Un pelotón de 20 soldados soltó los fusiles y los cambió por escobas, palas, cepillos y baldes. La misión era clara: combatir la indiferencia que viven los adultos mayores del hogar geriátrico de la región. Cincuenta abuelos necesitaban de su ayuda.
“Los adultos mayores representan la sabiduría y la experiencia de una nación, por eso los soldados del Ejército Nacional llegaron hasta el centro de bienestar Hogar San Rafael, con alimentos y disposición para adelantar jornada de embellecimiento y mantenimiento de instalaciones”, dijo el mayor Jaír Leandro Moreno, oficial de Acción Integral de la Brigada 31.
La mayoría de los ancianos son indígenas que llegaron a este hogar provenientes de diferentes comunidades del Vaupés e, incluso, del departamento del Meta. Araceli Henao Chagres, una de las mujeres beneficiadas y que tiene limitación visual y solo se puede mover con un bastón guía, dijo: “Mi agradecimiento es muy grande, que Dios les bendiga a todos ustedes”.
Mientras que Manuel Silva Álvarez, uno de sus compañeros de casa dejó un mensaje claro: “Que ojalá sigan viniendo de vez en cuando”. Queda demostrado una vez más que el país se construye con hechos de amor.
Los uniformados limpiaron las zonas verdes al interior de las instalaciones del ancianato, hicieron mantenimiento a techos y lavaron espacios comunes, generando condiciones óptimas para la estadía de los adultos mayores. La jornada contó con el apoyo de la Gobernación y la Alcaldía Municipal.
Desde hace un tiempo, el Gobierno y las instituciones encargadas de la seguridad de Colombia han escuchado a las comunidades que advierten que la guerra no solo se combate con guerra, sino que es necesario mostrar que la principal motivación es el bienestar de las poblaciones más vulnerables, y desde entonces la apuesta se ha volcado a un trabajo integral.
La Policía Nacional también ha trabajado en la cercanía con la comunidad. Estas obras de infraestructura coadyuvan a generar confianza y mejorar el entorno social, además fortalecen la memoria colectiva de las comunidades, reconstruyen el tejido social y se convierten en espacios de empoderamiento y desarrollo territorial, dijo el general Alejandro Barrera, director de la Policía de Carabineros y Seguridad Rural (Dicar).
En las escuelas de las veredas Santo Domingo y Colombia del municipio de Florencia, Caquetá, los niños estaban estudiando en muy malas condiciones. Los techos estaban próximos a caer sobre ellos. La cancha de baloncesto más allá de ser un lugar de esparcimiento se convertía en una trampa mortal, por el mal estado en el que se encontraba. Los baños, los comedores, los salones no les daban condiciones dignas.
Esa realidad fue conocida por la Policía Nacional a través de la Dicar, que junto con la Sección de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley (INL) de la Embajada de Estados Unidos, realizó obras de Infraestructura y Desarrollo Rural.
La construcción y adecuación de las instalaciones de las dos sedes de la Institución Educativa La Libertad, fueron realizadas por uniformados que dejaron de lado las armas y las cambiaron por brochas, pintura y todo tipo de herramientas que ayudaron a que en la sede Santo Domingo se realizara un cambio total del techo, instalación de baterías sanitarias, construcción de pozo séptico y sistema hidráulico para el suministro de agua, cambio del sistema eléctrico, construcción de un muro perimetral de contención, ampliación de la placa deportiva, cambio de puertas y ventanas en las aulas, baños y cocina, mejoramiento y construcción de senderos peatonales y zanjas de desagüe, instalación de malla de protección en la cancha, mejoramiento con asfalto de la vía de acceso a la institución, restauración y pintura en general de las paredes interiores y exteriores de las aulas, así como enchape de baños y cocina.