SEMANA: ¿Por qué decide apoyar a Rodolfo Hernández?

WILLIAM OSPINA: Había oído algunas cosas de lo que había sido su exitoso gobierno como alcalde de Bucaramanga, pero a finales del año pasado vi una entrevista que le hicieron en la redacción de RCN, donde él recorría el set hablando con los periodistas, y me gustó mucho todo lo que respondía y lo pertinente que me parecía cada uno de los temas de los que hablaba: reanudación de las relaciones con Venezuela, la necesidad de una renta básica, la necesidad de reconstruir el campo, todo lo que iba diciendo me parecía tan necesario, lógico y pertinente. Me interesé por él. Desde entonces, empecé a seguir sus entrevistas, sus declaraciones en los medios, sus debates y en algún momento me pareció oportuno escribir un texto a finales de enero en mi columna de El Espectador llamado Rodolfo Hernández, la hora de la Franja amarilla, porque sentí que las reflexiones que yo había hecho sobre el país desde hace 25 años, en ese ensayo, por fin alguien las expresaba con esa claridad. Eso me entusiasmó.

SEMANA: ¿Usted conocía a Rodolfo Hernández?

W.O.: Yo no lo conocía, había leído alguna noticia de él en la prensa y cuando escribí mi artículo no lo conocía. Un día me llamó a expresar su complacencia por el texto que había escrito y a partir de ese momento hemos tenido un poco más de contacto. Un día nos reunimos, poco antes de su visita al papa Francisco, y después de eso hemos tenido más contacto.

La conversación amena entre William Ospina y Rodolfo Hernández | Foto: NO

SEMANA: ¿Es cierto que usted aceptaría ser el ministro de Cultura de Rodolfo Hernández?

W.O.: Sí, yo aceptaría.

SEMANA: ¿Por qué?

W.O.: En primer lugar, me parece una prueba de confianza enorme que él, por haber leído mis libros, por conocer lo que yo pienso sobre la cultura y el medio ambiente, que haya hablado de que quería encargarme esas tareas. Aquí más bien lo que suele pasar es que hay un montón de gente haciendo fila a ver si algún político los voltea a mirar porque es gente ambiciosa de poder. Yo no lo soy. Soy escritor. Lo que más me gustaría es estar en mi casa, dedicado a escribir mis novelas, pero si alguien es receptivo a todas las reflexiones que he hecho sobre el país, sobre nuestra historia, sobre la necesidad profunda de cambiar la situación de tanta gente que vive en la miseria, en el desamparo y en la violencia, y en la necesidad urgente de proteger nuestra naturaleza que está siendo depredada de una manera salvaje, muy mal haría yo, después de escribir durante 30 años sobre esos temas con tanta urgencia, que alguien me pida que colabore con un proyecto de transformación del país y yo me niegue.

El escritor William Ospina y Rodolfo Hernández | Foto: NO

SEMANA: Definitivamente su simpatía con el proyecto de Rodolfo Hernández es grande para aceptar un ministerio. Usted, como lo dijo anteriormente, podría dedicarse a seguir escribiendo.

W.O.: Yo diría más bien que es mucha la confianza que él deposita en mí porque yo no soy político, no conozco la tecniquería del caso, no soy alguien a quien le interese mucho andar sentado en un despacho burocrático. Me interesaría más salir a andar el país con los jóvenes de Colombia, que harto necesitan hacer una expedición a pie por este territorio para proteger verdaderamente la naturaleza y conocerla. Este es un país extraordinario, recorrerlo sería la gran aventura de la época y ese es el desafío para que de verdad salvemos el planeta.

SEMANA: ¿Es decir, si usted es ministro, ejercería funciones de forma distinta?

W.O.: Pues a mí me gustaría que fuera más (funciones) de un caminante que de un burócrata.

SEMANA: ¿A usted le gusta que se fusionen los ministerios de cultura y medio ambiente como propone Hernández?

