuanto al impacto en las urnas de esta posible alianza, aún hay mucha incertidumbre.
Algunos consideran que, como lo explicó la politóloga de la Universidad Sergio Arboleda Natalia Hernández, “esta unión puede sumar fuerzas, pero ya la campaña está jugada entre Petro y Gutiérrez, que son los candidatos que llenan las plazas y tienen la maquinaria. Sin esa estructura partidista, nadie puede ser presidente hoy”.
Por su parte, el politólogo Rodrigo Sánchez, de la Universidad Nacional, considera que esta alianza “es de doble filo”, pues “puede representar fortaleza, pero también dar la imagen de desespero y debilidad, porque alguno de los dos va a tener que decirles a sus seguidores que, a pesar de estar en el tarjetón, mejor vote por otro candidato”.
Esta posición la comparte el docente Yann Basset, de la Universidad del Rosario, quien manifestó que la encuesta conocida este viernes “hace difícil la unión de Hernández y Fajardo. Difícil bajar a Fajardo porque ganó la consulta. Difícil bajar a Hernández porque claramente le va mejor que a Fajardo. Además, aun sumados, están lejos de Gutiérrez”.
En contraste, el analista Fernando Posada, quien fue candidato al Congreso por el Nuevo Liberalismo, estima que “una eventual alianza entre Fajardo y Rodolfo Hernández es la carta que podría cambiar el panorama electoral en Colombia. Fajardo no tiene techo y ya ha sacado votaciones muy altas, un golpe de optimismo que sin duda cambiaría el camino a la presidencia”.
El análisis que deberán hacer Fajardo y Hernández será muy profundo. No solo tiene implicaciones políticas, sino económicas y jurídicas. En todo caso, a un mes de la primera vuelta, este podría ser el golpe en la mesa con el que ambos se jugarán sus últimas esperanzas. Al fin y al cabo, a la luz de las encuestas, ahora tienen muy poco que perder.