SEMANA: Usted dice que está dispuesto a colaborar con la justicia. ¿Qué está dispuesto a contar?
Sneyder Pinilla (S. P.): Quiero contar la verdad, pero siento que no tengo garantías y temo por mi vida y futuro jurídico. Tengo el temor fundado de que sólo quieren escuchar la información y temo que sea sólo para proteger a los poderosos implicados para después dejar mis afirmaciones en los pasillos del olvido, donde se archivan muchos procesos, como pasó con el señor Pizano en el caso Odebrecht. Yo ya abrí la boca y estoy en peligro.
SEMANA: ¿Y qué pide a cambio?
S. P.: Lo elemental: garantías para mi vida y la de mi familia, pero sobre cualquier cosa, la seguridad de mi familia. Créame, para mí no es nada fácil delatar y contar la verdad. Ser el sapo me pone en la mira. Para mí ya no hay marcha atrás y claro que estoy solicitando un principio de oportunidad e inmunidad total. Esos señores serán mis enemigos toda mi vida hasta el día de mi muerte. Y debo ser muy claro, no quiero suicidarme. No tengo agua con cianuro en mi casa. Tengo ganas y motivos para vivir, como mi hijo. Si algo me pasa, es responsabilidad de gente que hoy está en los poderes públicos. Ellos me quieren callar. Y la única formar será si estoy muerto. Por eso mi abogado, el doctor Gustavo Moreno, quien caminó por mis pasos, tiene todos los detalles de la verdad que presencié y viví.
SEMANA: ¿Qué espera que pase en la justicia con su testimonio?
S. P.: La verdad. Y que todos los involucrados, y que aún están también en el anonimato, le den la cara a la justicia. Obviamente, insisto en mi principio de oportunidad. Soy un testigo valioso para la verdad que el país reclama. Testimonios como el mío, evidentemente, les interesarán a las verdaderas cabezas, que al final del día nos utilizan y hoy buscan cómo opacarlos. Y sí, tengo miedo. Y sí, me tiemblan las piernas. Pero para resolver su pregunta, estoy convencido de que mi camino es colaborar con la justicia y decir toda la verdad.
SEMANA: ¿Y qué quisiera tener hoy claro?
S. P.: Que no me maten, que protejan a mi familia, que me den garantías y que me permitan hablar y contar la verdad enmarcada en un principio de oportunidad. Es lo que establece la ley en Colombia. Tengo miedo. Espero que la Fiscalía no se venga en mi contra, me mamen gallo con el principio de oportunidad o se les dé por perseguirme de forma salvaje y vengativa. O que sea uno más en la lista de los muertos por hurto de celular. Le reitero: ¡la verdad! Los nombres de sus protagonistas, examigos que hoy seguro me odian porque decidí romper mi silencio, por ser alguien que le da la cara al país.
SEMANA: ¿Qué tanto hay de corrupción de congresistas en este escándalo?
S. P.: Bastante, por eso me da miedo hablar sin tener garantías porque pueden actuar contra mi familia.
SEMANA: ¿Y de altos funcionarios del Gobierno?
S. P.: Prefiero no responder a esa pregunta hasta no tener garantías procesales, pero si algo me pasa, mi abogado tiene detalles de todo. En este momento sólo puedo confiar en él.
SEMANA: ¿Y dentro de la UNGRD?
S. P.: Mi abogado tiene todos los detalles, entenderá que no puedo responderle de manera puntual, pero en efecto estoy dispuesto a contarlo todo.
SEMANA: ¿Ha notado interés de la Fiscalía en su testimonio?
S. P.: No he podido dormir y le pido a Dios que exista ese interés, sobre todo por la seguridad de mi familia. Confío en que la nueva fiscal haga muy bien las cosas. Ella afirmó en una entrevista que es amiga del principio de oportunidad. Este país necesita la verdad y máximos responsables. Espero que no me maten antes de poder hablar o usen a la Fiscalía para callarme.