La renuncia de Alicia Arango despertó los rumores de cambio de gabinete en el Gobierno de Iván Duque. Lo primero que se ha dicho es que María Paula Correa sería nombrada canciller. Correa, por ahora, sería la más firme candidata a sucederlo. La jefe de gabinete de la Casa de Nariño se ha desempeñado en cargos diplomáticos en el pasado, en la misión de Colombia en Nueva York y tuvo una posición importante en el centro de pensamiento Concordia. En los meses en Palacio, ella ha sido la encargada de manejar la agenda del presidente y en especial el relacionamiento del primer mandatario con otros jefes de Estado de la región. Aunque su nombre está en el sonajero para ese puesto desde hace meses, la decisión no es fácil, pues ella es la mujer fuerte de la Presidencia y tiene un gran número de responsabilidades. Por otro lado, el presidente Sebastián Piñera de Chile le ofreció vincularse a su Gobierno.
Con 37 años, esta mujer se ha consolidado como la sombra del presidente y ha sido ascendida gradualmente de cargo desde que comenzó el Gobierno. Se inició como secretaria privada, luego se desempeñó simultáneamente en este puesto y en la Secretaría General y ahora ejerce como jefe del gabinete. De su hoja de vida previa sobresale que acompañó la carrera presidencial de Andrés Pastrana, cuando recién ajustaba los 16 años, y posteriormente respaldó a Álvaro Uribe en 2002. Además, la renuncia de Alicia Arango este viernes dejó otro cargo en este sonajero: el Ministerio del Interior. Se trata de una de las carteras más díficiles, pero también con mayor poder en el gabinete, el encargado de manejar las relaciones con el Congreso y de empujar allí los proyectos más importantes del gobierno.
La salida de Arango es un golpe fuerte para la Casa de Nariño pues se trata de una de las personas más cercanas al presidente, pero también al expresidente Uribe. Abandona su cargo como ministra del Interior y será nombrada pronto como embajadora de Colombia ante la ONU en Ginebra, Suiza. Para la funcionaria, esta salida sería muy buena en términos personales pues allí vive su hermana. Hasta ahora, se había dicho que se nombraría en ese cargo al saliente defensor del pueblo, Carlos Alfonso Negret. Por ahora, se dice también que a la actual embajadora le ofrecieron un traslado a Jamaica. Durante su gestión, la cartagenera fue criticada por la oposición por la reducida actuación del gobierno respecto al asesinato de líderes sociales, ambientales y las masacres que enlutaron al país en varias regiones del país. Una de sus más polémicas declaraciones fue cuando dijo: "Mueren más personas por robo de celulares que por ser defensores de derechos humanos". Frase de la que no se retractó, porque aseguró que el país no podía mirar las problemáticas de un solo sector social.
Arango pasó 17 meses al frente del Ministerio de Trabajo para luego saltar al Ministerio del Interior en enero de 2020. Allí, tenía como tarea recuperar la gobernabilidad y pasar reformas claves, pero impopulares. Esa misión es la que recibirá su sucesor a mitad de mandato del actual Gobierno que pasa por un difícil momento respecto a la aceptación de la población. La última encuesta Invamer mostró que el país desaprueba la gestión del Iván Duque con un 55 por ciento, resultado, en parte, de la crisis social y económica causada por el coronavirus. Para estar al frente de MinInterior suenan, por ahora, dos personas. El primero es Miguel Uribe, el excandidato del Centro Democrático para la Alcaldía de Bogotá en la que ganó Claudia López y quien ha criticado su gestión, principalmente, sobre la reactivación económica de la capital durante la cuarentena.
El segundo candidato sería Daniel Palacios, el viceministro de relaciones políticas del Ministerio del Interior, que se recuperó hace poco de su contagio de covid-19 y que es politólogo de profesión. Al igual que el excandidato a la alcaldía, es abanderado del uribismo, ya que fue asesor privado del expresidente Uribe y trabajó como jefe de gabinete del programa Colombia Joven. Por último, se sabe que Carlos Holmes Trujillo estaría pensando en retirarse de cara a no quedar inhabilitado para la carrera presidencial. Eso tendría que suceder máximo en marzo del año entrante.