W.O.: Me parece que es una tarea muy necesaria, sobre eso he hablado con él, no se trata de abandonar las tareas específicas del ministerio de Cultura. Al contrario, hay que ahondar en todas las tareas que hay que cumplir en el campo de la literatura, la industria editorial, de los museos, de la música, el teatro, la danza, la gastronomía, la recuperación de los sitios de la memoria, de tantas tareas culturales urgentes para las que hay tan poco presupuesto. Tampoco se pueden abandonar las tareas técnicas y específicas de la defensa del medio ambiente, de la protección de los páramos, de la lucha contra la minería salvaje, de la recuperación de los ríos ―el río Magdalena está totalmente envenenado―, de la protección de las cuencas, de la protección de las fuentes de agua (…). Al mismo tiempo, soy consciente de que el mayor desafío de la época, el del cambio climático, requiere una transformación profunda de nuestra manera de vivir, de la consciencia de los ciudadanos, de nuestra relación con el consumo, con los combustibles fósiles, los plásticos, las basuras, el desequilibrio entre la ciudad y el campo. Siendo la lucha por el medio ambiente una lucha cultural tan grande, no se puede pensar que la cultura y el medio ambiente se deben administrar como compartimentos cerrados y aislados porque no lograremos nunca lo que se necesita. Cada uno de estos campos requiere un refuerzo muy grande, pero el diálogo entre ambos tiene que ser más profundo.

SEMANA: ¿Por qué usted se inclinó por Rodolfo Hernández y no Gustavo Petro?

W.O.: En mi caso, porque siento que Gustavo Petro ―cuyo proyecto respeto mucho y encarna la esperanza de 8 millones y medio de personas que quieren que el país cambie―, siento que despierta muchas más resistencias en la sociedad y que hay muchas cosas que no le permitirían hacer porque Colombia es un país que está desgarrado por las polarizaciones y las discordias. Siento que a Rodolfo Hernández le será más fácil hacer algunas de esas cosas, pero a ambos proyectos los veo como sinceros de renovación y cambio y lejos estaría yo de mirar al proyecto del petrismo como un proyecto dañino para la sociedad. Siento que le será mucho más difícil abrirse camino por la historia de Colombia, hay un rechazo muy grande de un sector de la población. Espero que si el candidato Rodolfo Hernández se abre camino, esa voluntad de cambio esté allí para respaldar las tareas que sean verdaderamente convincentes como un cambio histórico para Colombia.

SEMANA: A usted le han dado palo los petristas por su decisión de respaldar a Rodolfo Hernández, ¿qué opinión le merece?

W.O.: Yo he oído críticas, pero entiendo que en este clima de crispación, previo a las elecciones, la gente está nerviosa y a veces se piensa que solo hay una alternativa de solución y no. Cuando los países están a punto de cambiar ―yo siento que eso está pasando con Colombia―, deben abrirse camino no solo una ni dos, sino muchas miradas. Yo no creo que deba pensar que la mía es la única que puede cambiar el país, cada quién debe apostarle a la suya y ojalá haya una colaboración para decirle adiós al viejo país de la politiquería, la corrupción, del desprecio por la gente y de unas instituciones todas arrogantes que nunca dialogan con la comunidad.

SEMANA: Por último, ¿qué le diría a los colombianos que ven un gobierno de Rodolfo Hernández con incertidumbre?

W.O.: Más incertidumbre de la incertidumbre en que vivimos, es como si le dijeran a uno que qué peligro mojarse cuando se está ahogando. Rodolfo tiene la virtud de que se comunica muy bien con la gente, la ciudadanía entiende muy bien todo lo que dice, él no habla para técnicos, para expertos, él ha pensado muy bien los problemas del país y tiene una propuesta de soluciones que los colombianos deben examinar. Él dice muy claramente lo que piensa hacer y lo dice no solo con gran claridad, sino firmeza, porque para lograr los cambios que requiere el país se refiere firmeza.