A finales de enero, la tensión aumentó por cuenta de un nuevo y peligroso protagonista en Venezuela: mercenarios. La agencia Reuters reveló que 400 exsoldados rusos llegaron a territorio venezolano en vuelos comerciales. Su misión consistiría en proteger directamente al presidente Nicolás Maduro y garantizar su permanencia en el poder, en medio de la grave crisis que atraviesa. Los 400 mercenarios hacen parte de una compañía conocida como Grupo Wagner, creada hace cinco años por Dmitriy Valeryevich, un exoficial de origen ucraniano que trabajó en el servicio de inteligencia militar (GRU). Su fundador es conocido por su cercanía con el presidente Vladimir Putin, quien incluso lo ha condecorado varias veces. No pocos informes de prensa y de diferentes agencias privadas y estatales repetidamente señalan a Wagner de ser la fachada para esconder las actividades non sanctas de lo que llaman los soldados secretos de Putin. Le recomendamos: Tentáculos del espionaje ruso en América Latina Aunque el Kremlin siempre ha negado tener cualquier relación con ellos y sus actividades, una de las sedes de Wagner está en la base de una brigada de fuerzas especiales del GRU en la región de Krasnodar, al sur de Rusia. Básicamente, los señalan de ser un grupo de mercenarios a sueldo enviados por el Gobierno ruso a diferentes lugares del planeta para defender los intereses de Moscú y sus aliados. Bloomberg estima que en sus filas tienen cerca de 6.000 exsoldados que abandonaron la milicia para ganar sueldos que rondan los 3.000 dólares mensuales. Han prestado sus servicios en algunos de los lugares más convulsionados del mundo. Desde 2015 hacen parte de las fuerzas que apoyan el régimen de Bashar al Asad en Siria. Estuvieron involucrados en polémicas operaciones en Ucrania y Sudán. Además, 150 de sus hombres hacen parte de la guardia de protección de Faustin-Archange Touadéra, presidente de la República Centroafricana, uno de los Estados más pobres de ese continente, donde los rusos tienen intereses mineros. En agosto de 2018, dos periodistas rusos que denunciaron las actividades de Wagner en ese país centroafricano murieron asesinados. En Rusia oficialmente la figura del mercenario está prohibida, y supuestamente combatir en el exterior en estos ejércitos privados contempla penas de cárcel para los ciudadanos. Sin embargo, la realidad fuera de sus fronteras es otra. Le puede interesar: Avangard, el avanzado misil hipersónico con el que Putin amenaza a Estados Unidos En diversas oportunidades Putin ha manifestado públicamente su respaldo a Maduro y su régimen en Venezuela, país al que Rusia le ha prestado miles de millones de dólares. Lo preocupante ahora es que ante el progresivo deterioro del régimen de Maduro y su pérdida de respaldo, el mandatario ruso parecería haber entrado en una etapa que va más allá de los discursos y que, sin duda, es altamente peligrosa. Los exsoldados de Wagner actúan como fuerzas paramilitares. Como son contratistas privados, sus acciones no comprometen oficialmente a ningún Gobierno ni responden ante Estados, ONG u organismos multilaterales. A estos soldados secretos se suma ahora el refuerzo que recibieron con los 100 militares que Putin envió la semana pasada.