Mientras el país se ha venido enterando a cuentagotas y por los medios de comunicación de la corrupción que se tomó a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (UNGRD), bajo la dirección de Olmedo López, en la que se compraron los famosos carrotanques para llevar agua a La Guajira –que están parqueados recogiendo polvo– y sobre los cuales no solo hubo sobrecostos, sino también direccionamientos oscuros para favorecer a políticos, uno de los implicados está golpeando las puertas de la Fiscalía para contar todo, pero no se las han abierto.
Se trata nada menos que de Sneyder Pinilla, exsubdirector de Manejo de Desastres, quien era la mano derecha de Olmedo López y conocía al detalle cada movimiento en la entidad, los gastos, el direccionamiento de contratos y el apetito de congresistas por cooptar el presupuesto de la entidad. Está dispuesto a contarlo todo a la Fiscalía, a través de un preacuerdo, con dos condiciones claras.
La primera, que le garanticen su seguridad y la de su familia, y no es para menos, pues el desfalco en la UNGRD tendría implicados muy poderosos, por lo que reclama que le garanticen la protección.
La segunda solicitud, también con base en la información que se comprometería a entregar, es que el acuerdo implique inmunidad total.
Aunque desde la Fiscalía señalan que no se está adelantando ninguna negociación ni con Sneyder Pinilla ni con el exdirector Olmedo López, SEMANA pudo confirmar que, por lo menos en el caso de Pinilla, sí se ha planteado la colaboración y están a la espera de la respuesta de la entidad para prender el ventilador, con información que el país reclama, ante la indignación por el despilfarro de recursos y la corrupción en la UNGRD. La pregunta es: ¿quiénes estaban detrás?
La solicitud
Justamente, el miércoles, la defensa de Pinilla, encabezada por el abogado Gustavo Moreno, dio a conocer esta intención de colaborar, y así lo envió en un documento.
En un audio, el mismo Pinilla afirmó que “en mi caso, y por ser un testigo directo y también clave en las actuaciones, se debe decir que prima la necesidad de seguridad, misma que debe ser garante para la protección de la vida”.
Y agrega que “debo decir que con la protección de la verdad, es decir, de mi vida y la de mi familia, se lograrían esclarecer muchas dudas que al parecer hasta el día de hoy se han venido manteniendo. De otro lado, debo señalar que mi declaración cumplirá a cabalidad con la exigencia de conocimiento personal que viví de forma directa”.
Pero Pinilla fue más allá y lanzó una sentencia que puede resultar demoledora para políticos, congresistas, compañeros en la UNGRD y hasta para Olmedo López: “Mis anteriores amigos se duelen de que rompa mi silencio”, lo que permite prever que lo que viene será grave y prenderá el ventilador en serio.