La región de La Mojana es un área ubicada en el Caribe colombiano, que abarca 11 municipios de los departamentos de Sucre, Bolívar, Córdoba y Antioquia. Es uno de los territorios más complejos del país por su vulnerabilidad a los cambios climáticos e hídricos, pues recoge las aguas de los tres principales ríos de la zona Andina de Colombia, el Magdalena, el Cauca y el San Jorge, y está compuesto por múltiples ciénagas, caños, meandros, zapales y bosques inundables.

La región es habitada por cerca de 405.625 personas, de las cuales el 83,8 por ciento es considerada como pobre. Así mismo, el conflicto armado ha impactado negativamente la gobernabilidad local y ha atrasado el desarrollo de las comunidades.

Los diversos estudios que se han realizado en este territorio han demostrado que tiene limitantes en el uso de sus tierras debido a los altos riesgos ambientales.

Cada año, los estragos de las torrenciales lluvias se evidencian en sus habitantes. Los pobladores llenan costales de arroz vacíos con tierra y fango para construir murallas artesanales en las puertas de sus casas, con la esperanza de que sirvan como muro de contención ante los estragos de la naturaleza.

Debido a la erosión del sector conocido como Cara de Gato, en San Jacinto, departamento de Bolívar, el caudal del río Cauca toca unas 480.000 hectáreas de tierra, con miles de cultivos de arroz, maíz, ñame y yuca, entre otros elementos de pancoger. Un rompimiento de la banca en este sector de la región ocasionaría que cerca de 200.000 personas perdieran sus hogares.

Según el Comité para la Defensa de la Región Mojana (Codemojana), se calcula que para 2020, y como consecuencia de la oleada invernal, las pérdidas serían mayores que las de hace una década, ocasionado un colapso en la economía regional debido al daño en las vías y la pérdida de productos agrícolas, ganado e infraestructura, que dejarían en la extrema pobreza a más de 80.000 familias.

Según el Dane, para 2015 el Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) en la región rondaba el 69,84 por ciento, muy por encima de la media nacional y departamental, con 37,2 por ciento y 54,86 por ciento, respectivamente.

Lo anterior deja entrever a una comunidad en condiciones de pobreza y con carencia de vías, conectividad y cobertura de telefonía móvil. Además, con problemas a la hora de acceder a servicios públicos, viviendas de calidad y educación.

La comunidad le hace un llamado al Gobierno para que cumpla las promesas que por años ha escuchado, y así ellos puedan tener un presente y un futuro prósperos, donde puedan dormir con tranquilidad sin temor a perderlo todo.

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