Hace unos días, Martha Sepúlveda se robó el foco de atención por su “historia de fe”. En diálogo con Juan David Laverde, periodista de Caracol Noticias, contó que mañana domingo 10 de octubre se convertiría en la primera paciente con un diagnóstico no terminal que tendría la posibilidad de acceder a la eutanasia en Colombia.
La Corte Constitucional había ampliado el derecho a una muerte digna a pacientes no terminales, como Sepúlveda, el 23 de julio y ella no perdió el tiempo: cuatro días después ella le pidió a la EPS Sura que le aplicara el procedimiento. No mucho después, el 6 de agosto, tuvo una respuesta afirmativa y por eso ella misma fijó el 31 de octubre como el día en que moriría. Sin embargo, lo redefinió, pensando que ya era suficiente. Entonces, decidió que el 10 de octubre sería el indicado.
Sin embargo, este sábado 9 de octubre el Comité Científico Interdisciplinario de la IPS Incodol (Instituto Colombiano del Dolor), encargada de realizar el procedimiento de eutanasia, definió de manera unánime que el caso de Martha Liria Sepúlveda no cumple con el criterio necesario para llevar a cabo el procedimiento, por lo que informó que este no se realizará el próximo domingo como estaba previsto.
“Según reunión del 8 de octubre del presente año, en la cual se revisó y analizó de nuevo de forma amplia y suficiente la solicitud, concluyó de manera unánime cancelar el procedimiento a morir con dignidad a través de eutanasia, programado para el día 10 de octubre de 2021″, señaló la IPS a través de un comunicado.
La mujer de 51 años contó en Caracol que sabía que moriría este domingo y sonreía por ello, “como si la muerte no la acechara a la vuelta de la esquina”. Su historia de tres años con la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) la inmovilizó tanto “que apenas puede caminar”, agregó el medio.
La ELA se trata de una patología de las neuronas en el cerebro, el tronco cerebral y la médula espinal que controlan el movimiento de los músculos voluntarios, y que afecta a cinco personas de cada 100.000 en el mundo.
Por eso recibir la eutanasia es un bálsamo para ella. “Soy de buenas, tengo buena suerte. Y, como le digo, estoy más tranquila desde que me autorizaron el procedimiento: me río más, duermo más tranquila”, le dijo la mujer a ese canal.
Aunque el medio reseñó que Sepúlveda “no parece enferma”, las consecuencias de la enfermedad que padece desde hace tres años, según ella, “se volvieron insoportables a finales de 2020 cuando sus piernas dejaron de responderle”.
Aunque la mujer es “católica, apostólica y romana, no ve una contradicción entre la eutanasia y ese mandato del mundo cristiano que reza que el único dueño de la vida es Dios”, afirmó el medio.
Incluso contó que su decisión ha sido difícil para su familia, pero ella se siente lo suficientemente tranquila consigo misma como para llevarlo de la mejor manera. Le dijo al medio que le dijo a su mamá que ella estaba sufriendo y que Dios no quiere ver sufrir a sus hijos. “Yo estoy sufriendo, literalmente”, contó.
Y como para Martha “la vida no tiene sentido si el dolor aturde tanto”, “con mi mamá el tema ha sido más difícil, obviamente, pero yo pienso que en el fondo también lo entiende [...] Ella no lo haría [el procedimiento], tiene 83 años, está muy lúcida, pero yo pienso que es por el tema religioso que ella piensa de esa forma”, agregó.
Afirmó también que eso mismo se los ha dicho a algunos sacerdotes con los que ha hablado, incluido el que la confesó hace unas semanas, pero que por asuntos eclesiásticos no pudo aplicarle los santos óleos.
A la pregunta del periodista Juan David Laverde acerca de qué le preguntan los curas, Sepúlveda responde: “Pues que les cuente por qué, cierto, y la respuesta es la misma: porque estoy sufriendo, porque creo en un Dios que no quiere verme así. De hecho, para mí esto lo está permitiendo Dios, así lo veo yo, si me quiere no quiere verme en esta condición”.
Y ante la inquietud de si tener la certeza sobre su muerte le brinda tranquilidad, responde: “Sí, mucha, mucha. Obvio que si no estuviera con este diagnóstico, pues si me fuera a morir el 10 no estuviera tranquila, pero ya uno con una Esclerosis Lateral en el estado que la tengo ya lo mejor que me puede pasar es descansar. Y para mí la muerte es un descanso”, cuenta.
“¿Por qué escogió un domingo para irse y por qué a las 7 de la mañana?”, le preguntó Laverde, ante lo cual Martha le dijo: “Como el domingo siempre vamos a la iglesia –contesta–, a la misa, entonces escogí que fuera un domingo. Desde el primer momento quise como que fuera un domingo. Hablo del procedimiento, la cremación, la entrega de las cenizas y la eucaristía que se haga el mismo día. Que no haya una sala de velación. Me parece que eso alarga el sufrimiento de las personas”.
“Yo sé que el dueño de la vida es Dios, sí, o sea, nada se mueve sin la voluntad de él, pero creo que él está permitiendo esto, él me está premiando a mí de cierta forma porque no voy a estar postrada en una cama [...] Cobarde seré, pero no quiero sufrir más, estoy cansada. Estoy literalmente sin fuerzas. Luchar qué. ¿Luchar? Lucho por descansar más bien”, aseguró en medio de risas.
El único hijo de Martha Sepúlveda, Federico Redondo Sepúlveda, es su acompañante fiel en este proceso. Tiene 22 años y estudia de derecho. Ella dice que la respuesta de su hijo es “un acto de amor”. “Mami yo la apoyo”, cuenta ella que él le dijo. “YO lo miro como que me ama tanto que no me quiere ver así. Es lo mismo que digo: Dios me quiere tanto que no me quiere ver aquí otra vez caída y vuelta nada porque es difícil”, relató Martha.
Lo de él es una muestra de lo que Martha asegura: “Soltar también es amar [...] Cómo mi hijo va a preferir tenerme ahí tirada a que yo descanse. Egoísmo total. Aferrarse a que mi mamá sufra. ¡Vaya forma de querer!”, finalizó.