Conmoción entre la comunidad cartagenera, luego de que este lunes fuera asesinado a bala un hombre identificado como Eduardo Luis Monsalve Hernández, en hechos ocurridos en el barrio Bruselas de la capital del departamento de Bolívar.
En el mismo hecho también resultó herido otro hombre que se recupera en un centro hospitalario de Cartagena. En cuanto al hombre asesinado se estableció que, hasta hace poco, había estado recluido en la cárcel La Ternera, al parecer por tráfico de estupefacientes.
En un video que circula en redes sociales se aprecia que tanto Monsalve Hernández, como el hombre que resultó herido, se movilizaban en una moto y, en momentos en que se disponían a marcharse de un punto donde vendían comidas rápidas, fueron sorprendidos por dos sicarios que también se movilizaban en una motocicleta.
Monsalve Hernández, tal como quedó registrado en las imágenes, no alcanzó a huir, mientras que su compañero sí logró escapar herido en medio de una lluvia de balas que eran disparadas por el sicario desde una moto. El vendedor del negocio donde los hombres se encontraban, también alcanzó a correr para evitar ser impactado por una bala.
Por lo tanto, las autoridades se encuentran recolectando la información y los elementos necesarios que les permita dar con el pasadero de los responsables este asesinato que enluta a una familia en Cartagena. Las unidades de investigación se apoyan en los videos de cámaras ubicadas en la zona donde ocurrió el hecho y testigos que presenciaron el hecho.
La banalización de la muerte en la época de tendencias en redes sociales
El video es corto y escalofriante. Todo ocurrió a plena luz del día, el pasado 10 de octubre en el barrio El Amparo, en la localidad de Kennedy, suroccidente de Bogotá. Todos los que aparecen son jóvenes, víctimas y victimarios. El sicario avanza en bicicleta con su identidad protegida con el traje enterizo de bioseguridad que usa, de color blanco. Detrás del sujeto, a pocos metros, va su cómplice grabando en video con su celular el crimen que ejecutarán segundos después.
La escena transcurre en un sector de precarias condiciones. Las vías se ven destapadas y los andenes mordidos, aparecen toldos con ventas improvisadas. El sicario pedalea sin llamar la atención hasta que llega junto a un grupo de muchachos y los sobrepasa un poco. Entonces todo acelera.
El sujeto arroja la bicicleta y en el mismo acto saca un arma de fuego. El primer instante de la acción pone en alerta a los jóvenes y provoca su estampida. Uno de ellos corre en dirección hacia el hombre que está grabando y pasa junto a él, mientras este sigue registrando la persecución en video. Los vecinos también huyen alarmados. El sicario corre tras la víctima apuntándole por la espalda, llegan a la esquina, el amenazado pretende girar por la otra calle cuando alguien grita “¡Péguele!”.
Y en el mismo segundo suena el disparo. La víctima recibe el impacto y cae al suelo, da un tumbo y queda boca arriba. El sicario se detiene junto a él. El joven, malherido y ya sin escapatoria, se cubre la cabeza con los brazos. El asesino empuña el arma con las dos manos para asegurar su puntería y termina: le da un segundo tiro en la cabeza. El cómplice que graba dice satisfecho: “Mira, ve, eso es para que no ladillés más. Viste, para que no ladillés”. Eso es todo. Y se van.